De enero en O Cebreiro a diciembre en Allariz: una excursión para cada mes del año sin salir de Galicia
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Escogemos doce destinos imprescindibles y te proponemos el mejor momento para disfrutarlos. Destinos en los que se conjugan el paisaje, la naturaleza, la gastronomía, la historia y el arte, ideales para una escapada de fin de semana
24 ene 2024 . Actualizado a las 15:13 h.
Enero: O Cebreiro
La nieve sigue siendo un gran atractivo para los gallegos. En especial para los del litoral, que en muy contadas ocasiones (o ninguna) tienen ocasión de verla caer. En O Cebreiro las nevadas crean un paisaje idílico, con un manto blanco cubriendo la preciosa aldea, sus empedradas callejuelas, los techos de paja de las pallozas y el sobrio —y al tiempo imponente— monasterio de Santa María. Cuando la nevada es copiosa, todo lo que se divisa desde O Cebreiro se tiñe de blanco. Y no es para nada infrecuente que con sus 1.303 metros de altitud, la nieve haga en enero en O Cebreiro acto de aparición.
Febrero: Laza
Si hay un lugar en Galicia en el que el Entroido se vive con verdadera intensidad y respetando aún su genuina esencia y sus más arraigadas tradiciones es en el triángulo que conforman los municipios ourensanos de Laza, Verín y Xinzo. La plaza da Picota de Laza puede ser considerada el epicentro del Entroido más ancestral. En ella se celebran la fariñada y la cabritada (sábado), la farrapada (lunes) y allí hacen de las suyas los icónicos peliqueiros.
Marzo: Termas prexigueiro (Ribadavia)
No tan conocidas —ni tan concurridas— como sus hermanas de la capital ourensana, las termas Prexigueiro son todo un oasis de relax y bienestar rodeado de naturaleza. El complejo termal, de marcada inspiración japonesa, dispone de cinco pozas de agua caliente, dos de agua fría y un spa. El balneario anexo dispone de una variada oferta de tratamientos. El precio de la entrada es de 6,40 euros.
Abril: Fervenza de Vilagocende (A Fonsagrada)
La primavera es el mejor momento del año para visitar cascadas. Las lluvias y el deshielo provocan que el caudal de agua sea abundante y sus saltos espectaculares. Con sus 54 metros de caída vertical, la de Vilagocende es la segunda cascada más alta de Galicia, tras la de Segade, si bien su entorno natural es mucho más salvaje que el de aquella. Se accede desde la LU-721 a través de un hermoso y frondoso sendero de poco más de un kilómetro.
Mayo: Islas Cíes y Ons
Tanto las Cíes como la isla de Ons forman parte del Parque Nacional das Illas Atlánticas, por lo que su acceso es limitado. Es por ello que conviene no esperar al verano —meses de mucha afluencia— para visitar este entorno natural privilegiado. Las Cíes las conforman tres islas, dos de ellas unidas por la espectacular playa de Rodas. Otro punto ineludible son los miradores del monte do Faro y del Alto del Príncipe. Imprescindibles en Ons son la subida al faro y la degustación de pulpo en las típicas tabernas del pueblo.
Junio: Lugo
La ciudad de Lugo tiene atractivos más que acreditados para ser visitada en cualquier momento del año, pero en junio añade además una oferta que la singulariza: la celebración del Arde Lucus. La ciudad se transforma por completo y retorna al Lvcvs Avgvsti de la época romana. Las calles se decoran y el personal se atavía conforme a aquellos tiempos. Durante cuatro jornadas (este año serán el 13, 14, 15 y 16 de junio) y a lo largo prácticamente de todo el día se suceden los desfiles, exhibiciones, espectáculos de animación de calle, teatro, circo y música, al tiempo que se recrean campamentos y mercados.
Julio: O Barbanza
Las Rías Baixas han sufrido un notable incremento de presión turística en los meses centrales del verano. Pero basta con cruzar hacia el litoral norte de la ría de Arousa para que el panorama cambie sensiblemente. Las dos vertientes de la sierra de Barbanza cuentan con destinos tan apetecibles como el parque natural de Corrubedo, la playa y el castro de Baroña (en la foto), el mirador de A Curota, los puertos de Aguiño o de Rianxo, los arenales de Boiro o el casco histórico de Noia.
Agosto: O Barqueiro y Estaca de Bares
Escapando del calor y de las aglomeraciones, pocos lugares resultan tan entrañables y acogedores como el coqueto y colorido pueblo marinero de O Barqueiro, en el límite de las provincias de A Coruña y Lugo. Un paseo por su puerto y disfrutar de un pescado fresco en alguno de sus restaurantes es uno de esos placeres que justifican una jornada que se puede completar con la visita al cercano faro de Estaca de Bares, el punto más septentrional de la península ibérica.
Septiembre: Muxía
El final del verano, antes de que arrecien los vientos y los temporales, es un fantástico momento para visitar la Costa da Morte. El 15 de septiembre se celebra la romería del que quizá es su lugar más emblemático, el santuario da Nosa Señora da Barca, en Muxía. Miles de personas se congregan en torno a la iglesia enclavada en las rocas y abierta al Atlántico para pisar la piedra de abalar o pasar por debajo de la sanadora «pedra dos cadrís».
Octubre: O Grove
La gastronomía es uno de los grandes reclamos de Galicia y, al tiempo, una gran generadora de movimientos de masas. La prueba más evidente de ello es la Festa do Marisco, que desde hace 60 años se celebra en O Grove. Más de 150.000 personas se acercan a la localidad arousana durante la primera quincena de octubre para disfrutar de los más emblemáticos productos de nuestro mar. La paparota se ha de completar con visitas a los muchos lugares de interés de la península grovense.
Noviembre: O Courel
Con el otoño ya bien entrado —incluso es mejor a finales que a principios de mes— la sierra de O Courel alcanza todo su esplendor. Los bosques de caducifolios se tiñen de tonalidades inverosímiles —del granate intenso al amarillo cegador—, conformando un paisaje único e inolvidable. Folgoso do Courel y Seoane son las localidades base desde las que partir para ver este espectáculo natural. La devesa da Rogueira, el hayedo de Fontefermosa o la laguna glaciar de Lucenza son algunos de los destinos más indicados.
Diciembre: Allariz
Aunque lo parezca, las luces y la decoración navideña no son patrimonio exclusivo de la ciudad de Vigo. Es más, son cada vez más las personas que huyen de la aglomeración urbana para refugiarse en el ensoñador paraíso en el que, llegada la Navidad, se convierte el ya de por sí coqueto casco antiguo de Allariz. Cada plaza se convierte en un decorado temático, casi siempre interactivo, y cada calle se ilumina con eficiencia y austeridad resaltando sus elementos arquitectónicos. Una auténtica delicia.