Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+: «Las personas no binarias no están confusas y han existido siempre»

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Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+

«La gente confunde sexo, género, cuerpo y orientación sexual», apunta Paula, que asegura que cuando parte del colectivo se visibiliza se le hostiga con que sufren problemas mentales: «Les pasó a las lesbianas, a los trans y ahora a los no binarios»

20 dic 2024 . Actualizado a las 14:42 h.

Paula Iglesias es la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+ y, como responsable del colectivo, abre luz sobre el debate que genera que el PSOE no incluya la letra Q, de Queer, que afecta a diferentes personas, también a las no binarias, que están sufriendo discriminación y rechazo social.

—¿Qué significa que en vuestro logo no tengáis la Q?

—Entendemos que la Q hace referencia a Queer, a todo lo que sea disidente, pero a nivel popular se ha asociado también más a lo LGTB; el + puede englobar, en cambio, más realidades que también van más allá de la Q. El + incluye a todas aquellas diversidades y disidencias sexuales de género, familiares y corporales que van más allá de lo LGTBI.

—Ahora el PSOE ha apostado por las siglas LGTBI. ¿Cómo lo valoráis?

—No es que lo hayan eliminado, pero no lo han incorporado y se han quedado con lo que tenían, que era LGTBI. Nosotras lo valoramos como una pérdida de oportunidad de incluir a todas las realidades. Creemos que cualquier ideario o argumentario, en este caso partidista o político, que no entienda que más allá de lo LGTBI hay muchas más diversidades y disidencias sexuales, de género, familiares y corporales, pues se está quedando atrás. Porque hay una parte del colectivo que no queda reflejada en las siglas.

—Hay gente que aún confunde sexo y género.

—Sí, cuando hacemos referencia al sexo biológico, solemos relacionarlo con características que son más físicas, hormonales, cromosómicas... Cuando una criatura nace, tradicionalmente nos hemos basado en esas características para, a partir de ahí, inferir cuál es su identidad de género. Y la identidad de género al final puede no corresponder con lo que clásicamente entendemos que tendría que conllevar un sexo biológico determinado.

—En los seres humanos, los cromosomas XX se corresponden con las hembras y los XY con los machos. Y hemos asociado XX a género femenino y a XY con género masculino, una división que ha saltado por los aires.

—Hay una serie de realidades intersexuales que también pueden no ser cromosómicamente XX o XY. Pero, bueno, al final estamos hablando de que el sexo biológico conlleva un determinado fenotipo, una serie de características que son visibles de cara a las personas que nos miran, pero eso no tiene por qué corresponderse con la identidad de género sentida o experimentada por esa persona. Que en este caso puede ser una identidad de género femenina, masculina o no binaria, porque no se siente identificada con el término o con la identidad mujer o con la identidad hombre.

—Hay quien no entiende esa tercera realidad: los no binarios.

—La experiencia de la identidad de género es muy particular y no hay una única forma de sentirse mujer, igual que no hay una única forma de sentirse persona no binaria tampoco. Tradicionalmente, se ha considerado que el género es binario: hombre o mujer. Ahora mismo hay visibilidad de otra realidad que son las identidades no binarias, que no es que sean un tercer género, sino que son una serie de personas que experimentan el género más allá del hombre o de la mujer. Y dentro de ese experimentar también hay mucha diversidad. El concepto básico, y el fundamental, es que esas personas no se sienten identificadas con ninguno de los dos géneros que tradicionalmente hemos considerado binarios: hombres y mujeres.

—Alguna gente cree que se lo han inventado, que esto de ser no binario es un constructo, una moda, que no son personas representativas... Existen prejuicios de este tipo. ¿Qué les dirías tú?

—Bueno, hay muchas realidades que podrían sufrir el mismo estereotipo, ¿no? Cuando se empezaron a visibilizar las mujeres lesbianas, las personas bisexuales o las trans ocurrió lo mismo. No es que surjan de la nada en un momento dado, sino que los contextos sociales no permitían su visibilidad. Ahora, que hay más avances legislativos o mayor respeto a nivel social, pueden visibilizarse, por eso puede dar la impresión de que ahora hay un mayor número o que surgen como setas, pero no, en realidad la diversidad siempre ha estado presente.

«Para mí solo hay un feminismo y es el feminismo que nos incluye a todas. Cualquier feminismo que se considere a sí mismo transexcluyente para nosotras no es feminismo»

—Lo que sucede es que en el imaginario colectivo lesbianas ha habido siempre, homosexuales también, transexuales..., pero el concepto no binario es relativamente nuevo. Ahora hay gente conocida como Demi Lovato, Elliot Page, Miley Cyrus...

—En la visibilidad juegan un papel muy importante los referentes. Yo, por ejemplo, no soy una persona no binaria, pero sí que soy una mujer lesbiana que en su adolescencia pensaba que era la única en el universo, porque no tenía alrededor a nadie igual. Para las personas no binarias son importantes los referentes para que sepan identificarse, porque han podido pasar su vida pensando o no pudiendo poner nombre a aquello que estaban experimentando, y cuando ahora se está visibilizando esta realidad, y se le ponen nombres y apellidos, permite que cada vez más gente se visibilice. Pero existen y existían, aunque no tenían nombre.

—¿No son tan pocos, entonces?

