
Su actitud ha desafiado los peores pronósticos. Le dijeron que tardaría mucho tiempo en moverse, y apenas dos semanas después de la intervención lo consiguió. Su testimonio es un ejemplo de superación
18 sep 2023 . Actualizado a las 12:45 h.Si uno lee una de sus últimas publicaciones en Instagram, donde da gracias por el verano que ha tenido, jamás podría imaginarse por lo que ha pasado esta sevillana de 30 años. Su vida dio un vuelco el pasado mes de julio. Belén es una mujer «bastante deportista», de hacer deporte seis de siete días de la semana, por lo que lo primero que pensó cuando en mayo le empezó a doler el cuello es que se trataba de una contractura, y así se lo corroboraban los fisioterapeutas. También dejó de sentir los dedos de la mano izquierda, pero le dijeron que podía estar relacionado con esa lesión, así que no le dio demasiada importancia y continuó con su vida. El último fin de semana de junio se fue de despedida de soltera a Sancti Petri (Cádiz) y estando allí tuvo que acudir a un centro médico, donde le recetaron un relajante muscular. Dos días después sus padres la llevaron al hospital por la misma causa, y tras hacerle una radiografía, le dieron más de lo mismo. De vuelta a Madrid, donde reside, voló a Londres por trabajo, aunque tuvo que adelantar la vuelta porque no podía con el dolor y presentía que algo no iba bien. Nada más llegar fue con su novio al hospital y le hicieron una resonancia. «Cuando ya estaba metida en el tubo, me sacaron. Me indicaron que tenía que firmar un documento porque me tenían que pinchar contrastes porque habían visto algo. Me entró algo de miedo, pero firmé el papel, y al sacarme me dijeron solo que tenía una lesión y que me iban a dar los resultados ese mismo día», señala Belén, que salió derrumbada de la prueba. Con el informe en la mano, donde se indicaba que tenía una lesión medular de carácter tumoral, y tras consultar a médicos y conocidos, estos le recomendaron acudir al hospital Ramón y Cajal, con gran prestigio en temas de neurocirugía.
Ella pensaba que tenía algo, «pero nada grave». Aun así, avisó a sus padres, que viajaron inmediatamente desde Sevilla. Ese mismo día, el equipo de neurocirugía del centro confirmó que su dolor de cuello era debido a un tumor intramedular «muy grande». «Está dentro de la médula, y no es muy habitual ver este tipo de casos, ni realizar este tipo de operación, que además supone un alto riesgo». «En ese momento dejé de escuchar, me quedé en shock». La operación tenía que ser lo antes posible, por lo que ya se quedó ingresada. Fueron días frenéticos, de muchas pruebas, aunque ella en todo momento mantuvo la mente muy despejada. «Esto me ha pasado a mí, no me voy a preguntar por qué, porque no hay respuesta. Es verdad que soy una persona con bastante fe, y en eso me he apoyado, también en mi familia, amigos....».
La gravedad de la situación obligó a meter con calzador la intervención en la agenda. En las horas previas los médicos fueron muy claros. El tumor estaba en una zona que afectaba tanto al sistema respiratorio, a la movilidad, al control de esfínteres, a la sensibilidad... Era una operación muy complicada, y podía salir bien o no. «Me dijeron que era de vida o muerte, que me podía quedar tetrapléjica, parapléjica o cualquier cosa. En ese momento estaba tranquila. Me dije: ‘Si esto está para mí, y me tiene que pasar, pues me pasará porque me lo han puesto en mi camino, y lo tengo que afrontar con fuerza para darle ánimos a mi familia para sobrellevar esto, porque es muy complicado que metan a tu hija en un quirófano y no sepan muy bien qué es lo que va a pasar. Entré tranquila, estaba convencida de que iba a salir bien», señala.
La operación, que se prolongó durante nueve horas, fue un éxito ya que consiguieron quitarle gran parte del tumor. «Me desperté y no podía moverme. Ya me habían avisado de que eran unos dolores insoportables, porque para llegar a la médula hay que despegar todos los músculos y huesos». Sin embargo, «de la noche a la mañana dejé de moverme, de hacer mis necesidades, de tener una vida normal tres días antes a ser una persona totalmente dependiente». Y a pesar de lo que cuenta Belén, lo que le sucedió fue el mejor de los escenarios posibles.
