Los Javis: «Yo tengo un punto más salvaje, me lanzaría sin red, menos mal que Javi me frena»

YES

cedida

Se han ganado a la crítica y al público con su último trabajo, «La Mesías», un proyecto muy diferente a todo lo que han hecho y con el que, por fin, ya se han sentido directores de pleno derecho. «Todavía tengo algo del síndrome del impostor arrastrado, pero desde 'Veneno' ya me lo he empezado a creer, y ahora lo he disfrutado», dice Ambrossi

08 feb 2024 . Actualizado a las 18:04 h.

Javier Ambrossi (a la izquierda de la imagen) y Javier Calvo, o Javier Calvo y Javier Ambrossi (van alternando el orden para firmar sus trabajos), aunque también conocidos como Los Javis, un apodo que ellos nunca han utilizado y al que ya le están empezando a «coger cariño», son muy diferentes y a la vez complementarios, tienen en el otro el contrapunto necesario que les hace brillar en pareja. Les costó sentirse directores, pero ahora creen que es el camino que tienen que seguir, sobre todo, viendo el éxito que está teniendo La Mesías, la serie de Movistar Plus+, en la que ambos han volcado mucho de sus vidas, aunque no lo parezca.

 —«Obra maestra», «los nuevos Almodóvar», «la serie del año»... ¿Qué se siente ahí arriba?

Javi Ambrossi. Tampoco tengo mucha consciencia de todo lo que ha pasado, porque como hemos estado trabajando sin parar... Es como cuando estás con alguien, y como lo ves todos los días, no ves que envejece. O tú mismo cuando te miras al espejo. Lo veo tan de cerca que no creo que haya cambiado nada, pero cuando lo ves de lejos dices: «Guau, menuda locura». Ha sido fuerte.

 Javi Calvo. Cansancio y satisfacción de haber conseguido el trabajo, de haber llegado a nuestros objetivos y de que a la gente le haya gustado. Han sido tres años de mucho esfuerzo y de mucha presión y preguntándonos si valdría la pena. Y sí, valió.

 —¿Supone más presión de cara a lo siguiente que hagáis?

Javi Ambrossi. No lo siento así, no lo siento como si hubiera más presión, lo que sí, igual, más responsabilidad, porque te ve más gente, la gente se espera cosas de ti… Pero te diré que cuando uno se sienta a escribir, por lo menos nosotros, somos conscientes de lo que queremos hacer. Cuando veo que algo funciona, me tiro para delante, aunque haya presión o gente que lo espera o pueda haber cierta responsabilidad, intento tirar para delante si veo que la historia va a funcionar. Cuando volvamos a sentir que hay una historia potente, la seguiremos aunque no sea lo que la gente se espera. La Mesías es muy diferente a lo que hicimos anteriormente, y también ha funcionado muy bien, incluso con el mismo público que Paquita Salas, Veneno o La Llamada.

 —Tu intuición es para fiarse hasta del número de la lotería.

Javi Ambrossi. [Risas]. De momento, eso no me ha tocado, soy más de bingo. Bingo que voy, bingo que toca. No sé si es tanto intuición, como que le tengo mucho respeto a las historias, y si una no me motiva, no la puedo escribir. Tiene que ver con que yo no tengo de formación ser guionista o director, solo puedo tirar de la intuición y de lo que me transmite una historia. Es mi arma más práctica: esto me gusta, esto lo veo, lo visualizo, sé que lo voy a hacer bien, y voy para delante. De hecho, con todo lo que pasó con Veneno en Estados Unidos, hemos tenido que decir que no a muchísimas cosas enormes constantemente, y cualquier otra persona a lo mejor diría: «Venga, me lanzo». Pero no. Tenemos muy claro lo que queremos y lo que no queremos hacer, y esto ayuda mucho a tener la intuición desarrollada, porque no te queda otra. Si me lanzo a una historia que no creo, no la voy a hacer bien, necesito habérmela imaginado entera en mi cabeza.

 —En este mundo de «streaming», de consumo rápido, de maratones… «La Mesías» es una serie para digerir por capítulos.

