Hugo Hernández, experto en el arte de la seducción: «Tinder está en decadencia, el mejor lugar para ligar son las clases de baile»

YES

cedida

«Lo que está pasando es frustrante para hombres y para mujeres», dice Hugo Hernández, autor de «Método Authenticity» sobre la famosa aplicación para conocer gente

03 jul 2024 . Actualizado a las 13:43 h.

A ligar se aprende, asegura Hugo Hernández, que acaba de publicar un libro, Método Authenticity, en el que te dice cómo hacerlo con éxito. La experiencia recopilada a lo largo de numerosos años de práctica profesional le ha llevado a perfeccionar un método, basado en la evidencia empírica de multitud de investigaciones científicas, que te ayudará a dominar el arte de la seducción. Y apunta a tres posibles causas cuando uno tiene dificultades para conquistar a otra persona.

 —¿En qué consiste el método?

—Tiene su origen en mi trabajo de fin de máster, que fue sobre la atracción interpersonal del ser humano. Veía que había muchísima información de gurús, en internet, en las redes... Es como lo del huevo, que es puro veneno y un macroalimento, y quise saber qué decía la ciencia al respecto. Descubrí que sí que estaba estudiado y que había tres posibles causas, por decirlo de una manera más coloquial, por las que una persona puede tener dificultades para ligar.

 —¿Y cuáles son las tres causas?

—La primera son las creencias erróneas, que pueden ser sobre el funcionamiento de la seducción. Por ejemplo, si yo pienso que para ser un hombre atractivo tengo que tener la cartera abultada o que la forma de conquistar a una persona que me atrae es ponerme muy cargante, muy insistente, muy romántico, muy empalagoso... Efectivamente, esto va trastornar mis relaciones. O sobre mí mismo, es decir, que yo tenga la autoestima resentida, mal trabajada, no aprecio mis virtudes, solo conecto con lo que falla dentro de mí.

 —¿La segunda?

—El déficit de habilidades, tener dificultades para interactuar socialmente. Las habilidades sociales son como una caja de herramientas, cuantas más tenga, más situaciones sociales voy a poder resolver. Por ejemplo, la habilidad de iniciar conversaciones con personas que te resultan atractivas en función del contexto, porque no es lo mismo el gimnasio que la discoteca, una tienda o una aplicación de citas. También mantener conversaciones sin quedarte en blanco, sino que sea fluida, interesante, divertida, con sentido del humor, también con un poco de tensión sexual. O introducir el coqueteo, saber gestionar los rechazos...

 —¿Y por último?

—La ansiedad social. La seducción, por lo que muestra la literatura científica, y por lo que hemos experimentado todos, nos pone nerviosos, nos sube nuestros niveles de ansiedad. Esto tiene que ver con fracasar a la hora de ligar, el rechazo, que está vinculado a la autoestima. Si pierdes un partido de tenis, no te hace gracia, pero no dice nada sobre ti misma, pero cuando te rechaza alguien que te gusta, se compromete más tu autoestima, y esta ansiedad tenemos que aprender a gestionarla.

 —Deduzco por tus palabras que a ligar se aprende.

—Exacto, la creencia de que es algo innato o que depende solamente del físico no es cierto. El físico tiene su importancia, no lo vamos a negar.

 —¿En qué falla la gente a la hora de ligar?

—Básicamente en que se relacionan desde la necesidad y no van a pasárselo bien. Ir con un objetivo preestablecido te pone en una situación de necesidad. Cuando toda la interacción está orientada a conseguir ese objetivo de la otra persona, que puede ser gustarle, ir a por el beso, que sea tu pareja, porque sientes que en la pareja es donde reside la felicidad, porque hay un bombardeo por parte de la sociedad en torno a esta idea de que la vida está hecha para ser vivida en pareja... Vas con tus objetivos, con tus metas secundarias, en vez de ir a conocer a la otra persona, de ver lo que puede surgir espontáneamente de ahí, vas con miedo a no conseguir eso...

 —¿Cuál es la clave para llevarse el gato al agua?

—Ir a pasárselo bien, y por otro lado, no estar tan centrado en ver si le gustas a la otra persona, sino en ver si ella te gusta a ti.

 —¿Las estrategias de ligoteo han cambiado con tantas aplicaciones y redes?

—Por supuesto, hay muchas diferencias, la más importante es que hoy en día cumplen una función de muleta como antes podía ser el alcohol. Yo tengo miedo a ligar, pero me bebo un par de copas, y ya no me genera ansiedad enfrentarme al rechazo. Y esa función ahora la cumplen las pantallas, que hacen a veces de etanol, no hay tanto miedo porque no estás cara a cara, eres más valiente, más espontáneo, porque la ansiedad es más bajita.

 —¿Tinder es un buen lugar para ligar? ¿Son relaciones sanas? Porque puedes estar simulando ser quien no eres...

