Fue uno de los afortunados de hace 15 años en la lotería de Navidad. Pero él ni se había enterado de que tenía un décimo premiado con 400.000 euros con tres compañeros más. Fue un buen amigo suyo el que le dio la noticia por teléfono. Recibió 75.000 euros
19 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El próximo jueves, España entera estará pendiente del sorteo de la lotería de Navidad. Es el día en el que todo el mundo comparte el mismo sueño: que toque el gordo. Por este motivo resulta una jornada muy especial en cada rincón del país. Se vive con mucha emoción y deja momentos para la historia, pues por un lado, nadie cuenta en realidad con ser el o la afortunada con los 400.000 euros por décimo y, toda vez que sucede, te cambia la vida para bien.
Este 22 de diciembre se cumplen quince años de la primera y última gran lluvia de millones en Carballo. Fue en el 2007, cuando ni apenas eran las 11 de la mañana, el instante en el que salió del bombo el 06381, un número feo y bajo, así lo acuñaron muchos, pero que a 600 kilómetros por la A-6 despertó la alegría de los vecinos de Bergantiños. Ciento cincuenta décimos vendidos en la administración número 3 y en el bar Arco Iris, o lo que es lo mismo, 45 millones de euros por aquel entonces (ahora son más, aunque con un impuesto del 20 %), desataron el fervor en las calles de la capital, sobre todo, pero también en los alrededores.
Por la calle, pero en el concello limítrofe de Malpica, caminaba precisamente Fernando Couto García, gerente de la asesoría e inmobiliaria Asfeco, en el propio municipio malpicán, del que es natural, cuando los niños de San Ildefonso cantaron las cinco cifras más deseadas. Tenía, por aquel entonces, 47 años. El teléfono sonó. «My friend! My friend! My friend! Tocounos o gordo!», cuenta ahora a sus 62. Un buen amigo le daba la noticia. Él y otros tres compañeros habían sido agraciados con el pellizco más grande de la lotería navideña. «Dei media volta e fun ao servizo dun bar. Tiña varios décimos gardados nun sobre e unha vez dentro, comprobei que así era. Saín do baño e estaban dando o sorteo na televisión. Quedei mirando para o décimo, era idéntico. Flotei. Foi un momento máxico. Non pensei no diñeiro que me acababa de tocar, senón en que era un dos afortunados do gordo, un soño cumprido despois de tantos anos buscándoo. Sempre me gustou a lotaría de Nadal», explica aún emocionado al recordar ese instante que para él fue lo mejor de la experiencia. A partir de ahí, empezaron las anécdotas, una tras otra.
«Un veciño que estaba no bar díxome se podía levar o décimo fóra para ensinalo, e así foi». Vino de vuelta. Era de confianza. Otros, en su caso, no lo soltarían ni de broma. Fernando no ocultó lo sucedido ante los presentes. Tampoco hizo una fiesta, pero disfrutó del momento, como debe ser. Eso sí, tras los primeros abrazos puso rumbo a su negocio, a escasos metros, para llevar a cabo el que era su cometido inicial en la mañana de ese sábado: abrir la gestoría como buen empresario. «Empezou a soar o teléfono coa nova e pola tarde xa quedamos os catro amigos para celebralo. Un deles traballaba nun banco, e fomos depositar o décimo alí», relata.
La historia fue así, pero pudo haber sido de otro modo. De varios, de hecho. Couto García lleva a cabo desde hace ya mucho tiempo una costumbre la víspera del sorteo de la lotería de Navidad. «Percorro as administracións, sobre todo de Carballo, collendo números soltos, os que quedan, que meto nun sobre para despois compartir cos amigos que queiran. O 21 de decembro do 2007, había máis décimos do 06381, pero aos bos xogadores da lotaría, eu antes xogaba máis que agora, os números que empezan por 0 non nos gustan. Así, pois, de ser doutra maneira, collería dez. Curiosamente, tocou ese», comenta ahora, lamentándose, aunque con humor.
Esa misma jornada, llegó a un local hostelero que suele frecuentar en Malpica y preguntó quién quería compartir los décimos que tenía en el sobre. «Inicialmente, contaba con que iamos ser sete, pero ao final, quedamos catro porque uns xa tiñan moita», cuenta. Pero el boleto también pudo haber sido solo para él, pues juega aparte otros décimos. Sin embargo, es un hombre, como él dice, «da vella escola».
¿Alguna vez pensó qué hubiera sido si ese décimo se lo quedase usted?, le pregunto. «Nunca me arrepentín de compartir o décimo cos amigos, nin sequera se me pasou pola cabeza, porque sempre un che trae un boleto dun sitio e ti dáslle doutro», responde. La fiesta fue épica. «Tardamos 15 días en cobrar. Tempo despois fixemos un cocido na Roda [local de Malpica que ahora ya no existe] para celebralo. Fomos uns 60-70 achegados e pagamos nós, por suposto».
En el 2005, por poco
Con los 75.000 euros que se metió en el bolsillo (impuestos aparte), no hizo nada especial, confiesa: «Tiña un Volvo e sígoo tendo. Tapei buratos. Algunha débeda e algún préstamo que sempre hai. Si que me permitín algún capricho gastronómico, sobre todo. Eu... vivín a festa do gordo». Con eso es con lo que se queda. Pero ojo, que a este malpicán, en el 2005, a punto estuvo ya de tocarle el gordo. Salió del bombo el 20085 y él jugó el 20084. Fernando y muchos vecinos más, ya que es un clásico del bar Ybarra, el mismo bar en el que dos años después se repartió el 06381 entre los cuatro amigos. Fueron 2.000 euros los que ganó. De nuevo, no faltaron las anécdotas, tan típicas en el sorteo navideño: «Eu tiña dous décimos. Un regalárallo a un amigo, que non o quixo porque dixo que nunca lle tocaba. Despois tocáronlle a outro compañeiro».
Siempre hay que tener ilusión, y eso es lo que hace Couto García, aunque dice que a raíz de tocarle una vez el gordo, ya le ha pasado «esa febre»: «Que che toque dúas veces xa é moito máis complicado. Pero non actuamos con raciocinio. Eu agora xogo un pouco menos. Tamén, porque o sorteo xa non é o mesmo, con máis números, o imposto e o prezo. É mellor o euromillón ou a primitiva. Eu fago unha aposta a todo á semana con varias peñas». Pese a ello, no deja de soñar: «Se me toca o gordo este ano, compartiríao coa familia, cambiaría de coche e faría algunha viaxe». ¡Que haya suerte!