Javier Ambrossi. Teníamos claro que queríamos hacer una serie que fuera un poco la antiserie: que respetara al espectador. Creo que llega un momento en que todos sabemos cuándo se está acabando un capítulo, cuándo viene la música, cómo está editado, cómo es el giro final, dónde está el secreto… Hemos visto tanto contenido que ya nos lo sabemos. Queríamos hacer justo lo contrario, una serie que no siguiera las normas de la ficción de maratón. Una serie más artística, más personal, más libre, de la duración que nos diera la gana, de estilo como nos diera la gana… Algo que no siguiera las normas de lo que se está haciendo ahora, que cogiera al espectador y le planteara un juego nuevo. Tú ves los primeros capítulos y necesitas tiempo, calma, entrar, conectar… No es «ah, bueno, ya me queda claro todo, ahora me siento».

 — En «La Mesías» hay mucho de vuestras vidas. ¿Habéis sanado muchas heridas?

Javi Ambrossi. Sí, yo he intentado volcar muchas cosas, por ejemplo, mis padres eran adolescentes cuando yo nací, sentir que eres pequeño y que tus padres van haciendo lo que pueden, o también las dificultades que puedes tener con una hermana con la que has compartido traumas… Un montón de cosas que tenía pendientes, y sí que te sana. Realmente, cuando lo pones fuera es como si se quedara en el set. Es algo catártico, es casi como cuando en terapia haces el ejercicio de la silla vacía y le cuentas todo, solo ponerlo fuera ya te ayuda: primero, le pones palabras, y segundo, lo comprendes mejor. Es muy sanador.

 —He leído que ha dicho Javi Calvo: «El objetivo es desaparecer de la tele a largo plazo». Explicadme.

Javi Ambrossi. Que te lo cuente él, pero creo que lo que quiere decir es que cada vez nos vamos dando más cuenta de que realmente conectamos mucho con la gente desde la escritura y la dirección, él cree que su verdadera misión, vocación, lo que le hace feliz es dirigir.

Javi Calvo. Me refería a que el objetivo es hacer cine, dirigir, que es lo que más nos gusta y nos apasiona. Y más que desaparecer, hacer menos televisión, para poder tener más tiempo para hacer más cine.

 —¿Pero no buscáis el anonimato, no?

Javi Calvo. No, nos lo hemos pasado superbién haciendo televisión, pero La Mesías nos ha hecho ver que tenemos un buen futuro como cineastas, y es lo que más nos gusta explorar.

 —¿Te ha traído ya a Galicia?

Javi Calvo. He ido con La Llamada a Coruña, pero de ocio no he ido. Cuando él va a Canido (Vigo), yo voy a Murcia a ver a mi familia, es como Tú a Boston y yo a California. Pero esa vez en Coruña nos los pasamos muy bien en el pub Backstage.

 —¿Os molesta esto de Los Javis?

Javi Calvo. Nooo, si me molestara imagínate, llevo 13 años… Es un término que se ha hecho solo, que lo ha hecho la gente, pero yo creo que es una buena marca.

Javi Ambrossi.Lo que decimos es que no es nuestro nombre artístico, nosotros no hemos firmado nunca así, siempre con nuestro nombre completo. Hubo un momento en que decíamos: «Madre mía, ya te has convertido en Los Javis», pero ahora ya me empieza a dar igual, hasta le empiezo a coger cariño.

"Cuando fui a Coruña me lo pasé superbién en el Backstage”

 —Cuentas que cuando tú eras niño, también te despertabas, como les pasa a Irene y Enric en la ficción, y había fiestas en casa. Precisamente, en esa escena tu padre hace de extra, ¿no?

Javi Ambrossi. En toda la serie sale mi padre, el de Javi, mi madre, la madre de Javi… un montón de amigos. Si te vas fijando, sale muchísima gente de nuestro entorno, pero en todas las cosas que hacemos, porque para nosotros es superimportante la familia, los amigos, y crear en comunidad. Esta escena fue superchula, porque tenía ahí a mi padre, y cuando terminó me dijo: «Si alguna vez de pequeño sufriste, te pido perdón». Como que él viéndolo desde fuera, como figurante, pensó: «A lo mejor en algún momento algo de lo que yo he hecho le ha afectado». Me dio un abrazo y fue precioso. Yo es que a mi padre lo adoro. Fue un momento de unión muy bonito.

