Toni García, el gallego que está entre los mejores profes del mundo: «La transición de 6.º de primaria a 1.º de la ESO ahora mismo es un desastre»

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El director del CEIP Joaquín Carrión Valverde de Murcia, fue reconocido en el Top 50 of Global Teacher Prize 2023, considerados los Nobel de la Educación. «Creo que la Tercera Guerra Mundial la va a desencadenar un wasap del grupo de padres»
17 jun 2024 . Actualizado a las 22:14 h.Dice Toni García (Cabanas, 1969) que haber sido un fracasado escolar le ha llevado a ser uno de los mejores profesores del mundo. Cree que eso le ha dado una visión diferente de lo que debe ser la escuela. «Detecto rápidamente a alumnos que tienen dificultades, porque yo las he tenido, o a los que no están emocionalmente bien del todo, me identifico con ellos, y con muchos que no han tenido éxito en la escuela. Yo jugaba al fútbol en Primera División, y en Educación Física me ponían un suficiente o insuficiente, tocaba en un grupo de música, y en Música me ponían un bien o suficiente, ganaba premios de pintura, y en Plástica, más de lo mismo. La escuela no valoraba lo que la sociedad sí. Y yo decía: ‘¿Soy un marginado por no ser bueno en lengua o matemáticas?'. Yo tenía otras habilidades. Y no quiero que eso suceda, y precisamente me hace darle a la educación un enfoque distinto», dice Toni, mejor docente de España en el 2018, que lleva 30 años dando clase en Murcia, adonde llegó de rebote porque entonces en Galicia no se estaban convocando oposiciones, aunque tiene claro que volverá «en breve».
—Último esprint de la temporada. Son días de exámenes de la EBAU, ¿crees que es necesaria la presión actual que sienten los alumnos los últimos años?
—El último curso de bachiller está prácticamente enfocado a la EBAU, sí que hay una presión excesiva por los exámenes de lo que se llamaba selectividad. En cierta medida es lógico. Yo no soy partidario de que se entienda la evaluación como finalista, es decir, en primaria no hace falta decir este alumno vale o no vale, como pasa en otros países, sino que debe ser más formativa. Pero es verdad que hay un momento en que tiene que haber una selección de los mejores alumnos para las distintas carreras.
—Entonces, ¿qué falla?
—Creo que hay una mala gestión emocional de todo este proceso, que es traumático, pero como una oposición o acceder a un puesto de trabajo donde concurren 150.000 personas, pero no deja de ser un proceso selectivo como tantos otros. ¿Es necesario? En cierta medida sí, lo que hay que modificar quizá es la concepción o la fortaleza que le damos a nuestros alumnos para que se enfrenten a experiencias así. Ahí es donde la sociedad está fallando, en hacer cada vez seres un poco más débiles para las dificultades que tiene el mundo.
—Antes no había tantos casos de ansiedad ni de estrés a estas edades...
—No, no, nada que ver, la presión es cada vez mayor, el bombardeo mediático también impacta sobre ellos, la presión desde las propias escuelas e institutos cada vez es mayor, porque al hacer ránkings te juegas cierto prestigio... Estamos enfocando este proceso hacia algo muy competitivo, y eso es un error.
—Vamos a tu campo, que también hay debates. ¿Eres partidario de poner notas numéricas en primaria?
—Yo en primaria no creo que la evaluación tenga que ser determinista, que tenga una finalidad de validez, es un proceso a largo plazo. La evaluación tiene que decir en qué momento concreto está cada uno de los alumnos, pero eso no implica que en un futuro vaya a ser un fracasado. Ese es uno de los errores que se cometen en esta etapa, determinar desde un principio qué alumnos van a ser brillantes y cuáles no, y nos equivocamos, cada uno tiene su ritmo de aprendizaje, a lo mejor los que han empezado más lentos cuando llegan a secundaria o bachiller brillan más que los que han empezado mejor. Y que sean numéricas o no, podemos hacerlo, pero sin que sea trascendente. Cuando se ha intentado no hacerlo numérico ha habido muchas quejas de los padres.
—¿Y eso?
—Porque decían: «¿Vale lo mismo un cinco que un diez?» Genera muchísima incertidumbre, y por eso el código numérico puede ayudar. Quizás el sobresaliente, notable, suficiente... sería igual de válido que el número, pero es que los padres quieren saber si dentro de los objetivos del centro su hijo destaca o no destaca, va muy justo o no.... Es más una orientación para los padres.
—¿Cuál es el mayor desafío al que te enfrentas como profe de primaria?
—A la personalización del aprendizaje. Hay tanta diversidad: en las necesidades educativas especiales, en contextos de familia, en desconocimiento del idioma, en situaciones personales, en problemas emocionales, de salud mental... que el principal reto es ofrecer una posibilidad de éxito en la escuela ajustada. Todos los alumnos tienen unas habilidades particulares y características diferentes, pero todas tienen que tener cabida, y a veces nos olvidamos, y vamos enfocados hacia un mismo tipo de alumnado.
—¿La transición entre 6.º de primaria a 1.º de la ESO se está haciendo bien?
—No, actualmente es un auténtico desastre. Se ha intentado ir mejorando poco a poco, pero es uno de los grandes retos para el curso que viene de muchas comunidades. Actualmente, la mayoría de centros estamos implicados para hacer esa transición lo más equilibrada posible. Uno de los peores cursos que suele haber en secundaria, y te lo dirán en un montón de centros, es 1.º y 2.º de la ESO. Son los más conflictivos, los que sacan peores notas... y eso quiere decir que la transición está equivocada. Sin embargo, en 3.º y 4.º ya están más tranquilos, por lo tanto, el acceso a 1.º debemos enfocarlo mejor.