—Yo conozco parejas casadas y con hijos que han salido de ahí, y no me atrevo a decir que no lo recomiendo. Lo que está claro es que Tinder está en decadencia. Lo que está pasando es muy frustrante para hombres y para mujeres. Para ellos, porque hay más o menos el doble de hombres que de mujeres utilizando estas apps, los pone en una ligera desventaja, y es más difícil tener matches. Y luego hay otro fenómeno que se ha estudiado y que se ve que ocurre en Tinder. Todos decimos que los hombres son más superficiales y que le dan más importancia al físico, y esto es cierto cuando hay más información para identificar el atractivo de una persona, es decir, cuando tienes la personalidad, el lenguaje no verbal... pero cuando el único dato de información que se tiene sobre una persona es el físico, las mujeres parecen más superficiales.

 —¿Y esto cómo se traduce en Tinder?

—Es frustrante porque, a pesar de que tienen el doble de opciones de elegir, si el único criterio que siguen es el físico, se sienten atraídas solo por el 10-15 % más atractivo, y normalmente es un perfil de chico que tiene muchas opciones, y que es muy difícil que se empareje. Las mujeres tienen mucha presión con lo de encontrar pareja, la promiscuidad todavía se castiga, desafortunadamente, entonces si el objetivo es encontrar a alguien para formalizar una relación, es muy difícil.

 —¿Hay diferencias en cómo ligan los hombres y las mujeres?

—Afortunadamente, está cambiando y cada vez son más mujeres las que toman la iniciativa, pero seguimos viendo un rol mucho más activo por parte del hombre, de alguna forma, sigue teniendo la responsabilidad implícita de tener que hacer ese primer acercamiento. Las mujeres, como mucho, hacen señales de invitación: miradas, sonrisas, reaccionan a historias ahora con las redes sociales, pero no son acercamientos directos.

 —¿Cómo se rompe el hielo con la persona que te gusta?

—Hay muchas formas, depende del contexto, pero si tuviera que dar una regla aplicable a la mayoría de situaciones, sería tratando de ver lo que está pasando dentro de ti y viendo cómo expresarlo hacia fuera. Si yo veo a una persona que me atrae, y empiezo a pensar: ‘¿Qué le digo? No sé qué puedo decirle...'. Ese diálogo interno en sí mismo puede ser la forma de iniciar la conversación. ‘Disculpa, es que llevo cinco minutos pensando en si decirte algo, y si te digo algo, qué te digo... Así que pensé en levantarme y preguntarte el nombre. Me llamo Hugo, ¿cómo te llamas?'.

 —¿Hay que ser parecidos para funcionar como pareja?

—La evidencia científica ha demostrado que el nivel de atracción y el pronóstico de una pareja correlaciona positivamente con el nivel de similitud que tengas con esa persona. La única excepción conocida a nivel científico es el sistema de histocompatibilidad, que es una parte del sistema inmune que funciona al revés.

—Explícate.

—En la mayoría de variables (personalidad, valores, ideología, planes de vida, hobbies...) cuanto más te parezcas a la otra persona, mejor pronóstico como pareja. Pero en esa variable en concreto nos atrae lo contrario. ¿Y cómo sabemos cuál es el sistema de histocompatibilidad del otro? Por el olor y la saliva. Puede pasar que un chico o una chica te gustara mucho hasta que te das el beso, porque hay algo que no... Puede ser debido al sistema de histocompatibilidad, si lo tenéis parecido, no te va a gustar. Es una forma de detectar también el grado de familiaridad con una persona, no quiere decir necesariamente que seas familiar de esa persona con la que te estás besando, pero sí que el sistema de histocompatibilidad es demasiado parecido, y no te interesa tener descendencia con esa persona, sino con alguien que lo tenga diferente, para que tenga un sistema inmune más completo, con tus defensas y las suyas.

 —¿Cuál es el mejor lugar para ligar?

—Ahora mismo, los hobbies, actividades que te guste practicar y que te permitan ponerte en contacto con otras personas. El baile es uno de los que más se prestan a conocer gente, ya de base suele haber contacto físico que siempre facilita un poco las cosas, y además hay eventos en los que se juntan distintas escuelas, que te permiten conocer gente a puñados, y facilita mucho las cosas.

 —¿A los 35 se complica lo de ligar?

—A los 18 nos vale cualquier cosa, con que llame un poco la atención nos parece bien, pero luego ya vas teniendo una ideología, unos valores, unos planes de vida, una forma de ser que ya empieza a filtrar bastante, y esto reduce el número de personas. Y también el número de parejas disponibles disminuye a medida que nos hacemos mayores.

 —¿Funciona lo de darse un tiempo?

—Yo no soy muy partidario, siempre intento argumentar lo que digo en base a estudios, y en este sentido no tengo ninguno, pero creo que no. Cuando pides un tiempo de alguna forma estás rompiendo algo. Es como si en tu trabajo te dicen: 'Vete un mesecito, vamos a ver si encontramos a alguien que nos cuadre más, cógete un mes, y luego ya vemos... No busques trabajo ni rehagas tu CV, ni nada.. Tú quédate ahí, no te vamos a pagar evidentemente, espera, que el mes que viene te decimos algo'.