 —Sin desmerecer a Roger o a Albert Pla, las actrices hacen papelones. ¿Se os da mejor dirigir a las mujeres?

Javier Ambrossi. No lo sé, yo creo que es más costumbre. Albert Pla o Roger son papelazos los dos, pero a lo mejor por costumbre, como hemos trabajado diez años en el teatro, en La Llamada, y han pasado por ahí actrices de todos los perfiles y de todos los tipos, hemos cogido más hábito. En Paquita o en Veneno también la gran mayoría son papeles femeninos. Yo creo que es costumbre, y que nosotros tuvimos más relación cuando éramos más pequeños con el universo femenino, puede ser. Pero me doy cuenta de que haciendo La Mesías he desbloqueado esa parte de que tengo igual de maña para dirigir actores. Con Ruger, con Albert, con Biel o con Bruno… Los actores destacan exactamente igual, pero sí que hay algo especial en la conexión que podemos tener, yo con mi hermana [Macarena García] evidentemente, o con Lola Dueñas, o Ana Rujas o Carmen Machi.

 —Vuestro lema de «lo hacemos y ya vemos», lo que vemos es que cada vez es un paso más hacia delante. ¿Quién es más arriesgado de los dos?

Javi Ambrossi. Uy, yo creo que yo soy más de lanzarme en general, lo que pasa es que menos mal que está Javi, porque yo a veces digo: «Me lanzaría a cosas sin red». Yo soy el más cafre de los dos, el que le va tirando hacia delante en un montón de decisiones, afortunadamente, está él para frenar, tiene mucho criterio y un gusto muy claro de adónde quiere llegar, y yo a veces soy más disperso, y digo: «Vamos a hacer esto, total». Igual tengo un punto más salvaje.

 —¿Ahora ya sí sois directores o qué hace falta para que os lo creáis?

Javi Ambrossi. Sí, sí, en Veneno yo tuve un momento revelación en el rodaje en el que sentí que sí. Después el éxito de Veneno me ha reafirmado un montón, ver cómo ha gustado en todo el mundo me colocó en otro lugar, y ya durante el proceso de La Mesías lo he disfrutado muchísimo. Ahora sí me siento director, siento que es nuestro camino, y estoy supercontento de haberlo encontrado. Y no solo director, me gusta mucho escribir, producir, el concepto creador creo que es lo que más nos define. Aunque tengo mucho síndrome del impostor de siempre, arrastrado, ahora lo veo claro, es como que con La Mesías, y viendo los ojos de la gente cuando se te acerca, lo veo, veo que tenemos que seguir por ahí.

 —¿Marcáis mucho al actor /actriz o le dejáis margen de maniobra?

Javi Ambrossi. Depende de la escena y del papel. Es una mezcla, intentamos ser bastante claros con lo que queremos, pero consideramos que los actores y las actrices son artistas. Intentemos tener mucho debate durante los ensayos, ver cómo funciona cada una de las personas, hay gente a la que le gusta más improvisar, y otra que necesita que le digas exactamente lo que quieres, si no, no funciona; es diferente trabajar con niños adolescentes que con gente que lleva toda la vida. Yo creo que es mitad-mitad. Hay ensayos en los que escuchamos mucho y hablamos mucho de los personajes, del estilo, del rollo, ponemos pelis de referencia, este estilo de interpretación… Lo que más hago en los ensayos es conocer a los actores y actrices, y saber cómo quieren trabajar y conectar con el personaje y, a partir de ahí, intentamos encontrar cómo encaja en lo que queremos hacer nosotros.

 —Es un trabajo conjunto.

