Roberto Brasero, presentador del tiempo: «Mi terror es el anticiclón»

YES

Antena 3 Noticias

Con su particular estilo nos da la previsión para los próximos meses y arroja algo de luz ante la montaña rusa meteorológica en la que estamos sumergidos. «A Galicia le dedicaría los dos minutos que tengo, y aún me quedaría corto», dice

19 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada día, Roberto Brasero (Talavera de la Reina, 1971) se cuela en los hogares justo después del telediario de Antena 3 para darte el parte meteorológico con su particular estilo. El de un periodista que, sin darse cuenta, se apasionó un día por la meteorología. Tan solo dos minutos duran sus piezas, que nunca te dejan indiferente. Pero vayamos a lo que nos interesa, cuándo dejará de llover y si vendrá el calor de una vez por todas.

—En Galicia vivimos mirando al cielo. El mes de mayo no está siendo muy benévolo...

—Remontará. A partir de ahora comenzará una subida de las temperaturas y se parecerá más al mes de mayo que tenemos en la cabeza, mucho más cálido. El año pasado y hace dos, sin ir más lejos, fue de récord, con temperaturas que llegaron a los 40 grados. Algo que no es tan habitual. Y eso también influye para creer que estamos ante un mes de mayo hasta frío, cuando es lo normal. Pero ese mayo cálido está a la vuelta de la esquina. También para Galicia. A partir de la semana que viene hay un ascenso de las temperaturas y la segunda quincena va a ser más cálida que la primera.

—Aquí la montaña rusa térmica y meteorológica viene ya desde abril. Una semana estamos en la playa y a la siguiente, con el plumas...

—Sí, estamos teniendo una primavera clásica. El calentamiento global está desfasando un poco las estaciones, pero esto que estamos teniendo no es un desfase. Al revés, lo habitual es que tengamos cambios bruscos. Ocurre también que venimos de un mes de febrero en el que no hizo frío, incluso hubo altas temperaturas. Y ese desfase de febrero sí que tiene que ver con el cambio climático. Este año nos ha tocado que esos cambios sean más bruscos. El símil de la montaña rusa está muy bien, porque no es que sean subidas y bajadas como cuando vas por la carretera y pasas por algunas cuestas, no. Es que son bajadas de montaña rusa, de diez grados en dos días, y a la semana siguiente, otros diez grados de subida.

—Entonces, ¿es normal?

—A mi juicio, lo que no es tan normal es que se hayan juntado varios episodios en un par de meses. Lo más excepcional es que se han repetido más allá de lo habitual, demasiadas veces, de una semana a otra. Aunque para mí no está mal del todo, porque así tengo algo que contar.

—En Levante hay problemas de sequía, en cambio aquí nos sale musgo por las orejas...

—Sí, pero tenemos la memoria corta, porque también recuerdo que no hace mucho tiempo había sequía en Galicia, con déficit de precipitaciones y embalses muy por debajo de lo habitual, hasta que llegó octubre del año pasado, que se abrió el grifo de la lluvia y ya no se cerró. Ahí encadenamos un mes seguido lloviendo. Porque no siempre llueve en Galicia, eso es un mito. Aunque es verdad que el año pasado nos quitamos la preocupación de un plumazo, porque se cortó de golpe con una racha húmeda que vino a compensar el déficit de lluvia con creces. Y te voy a contar una anécdota sobre eso.

—Cuenta, cuenta...

—Un chico gallego, David Couce, retrató el año pasado el atardecer desde el punto más alto de la ría de Ferrol, Couto do Rei, en Fene. Lo fotografió desde el mismo punto y a la misma hora un día de cada mes y luego compuso un póster con las doce fotos, cada una correspondiente a un mes concreto, para ver cómo el sol se va poniendo por un punto distinto, cómo se va moviendo, gracias a la traslación terrestre, hasta que llega el solsticio y luego vuelve a cambiar. Bueno, pues en el mes de noviembre lo tuvo difícil para encontrar el día y poder fotografiar el sol, porque no se veía. Todo lo había hecho desde el mismo sitio, en el mismo día y a la misma hora, salvo la fotografía de noviembre, que la tuvo que hacer en el día y a la hora que pudo ver el sol, porque era imposible.

—¿Y cómo va a ser el verano en Galicia?

—Normalmente las predicciones estacionales se basan en probabilidades y son de grandes brochazos. La Península suele dividirse en sectores: mitad occidental, mitad oriental... También suele haber temperaturas más altas de la media en el este peninsular, es decir, en el área mediterránea, y en Canarias. Pues para este verano, esa probabilidad abarca a toda España, incluso Galicia. La semana pasada, Copernicus, el servicio climático de la Unión Europea, publicó su previsión estacional para el verano y en esa previsión habla de una probabilidad muy alta, entre el 70 y el 100 %, de que sea un verano con temperaturas más cálidas que la media en gran parte de Europa y en toda España, incluida la comunidad gallega.

