Eva Ugarte: «Berto Romero insistió en que cobrásemos lo mismo, él es la excepción»

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La actriz Eva Ugarte estrena «Bajo terapia».
La actriz Eva Ugarte estrena «Bajo terapia». Juan Herrero | EFE

Debutó a los 14 con una zarzuela, triunfó como madre en «Mira lo que has hecho» y acaba de estrenar «Bajo terapia». La confunden con Belén Cuesta, pero su encanto es singular. «Nunca he ido a terapia de pareja, pero alguna vez he tenido ganas...», revela esta fan de Sharon Stone

14 mar 2023 . Actualizado a las 13:25 h.

A los 14 tomó la decisión de ser actriz, tras convertirse en la Pepa por una zarzuela que protagonizó en el cole, Agua, azucarillos y aguardiente. Ella tuvo claro que quería cine y en casa la convencieron de que hiciese otra carrera a la vez. Pero Eva Ugarte (Madrid, 1983) -tan dulce como guerrera, sobria y sensual, todoterreno, camaleónica- sabe que en su caso no hay plan b para ser feliz. «Si no me dedicase a esto, no sería feliz», asegura.

Tras llevarse el éxito como madre en Mira lo que has hecho durante tres temporadas, y en Madres. Amor y vida, sale a la gran pantalla con Bajo terapia, una comedia dirigida por Gerardo Herrero en la que comparte cartel, y consulta, con Alexandra Jiménez, Fele Martínez, Juan Carlos Vellido y Malena Alterio.

—¿Cómo fue la experiencia de llevar al cine esta obra de teatro?

—Estuvimos mes y medio ensayando de una manera intensa. Un rodaje que para los actores fue un placer y un lujo porque toda la energía estaba puesta en la actuación.

—Seis personas, tres parejas, una terapeuta fantasma. ¿Os dejasteis la piel?

—Fue un training intensivo, un rodaje cronológico, con algunos planos secuencia de siete minutos. Y era todo el día esos planos secuencia de siete minutos... ¡Parecíamos máquinas! La cámara era un personaje más, era ese personaje de la psicóloga, que nunca llega a aparecer... Fue un rodaje particular.

—La terapia vive un bum en el audiovisual. ¿La importancia de la salud mental está bajo el foco?

—Sí, y va in crescendo, tanto en España como en el mundo entero. Se está poniendo el foco en la salud física y la mental, en su relación. Esta obra nace de Argentina, de Matías del Federico. Y en Argentina, la primera vez que yo fui, en el 2008, era muy raro decir que no ibas a terapia.

—¿En España es aún tabú?

—Igual sigue siendo un tabú con las generaciones más antiguas, pero siento que las nuevas hablan de ello con naturalidad. Además, hay tipos diferentes de terapia. Eso es positivo y el audiovisual nace, bebe y come de las relaciones humanas, de los sentimientos, de las emociones... La terapia da mucho juego para sanar cosas.

—¿Hacer cine es terapéutico?

—Sí. Yo cuando decidí que iba a ser actriz, de pequeñita, no lo sentía tanto. Hasta que una vez se lo oí a un médico: «Vuestra profesión es muy sanadora». Y a medida que la voy transitando lo siento así. Mi profesión me permite investigarme y experimentar cosas que no experimentaría como Eva. Te metes en la historia, y de alguna manera el cerebro lo vive igual que si fuese real... El cine tiene una vía de expresión muy fuerte a nivel emocional. Cuando estoy trabajando, llego a casa como quien viene del gimnasio.

—¿Has ido a terapia de pareja?

—La terapia es necesaria, pero cada uno tiene que buscar la suya. Yo no he hecho terapia de pareja, pero a veces sí me han entrado ganas... A veces la pareja no ha querido y al final se ha acabado rompiendo. Uno sabe que cuando va a terapia van a salir los trapos sucios... Y no estamos dispuestos a enfrentarnos a la verdad. Ir a terapia es ser valiente. Me pasé mucho tiempo sin estar bien, pero cuando uno se respeta en su vulnerabilidad, la acepta y la abraza, se vuelve más fuerte.

—Y hoy la sensibilidad va teniendo más aceptación, mejor prensa, ¿no?

—Sí, incluso en los deportes. Fíjate el año pasado con el partido de Federer y Nadal, qué bonito, los dos llorando.

—¿Te pasó lo que a Carla en «Bajo terapia», llegar con un novio a una agencia de viajes y salir de allí con otro?

—No, ¡nunca he ido a una agencia de viajes! Soy muy aventurera y me gusta crearme mi propia aventura. Pero me he enamorado de otro estando con uno...

—¿Qué valoras más en una pareja?