Javi Ambrossi. Sí, tiene cosas más rígidas, porque hay aspectos que ves muy claros como director que no puedes perder, pero hay una parte muy importante de respeto a la creación que hacen ellas. Eso lo estamos encontrando muy bien, las escenas tienen mucha verdad y naturalidad, pero tienen momentos técnicos muy precisos. No todo puede ser improvisación. Intentamos hacer una mezcla, llegar a un acuerdo. Las niñas no tenían guion, hemos trabajado con ellas desde la improvisación, en cambio, el capítulo seis [con Carmen Machi] es puro guion. Lo montamos casi como una obra de teatro, es todo texto tal cual, punto por punto. Realmente, vamos fluyendo con lo que va pidiendo cada set, cada plano incluso, y cada propio actor.

 —La religión, la fe, o el rollo místico está de fondo en varios de vuestros trabajos. ¿Cuál es vuestra relación con la religión?

Javi Calvo. Yo no tuve mucha, más allá de los santos a los que rezaba mi abuela o mi madre, a san Cucufato, no tengo mucha relación con la fe, por eso me parece interesante explorarla y estudiarla, pero Javi sí…

Javi Ambrossi. Yo sí fui a un cole del Opus, y tengo bastante familia que es creyente, yo creo que me viene por ahí, siempre me ha intrigado que médicos o científicos, gente inteligentísima, tengan una fe ciega, y es algo que siempre me he preguntado, porque, claro, yo no tengo nada, y me llama mucho la atención. La fe nos ha valido para hablar metafóricamente de la idea de creer, que es lo que realmente nos gusta, hablar de las creencias, de esa parte espiritual, pero nada con la religión. La Mesías habla claramente de un respeto a todas las creencias, y ahonda más en eso, en cómo intentamos llenar el vacío de nuestra vida con creencias, que es algo que nos pasa a todos, creencias de todo tipo, no solo religiosas. Hacer películas es otra manera de creer en algo; o tener una familia; o juntarte con tus amigos un fin de semana para hacer una fiesta… Realmente estamos más conectados con las creencias que con la parte religiosa a la hora de crear.

 —Decís que es la serie más LGTBI sin tener personajes como tal…

Javi Calvo. Más que sea nuestra serie más LGTBI, es una serie que habla de nosotros, aunque no lo parezca, habla de estar encerrado, de sentir que no hay un lugar más allá del mundo que te rodea, que no te entienden, y que a veces una película, una novela, o una canción te abre una ventana y te ayuda a escapar porque te hace entender que hay mundo más allá de lo que te han enseñado.

 — En eso de crecer encerrado, de sentirse señalado, ahí os sentís los dos identificados.

Javi Calvo. Claro, como adolescentes LGTBI es algo universal.

Javi Ambrossi. Yo creo que los dos, aunque somos de diferente generación, hemos experimentado eso, lo que es crecer pensando: «Uy, que nadie sepa lo que yo siento».

 — A día de hoy sois libres creando, ¿os imagináis que esto pudiera no ser así?

Javi Ambrossi. Por eso somos muy cuidadosos al decir sí o no a las cosas, porque para nosotros es muy importante ser libre. No me imagino cómo sería si no fuera así. No me puedo imaginar que tú escribas algo y que de repente te digan que lo tienes que hacer de esta manera. Nunca nos ha pasado, y nosotros somos muy claros a la hora de empezar un proyecto con las plataformas, con los compañeros de los departamentos, y con todo el mundo… Para nosotros, lo principal es que los proyectos respeten al autor. Ya avisamos desde el principio, si esto no va a ser así, paremos o elijamos otro proyecto. Es importante porque no somos directores o guionistas de formación, solo podemos guiarnos por nuestra voz interior, y en el momento que empezamos a dudar, a pensar por qué haces las cosas, cuando empieza la rallada, es el momento en que el proyecto puede empezar a estar hipotecado.

 —No me digáis que todo fluye, encaja y que estáis de acuerdo en todo. Habrá veces en que uno lo vea blanco y otro negro.

