Francisco Prol Lucio, obtuvo un 13,91 en la ABAU: «La selectividad no va a decir quién eres ni cuánto vales»

Candela Montero Río
Candela Montero Río REDACCIÓN / LA VOZ

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MARCOS MÍGUEZ

Por sus buenos resultados en esta prueba decidió aventurarse en un doble grado y ahora se dedica al mundo de la auditoría. «Si la hiciésemos con 25 años, la relativizaríamos más», defiende

03 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Por su nota en selectividad Francisco Prol Lucio (O Grove, 1998) estudió una carrera de más. Como tantos otros, no tenía claro a qué quería dedicarse antes de presentarse a los exámenes, pero sí sabía que le gustaría hacer algo relacionado con la economía. Gracias al 13,91 que obtuvo, «aprovechó», sumó también Derecho y terminó estudiando el doble grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidade da Coruña.

Al final, terminaron ganando los números y ahora se dedica al mundo de la auditoría, pero estudiar el doble grado marcó su futuro. «Más allá de los contenidos, al hacer dos carreras a la vez aprendes sobre ámbitos más variados y, sobre todo, a organizarte, y eso te ayuda a enfocar mejor los problemas», explica Francisco.

Reconoce que a veces se planteó si había acertado con eso de «aprovechar» la nota para aventurarse en dos grados, pero a día de hoy está convencido de que hizo lo correcto. «Momentos en los que te lo replanteas los hay, incluso piensas si habría sido mejor estudiar algo completamente distinto. Pero, ahora, viéndolo con perspectiva y viendo adónde me ha llevado, no me arrepiento», deja claro.

Ve la selectividad como «el primer enfrentamiento al mundo real», y «la primera vez que vas a hacer algo que puede cambiar el curso de tu vida», aunque es un firme defensor de que este cambio «no es tan dramático» y que afrontarlo de una u otra forma es cuestión de experiencia: «Si hiciésemos la selectividad con 25 años, lo relativizaríamos más». «Con apenas 18 es probable que aún no te hayas enfrentado a problemas serios, y no tienes la madurez suficiente para afrontar las consecuencias reales de estos exámenes», añade.

Premios extraordinarios

Firme defensor de la constancia, cree que los buenos resultados en la prueba de acceso a la universidad no dependen tanto de lo que se haga en los días previos, sino del trabajo de los dos años anteriores: «Selectividad es un examen distinto al resto, porque son muchas materias y muy amplias. Por eso, es muy importante el bagaje que lleves detrás y todo lo que hayas hecho en segundo de bachiller», relata. En este sentido, aboga por la coherencia: «Hay que ser consecuente con las decisiones que se toman y no puedes pretender entrar en una carrera con una nota de corte alta si no has hecho el esfuerzo en el último año». Y quizá la suya sea una de las voces más autorizadas para hablar de carreras académicas brillantes, ya que su éxito no se quedó en la selectividad y, terminó tanto el grado en Derecho como el de ADE con dos premios extraordinarios por obtener sendos 9,8 de media.

Con toda esta experiencia, asegura que las pruebas de la selectividad no fueron a las que se enfrentó con más nervios. «He tenido exámenes en mi vida a los que he ido con mucho más miedo», afirma. «Quizá eso también influyó en el resultado», reflexiona. Pero también defiende que aprender a sobrellevar la presión es cuestión de técnica: «Los nervios no suelen ser la mejor compañía en estos casos, pero si lo sabes gestionar puedes hacerlo bien», cuenta. Y predica con el ejemplo: «Yo al primer examen iba con más miedo, pero luego me arranqué a escribir y ya fue todo rodado».

Y es que Francisco va más allá y asegura que, de aquellos días, lejos de guardar un mal recuerdo, las memorias son positivas: «Hay gente que no me cree, pero yo recuerdo la selectividad como una época bonita, fueron unos días en los que me lo pasé bien, nos echamos unas risas, y estuve bastante relajado». Relajado sí, pero a broma tampoco se lo tomó. «Aunque no tenía unos objetivos concretos, soy una persona que siempre ha estudiado», explica. «Eso ya va implícito en cada uno», añade.

«Recuerdo la selectividad como una época bonita. Fueron unos días en los que me lo pasé bien y estuve bastante relajado»

Relativizar ante todo

El gran consejo que Francisco da a quienes se enfrentan en pocos días a la ABAU puede resumirse en una palabra, que no para de sonar durante toda la entrevista: relativizar.

«Hay que ser conscientes de que está bien luchar por los objetivos, pero que no es el fin del mundo y no es algo que vaya a suponer un antes y un después», defiende, antes de añadir que, según su punto de vista, la selectividad solo es «un paso más».

Cree que un sistema como este, aunque «necesario», y capaz de «homogeneizar lo máximo posible», no puede definir a una persona. «No va a decir quién eres ni cuánto vales. Te va a llevar por un camino o por otro, pero eso no condiciona ni determina tu vida», asegura.

Aunque en su caso el resultado fue positivo, mira a su alrededor y la comparación con su entorno no resulta demasiado drástica: «Lo veo también en otros compañeros que no sacaron la nota que necesitaban y no pudieron entrar en la carrera que querían. Hicieron otra alternativa y no les ha ido peor por eso». «Tu vida cambia, pero siempre encuentras un camino», concluye.