—Confiar, que parece fácil y no lo es, valoro el respeto y el crecimiento mutuo. Una pareja que sume, donde la libertad sea principio y final. Lo más interesante de una pareja para mí es la construcción. No creo que sea más fácil estar en pareja que estar solo. Valoro el equipo en la pareja. Hay parejas que se disfrazan de humor fuera y al llegar a casa cada uno en una cama...

—¿No te gusta el postureo de pareja?

—No me gusta el postureo en general. Cuando hay mucho postureo, te esconden algo que no quieren que veas.

—¿Cuándo decidiste ser actriz?

—Yo siempre jugaba a hacer coreografías y tuve la suerte de que en mi colegio se daba importancia a una asignatura que se llamaba Dramatización. A los 14 o 15 años se hacía una obra de teatro importante. Me cogieron para ser la protagonista de una zarzuela, cantaba en playback, hay que decirlo... Fue una etapa muy buena, estaba radiante. Y una mañana me desperté y dije: «Esto no es un juego». No tuve duda. La decisión la tomé a los 14.

—¿Cómo se lo tomaron en casa?

—Bien. En mi casa lo aceptaron, pero pidieron que también estudiase una carrera. Así que estudiaba Interpretación por la mañana y por la tarde Publicidad y Relaciones Públicas. Con el tiempo he agradecido la insistencia de mis padres. Porque no se trata solo de ser buena actriz, esto engloba una estructura de márketing, de venta...Tiene que haber un atractivo. Hay que saber en qué uno es peor y en qué es mejor. Cuando una va conociendo sus puntos fuertes, se va haciendo fuerte en lo suyo.

—Nos conquistaste como la madre real de «Mira lo que has hecho». ¿Ese papel marcó un antes y un después?

—Sí, me cambió la perspectiva. Con Mira lo que has hecho me di a conocer ¡y desde ahí no he parado! Fue un papel que disfruté mucho. Con Berto fue un tándem maravilloso. ¡Desde el cásting! Nos preguntaban: «¿Cómo habéis trabajado la química?». Es que no hemos trabajado la química, eso pasa o no pasa. Y eso que yo fui la última en hacer el cásting. Berto y yo cuidamos mucho nuestra relación profesional.

—Pareja equipo es la de Sandra y Berto en «Mira lo que has hecho»...

—¡Sí! Me gusta cuando en la tercera temporada les dicen: «¿Qué pasa, vosotros no tenéis momentos bonitos?». «Sí, pero los guardamos para nosotros». Y de todo lo demás vamos a reírnos... A mí me siguen viniendo muchas madres y muchos padres: «¡Qué desahogo veros!, ¡es la vida misma!».

—Berto Romero decidió sumar vuestros sueldos y dividir el total por la mitad para que cobraseis lo mismo. Un gesto que vale por mil discursos.

—Esto no se hubiera sabido si yo no lo hubiera contado. Berto es una persona con unos principios muy bien colocados. No se contemplaba desde producción, pero él decidió hacerlo así. Es terrible pero sigue siendo la excepción. Fue insistencia suya que cobrásemos lo mismo. Él abrió camino en papeles protagonistas de mujeres en los que no nos limitamos a cuidar la trama del hombre. Ahí Berto fue muy moderno. A mí como actriz me dio mucha oportunidad de crear, de opinar, de cocrear... Eso marca la diferencia.

—Tu papel como madre trajo otros bajo el brazo...

—Mi primer papel importante fue de madre, y muchas te dicen: «¡Cuando ya te empiezan a llegar papeles de madre...!». A mí con ese papel me empezaron a llegar los demás. Yo tengo una gran esperanza en que están cambiando los tornas, en que ya no estamos en eso de «las mujeres a partir de los 40 dejan de tener papeles». Los guionistas antes no querían ver a sus madres, pero nos hemos dado cuenta de que las madres tienen mucho que contar. Las mujeres hemos tenido que ser muy masculinas, muy yang. Yo misma sentí que en un momento me volví una mujer muy masculina, hice artes marciales bestias. A medida que pasa el tiempo, voy conquistando más lo femenino en mí y viviéndolo de una manera natural, más dulce. Se necesita la energía femenina, se necesitan las madres... Se necesita ver que la mujer envejece, que no somos maniquíes... Y veo que al fin estamos en el buen camino.

—Me recuerdas un poco a Belén Cuesta... ¿Soy la primera que te lo dice?

—Nos lo han dicho muchas veces. De hecho, ya decimos que a ver si nos toca hacer de hermanas...

—Curioseando en Instagram, vemos que eres fan de Sharon Stone. 

—Sí, a la Eva terremoto le apasiona; cuando la descubrí pensé: «¡Qué tía! ¡Es una guerrera! La he visto haciendo frente a los retos y las dificultades de su vida, con fuerza y dignidad... Con Audrey Hepburn, es uno de mis referentes.