—Los gallegos hemos crecido viendo cómo se criticaba en casa al hombre del tiempo porque casi nunca acertaba. Puede estar lloviendo en un sitio, mientras que a 50 kilómetros hace día de playa...

—Tienes toda la razón. Cuando el hombre del tiempo falla es porque no le dedica la atención suficiente a las diferencias que hay en la misma región. En A Mariña lucense puedes tener un tiempo, y en el interior de la provincia, otro completamente distinto. Por no hablarte de la diferencia que puede haber entre Lugo y Pontevedra, o incluso con A Coruña. Nuestro problema es el tiempo del que disponemos en televisión. Tenemos que resumir y damos la previsión de Galicia de un plumazo, porque también hay que hablar del resto de España. Y se comete la injusticia de no ser lo suficientemente específico. Al final, acabamos diciendo: «Entra un frente por Galicia», cuando entra solo por la Costa da Morte y en Pontevedra no cae ni una gota. Yo, a veces, combato esa injusticia cuando puedo ver que hay una diferencia grande entre el norte y el sur de Galicia, o entre la fachada occidental y el resto, y lo digo. Pretendo ser un poco más preciso y a lo que llego es a diferenciar la mitad norte y la mitad sur, cuando hablamos, por ejemplo, de la variación de temperatura; o del oeste y el resto, cuando hablamos de unos vientos ábregos que llegan tan solo a unas zonas y a otras no. Pero es a lo máximo que llego. Me resulta imposible meterme en más detalle. Porque ni los dos minutos de tiempo que tengo serían suficientes para hablar de las especificidades del tiempo gallego. Le dedicaría esos dos minutos y aun así me quedaría corto.

—Imagino que para ti viajar y conocer todos los lugares de España es importante...

—Sí, viajar es muy importante y aprender de la gente, que son los que más saben. El mejor hombre del tiempo es el pastor que conoce el tiempo de su valle o el marinero que conoce el estado de la mar, porque se juega el sueldo y, algunas veces, la vida. Viajar y hablar con esas personas del tiempo que hay en su zona, desde luego, te enriquece y sirve para tener un conocimiento más global.

—¿Galicia es el paraíso para un meteorólogo?

—Sí, porque pasan cosas. Mi terror es el anticiclón y su tiranía. Convierte el trabajo, un día tras otro, en el día de la marmota. Levantarme y decir otra vez que hace sol, cuando es el anticiclón de verano, o que hay nieblas, cuando es el de invierno. Sin embargo, Galicia es el paraíso porque pasan cosas, pasa un frente y luego te sale el arcoíris, viene el día despejado y los peregrinos, que han salido a hacer el Camino abrigados hasta las cejas, llegan a la plaza del Obradoiro atándose el jersey a la cintura y sudando. Un informador meteorológico lo que quiere es que pasen cosas que poder contar. Y eso es Galicia, un paraíso donde no siempre llueve, claro que no.

—¿De dónde te viene la pasión por el tiempo?

—De dedicarme a ello. Yo tampoco pensé nunca en dedicarme al tiempo, pero surgió esta oportunidad en Telemadrid, y meterme en ello, me hizo ahondar más y aprender. Es fundamental tener siempre algo que contar. A mí, José Antonio Maldonado, me decía que esto era sota, caballo y rey. Pero yo creo que cada día es una historia distinta. Mira, hace unos días, de repente se vieron auroras boreales, pero ¿cómo puede pasar eso? Además, ahora contamos muchas más cosas, también lo que pasa más allá de las nubes. Hemos abierto el campo. Y ese campo es infinito. Lo que más me gusta de todo es no aburrirme y poder contar cada día a los demás aquello que me hace disfrutar.

—Me imagino que fuera de plató todo el mundo te preguntará por el tiempo...

—Bueno, bueno, no lo sabes bien. Estamos ahora en la reunión de la escaleta del informativo de las tres y la directora me ha preguntado cuándo volverán a subir las temperaturas. Creía que me lo preguntaba para ver si metíamos la noticia y era porque tenía una comunión... Hay momentos en los que se trabaja mucho más, como puede ser mayo, por las comuniones o como puede ser la Semana Santa y, desde luego, me es imposible no llevarme el trabajo a casa. Aunque, fíjate, en mi casa no me preguntan por el tiempo que va a hacer. Me respetan y me dejan descansar un poquito.