—¿Qué papel juega la tecnología en tu aula?
—Es fundamental. Yo soy un apasionado de las nuevas tecnologías, y además van a modificar la forma de enseñar y de aprender. Que puedas acceder a la Estación Espacial Internacional o a las pirámides de Egipto a través de unas gafas de realidad aumentada... Es algo realmente maravilloso. Y hay que enseñarlo en el aula porque tenemos que buscar también el aprendizaje a largo plazo, para el resto de la vida. No va a quedar más remedio que enseñarlas y utilizarlas porque toda su vida gira en torno a ellas, tanto en el plano personal como en muchas profesiones. No hacerlo en el aula sería un auténtico error, sería desligarnos de donde avanza el mundo.
—En el debate libro de texto o digital, tú lo tienes claro...
—Sí, pero, ojo, siempre digo lo mismo: no se puede digitalizar todo, sería un completo error. Hay que incorporar las nuevas tecnologías de una forma equilibrada. No se trata de eliminar lo antiguo, porque el libro de texto nos ofrece un tipo de aprendizaje para el alumno que no nos dan las tabletas o los móviles, y al revés. Por ejemplo, una educación más pausada, un análisis más profundo, se hace mejor a través de un libro que de una tableta. Está demostrado científicamente que se aprende mucho mejor a leer a través de un libro físico que de una tableta. Lo correcto, como siempre, es la combinación entre ambas, el problema es que en España siempre estamos luchando por los extremos.
—¿Crees que se ha introducido bien el bilingüismo, a veces plurilingüismo, o nos puede jugar en contra?
—Totalmente, a mí a veces me consultan de las distintas consejerías para determinados temas, y cuando hace 20 años plantearon el tema del bilingüismo ya dije que iba a ser un desastre, y efectivamente así ha sido. El enfoque y el planteamiento ha sido un completo error. En la mayoría de los centros de España se comenzó por Ciencias Naturales, que es una de las asignaturas más técnicas que hay, no vale para nada. Qué mejora tu comunicación en inglés el saber, por ejemplo, en 4.º de primaria las vellosidades intestinales en inglés... nada. Porque el aprendizaje del idioma (inglés, francés, alemán...) en primaria tiene un objetivo comunicativo no técnico.
—¿Se pierden el desarrollo de conceptos clave, saber explicarlos, no?
—Claro, había alumnos que sabían cómo se decían vellosidades intestinales, pulmón o corazón, pero no sabían pedir una Coca-Cola. No había desarrollo, sino una repetición como papagayos de ciertas palabras en un examen, pero no hay comprensión ni análisis.
—¿Los padres de hoy delegan la responsabilidad familiar en los centros?
—Sí, pero esto es un problema de toda Europa. Nos dedicamos a la transmisión de conocimientos, pero, sin embargo, los padres quieren que los eduques en aspectos que les debería tocar a ellos. Tampoco los juzgo, porque la influencia que tiene hoy en día el entorno en la educación familiar es muchísimo mayor que hace 40 años, el bombardeo de las redes, internet, el acceso de infinidad de contenidos que no están hechos para ellos hace que a los padres les cueste mucho más educar, y encima en una sociedad que se pasa el día trabajando, cuando llegan a casa no quieren ser los malos de la película, y hay ciertos aspectos que prefieren delegar en la escuela. Lo único malo es que luego te piden responsabilidades. Les digo: «Si los crío yo, cuando se case seré el padrino... ».
—¿Qué opinas de los chats de WhatsApp?
—Que van a ser los culpables de la Tercera Guerra Mundial. Muchas veces son contextos donde no te puedes explicar de todo, llegas a conclusiones que no son las correctas, percibes cosas que no son del todo ciertas, y esto conlleva más problemas que soluciones.
—¿Eres de los que pone deberes?
—No, yo digo lo que hay que hacer en el día, y si no lo haces en clase, lo tendrás que hacer en algún momento. Intento que ellos aprendan a autogestionar la tarea y el tiempo. Los deberes como tales no creo que deban existir, no podemos cargar sobre el tiempo libre lo que deberían hacer en el centro. Otra cosa es que les creemos hábitos, para leer, para hacer un repaso, pero nunca avanzar. Reforzar tareas en el tiempo de ocio de un menor me parece un error.
—Entiendo que del 21 de junio al 11 de septiembre no deben tocar un libro.
—Nada, que aprendan de la vida, de sus abuelos, a respirar aire libre, a hablar con sus amigos, que lean, eso sí, porque la lectura es fundamental para abrir la mente, que vean películas, que vayan al cine, pero cero deberes. Como sé que es costumbre estudiar el último día nunca pongo exámenes los lunes. Es sacrificar un domingo de manera cruel. Ni los lunes ni después de Navidades. Es un tiempo de ocio, para eso no damos vacaciones, damos clase.
—¿Por qué cada vez hay más casos de acoso escolar?
—Los menores cada vez se relacionan entre ellos de una manera quizás un poco más agresiva, sobre todo, en secundaria, porque cada vez tienen menos habilidades sociales debido a que su vida virtual ocupa más espacio que la real. Tienen menos experiencias a la hora de debatir, de dialogar, de resolver conflictos..., todo lo hacen de manera virtual, incluso cortan con una pareja a través de Instagram. Eso hace que cuando surge un conflicto no sepan cómo actuar, porque no tienen costumbre.