Un desafío personal
Los médicos siempre le dijeron que las lesiones eran reversibles, pero que sería cuestión de tiempo, de mucho tiempo. Y si el guion de su vida pegó un giró inesperado aquel 8 de julio, ella, su fuerza de voluntad, su manera de encajar y afrontar la situación han superado con creces las expectativas más optimistas de los médicos, a los que agradece el gran trabajo que han hecho. Se puso en marcha, sesiones de fisio, de terapia ocupacional, ejercicios, más ejercicios... A las dos semanas ya se movía, y hace unos días, apenas dos meses después de la intervención, ya consiguió dar sus primeros pasos ella sola, algo que ha sorprendido incluso a los doctores que la siguen, ya que los grandes avances se consiguen entre los tres y los 18 meses después de la operación. «Asumí muy pronto que mi nueva vida era esta, y mi objetivo era recuperarme cuanto antes, y me iba a esforzar muchísimo. Todo el rato intentaba enviar la orden desde mi cerebro a mi cuerpo: ‘Muévete, haz algo a pesar del dolor', que es bastante insoportable. Y con mucha paciencia y todos los días con una sonrisa, porque me sale sola, intento decirme: ‘Esta es mi nueva rutina, mi nueva realidad, tengo que afrontarlo'. Gracias a Dios le ha tocado a una persona como yo, porque creo que tengo la valentía de llevarlo, a lo mejor otra persona se encierra en su enfermedad y no se quiere levantar de la cama», señala Belén, que añade que si algo le ha movido por dentro, es pensar que los límites se los pone cada uno. «Yo siempre he pensado que esto me ha pasado para trascender porque estaba en una época de mi vida que necesitaba un cambio, y esto me ha venido como un golpe, pero la energía la saco de pensar que yo mando sobre mi cuerpo, que tengo la capacidad de hacer lo que quiera. Pensar que era reversible también me daba esperanzas, pero es que, además, yo sabía que dependía de mí», dice a la vez que confiesa que en muchas ocasiones ha sido ella la que ha tenido que animar a los suyos.
Y eso que entre medias tuvo que enfrentarse a lo que para ella ha sido el peor momento de todo el proceso: recibir la noticia de que el tumor era maligno, algo que no contemplaba. «No pensaba que tenía cáncer, yo pensaba que era benigno, y que mi reto iba a ser tener que recuperar la movilidad. Fue un shock ver al médico con el cartelito colgado de oncología. Tuve miedo, pero enseguida pensé que era una parte más del proceso». Esto supuso enfrentarse a tratamientos de quimioterapia y radioterapia, y aunque le advirtieron del cansancio y de los retrocesos que podía experimentar en cuestiones de movilidad, de momento, no ha suspendido una sesión de rehabilitación.
Su caso es único en España, por lo que tiene muy presente que el futuro no está escrito. «O te acojona o lo miras desde otro lado, pues si soy la única y no hay estadísticas, lo mismo se puede curar. Yo pienso que quien quiere vivir vive», señala Belén, que, desde que decidió contar sus progresos en Instagram para informar a todos sus familiares y amigos, ha reclutado a una legión de seguidores anónimos que no pueden dejar de alucinar con su actitud ante la vida. «Todo está en la mente. Todo lo que pensamos lo atraemos, tanto negativamente como al revés». Todavía le queda un largo camino, ella es consciente, no siente las manos ni las plantas de los pies, por lo que andar es tarea complicada, pero su buena condición física juega a su favor.
Como mínimo le quedan unos días de hospital, pero ya nos adelanta que la Belén que entró no será la misma que saldrá. «Yo tomé una decisión el día que entré, me hice dueña de mi vida, me di cuenta de que la vida pasaba por mí, yo estaba dejándome llevar, haciendo los planes que me surgían aunque no me apetecieran o pasaba muchísimas horas delante del ordenador... Cuando entré aquí y la vida me chocó de frente, entendí que la vida es mucho más que eso».
Lo único que se mantiene intacto de su vida anterior son sus planes de pasar por el altar con Emilio, su gran apoyo.