Javi Ambrossi. Realmente somos muy diferentes, pero nos hemos acostumbrado a trabajar juntos desde hace muchos años ya, 10-12, ya ni sé. Creo que los dos tenemos un respeto profundo hacia el otro, y sabemos dónde el otro brilla. Realmente, cuando hay que tomar una elección de algún tipo, si Javi no lo ve claro, no entramos en ninguna pelea, simplemente, intentamos debatir y comprender si el otro tiene razón. Yo creo que esto es muy bueno, porque muchas veces los directores están muy solos, y muy cerrados en su visión, y se ven lanzados a hacer películas y, cuando la tienen acabada, dicen: «Pues no funcionaba». Como somos dos, constantemente, tenemos mucho debate. En vez de pensar que no estar de acuerdo puede ser algo malo, lo vemos como una oportunidad, tienes una manera de debatir las ideas constantemente.

 —¿Suma?

Javi Ambrossi. Es como un filtro en el que solo pasa la idea buena, y aparte te pone el reto: lo primero que tengo que conseguir con mi idea es convencer a Javi, luego trabajamos sobre ella, después, como somos muy de debatir, con todo el equipo; luego con todas las actrices, somos muy de grupos… Esa idea de comunidad que tenemos al crear lo que hace es que, al final, el espectador vea ideas que han estado muy testeadas. De hecho, cuando tenemos un montaje de un capítulo, hacemos pases: con mi hermana, con Brays [Efe], con Belén Cuesta, con Anna Castillo, con Claudia... Con nuestros amigos, y les animamos a que nos den notas, les obligamos, «decidnos lo que no os gusta».

 — Cuando ya lo vemos el resto es una probabilidad de acierto seguro.

Javi Ambrossi. Hay cosas que luego no tienen marcha atrás, que no puedes volver a rodar, pero sí que intentamos que el espectador vaya a comprender, a sentir, chequeamos mucho todo, y eso empieza en el primer debate que es el que tenemos Javi y yo. Por eso no estar de acuerdo es muy bueno. A veces a los directores, cuando van triunfando, les puede llegar ese momento de endiosamiento que hace que no veas la realidad.

 —¿Os han ofrecido proyectos por separado?

Javi Calvo. Pocos, ¿no? Somos muy diferentes, cada uno tiene sus inquietudes, y cuando tengamos más tiempo estaría bien explorarlas, pero, de momento, yo creo que nos ven muy como pack.

Javi Ambrossi. Javi quiere tener un grupo de punk. Esa será su carrera independiente.

 —Transmitís mucha entrega, mucho curro, y aunque ahora lo tengáis todo a disposición, sabéis lo que ha sido empezar desde abajo.

Javi Calvo. Nos ha ido bien y nos ha ido mal cíclicamente, así que sabemos valorar las cosas, y también somos conscientes de que las cosas ahora te van bien, pero dentro de un minuto te pueden ir mal, así que sabemos que hay que trabajar y aceptar lo que venga.

 — Lo que viene es una cita muy importante en febrero: presentar los Goya con Ana Belén. ¿Dispuestos a hacer historia?

Javi Calvo. Sí, tengo muchas ganas de los Goya, de que la gala sea bonita, de disfrutarla, de hacerle un buen homenaje al cine español y, sobre todo, de sonreírle un poco al niño que fui, que miraba la gala todos los años y soñaba con estar algún día ahí. Y no solo voy a estar, sino que voy a presentarla.

 — Dice Ana Belén que las críticas os las deja para vosotros, que sois más jóvenes, que ella va mayor.

Javi Calvo. Genial, yo por Ana Belén lo que sea. Puedo ser su escudo.

 —¿Estáis preparados para el día siguiente?

Javi Calvo. Hemos tenido tantas alabanzas y tantas críticas a lo largo de nuestra vida, de todo tipo, que uno empieza a entender igual el éxito que el fracaso. Son cosas pasajeras, y ni lo bueno es del todo cierto, ni lo malo es del todo cierto. Son todo opiniones y circunstancias, y ya está. Hay que seguir hacia delante, si las críticas te afectaran no harías nada, sería imposible hacer una serie como La Mesías. Hay que tirarse de cabeza: lo hacemos y ya vemos.

 — Un deseo para el 2024.

Javi Calvo. Descansar, pensar, reflexionar, leer, ver películas y coger fuerzas para la siguiente aventura.

Javi Ambrossi. Llevo varios cumpleaños que solo pido que todo se quede igual.