—En el informe de estado socioeconómico que hemos publicado hace unos días, el porcentaje de personas no binarias no es ínfimo. Lo que pasa es que, claro, si preguntas hace 60 años, pues quizás esa persona ni siquiera supiese poner nombre a lo que estaba experimentando. En la encuesta representativa del colectivo LGTBI, un 1,7% han declarado que su identidad de género es de persona no binaria. Y estamos hablando de que un 1,94% se han identificado como mujeres trans y un 1,98% como hombres trans. En torno a 1,7% son personas no binarias.

—¿Las personas no binarias cómo se sienten? Están cuestionadas todo el tiempo...

—Quienes nos identificamos con uno de los dos géneros binarios, no somos conscientes de cómo el mundo está construido en base a eso. Estas personas tienen que romper constantemente y día a día esa realidad. Aunque se ha avanzado mucho, aún sigue habiendo dos cajoncitos muy estancos cuando una criatura nace: dos caminos muy marcados de rosa y azul. Ahora, que se acercan las Navidades, se ve muy claramente, por ejemplo, hasta en los catálogos de juguetes. Es muy complicado, porque incluso quienes formamos parte del colectivo hemos sido educados en esta visión binaria de la sociedad y nos cuesta mucho plantearnos ante una persona nueva que su identidad de género no sea hombre o mujer. También es un trabajo que tenemos que hacer: igual que no dar por hecho siempre que estamos ante un hetero. Es tan sencillo como preguntarle: “Oye, ¿cómo te llamas y cómo te gusta que te llamen? ¿Con qué pronombre?”. Y lo van a agradecer.

—Es comprensible, desde el binarismo, que resulte difícil comprender el concepto de que alguien no se sienta hombre o mujer. No entender no implica no respetar.

—Claro. Yo creo que el mensaje que hay que lanzar es que yo puedo comprender que alguien no entienda lo que es, por ejemplo, en mi caso, sentirse mujer lesbiana. Yo tampoco sé lo que es sentirse mujer heterosexual, pero lo respeto. Entonces, es probable que haya mucha gente, por su educación o por su contexto, que no entienda las identidades no binarias, pero eso no implica no respetarlas. Y de verdad que lo del cambio de pronombres es algo tan pequeño. Si a mí una persona me dice que se siente más cómoda utilizando la e, ¿qué supone para mí? Al final, lo único que va a conllevar es hacerle a esa persona la vida más fácil.

—Quienes lo ven con distancia, incluso con falta de respeto, quieren hacer creer que esto está provocando confusión y más problemas de salud mental.

—Bueno, esto ya ocurrió con la homosexualidad, ocurrió con la bisexualidad, ocurrió con la transexualidad. Y todos los estudios científicos que se han hecho al respecto lo que han dado como resultado es que pertenecer al colectivo LGTBI+ no conlleva problemas de salud mental. Los problemas de salud mental son derivados de la LGTBI-fobia social que sufre el colectivo. Al final, todas las discriminaciones, el rechazo, el bullying en el colectivo, todas esas trabas, esas fobias son las que impactan y las que generan los problemas de salud mental. En una sociedad en la que las personas diversas pueden convivir no habrá problemas de salud mental derivados de este tipo de discriminación. Pero esto siempre pasa. La gente intenta reducir.

—De todo el grupo LGTBI+, ¿quiénes sufren más discriminación?

—La realidad trans históricamente ha sido muy discriminada y recibe mucho odio. También por la historia de discriminación que tiene a la hora de acceder a puestos de trabajo. En el caso de otras letras, por ejemplo, las mujeres, por el hecho de ser mujeres hemos sido muy invisibles y, particularmente, las mujeres lesbianas sufrimos muchísima invisibilidad. Las personas bisexuales están sometidas también a mucha invisibilidad cuando forman pareja con personas de su mismo género porque se les considera homosexuales; y cuando están con personas de otro género se las considera heterosexuales. En el imaginario no existe la posibilidad de que sean bisexuales. Cada identidad tiene sus propias particularidades dentro de lo que es la LGTBI-fobia.

—Se habla de la lucha de un feminismo rancio frente a un feminismo más progresista. ¿Cómo lo ves?

—Para mí solo hay un feminismo y es el feminismo que nos incluye a todas. Cualquier feminismo que se considere a sí mismo transexcluyente para nosotras no es feminismo. El feminismo lucha por la igualdad de todas las personas y por incluir a todas las mujeres. Y en esas mujeres, por supuesto, también están las mujeres trans.

—Con la nueva ley puedo decir que me siento hombre o mujer ir al registro y cambiarme.

—Primero, hay una confusión en cuanto a las personas trans. Y es que la vivencia de una identidad trans no conlleva pasar por ningún tratamiento quirúrgico u hormonal. Cada persona experimenta su identidad de una manera y hay personas trans que sienten no tienen por qué pasar por esos procesos. Y siguen siendo mujeres trans u hombres trans. Eso lo reconoce así la ley, porque así debe ser independientemente de las corporalidades. Ahí también podríamos entrar en las diversidades corporales que hay dentro de las personas bisexuales o de las mujeres, porque dentro de las mujeres hay muchas diferencias corporales. La diversidad corporal no conlleva necesariamente ninguna identidad de género. Son cosas distintas. Igual que el deseo. Puede haber una mujer trans sin operarse u hormonarse que sea lesbiana, porque la orientación sexual no implica una identidad de género ni un cuerpo. Y con respecto a la ley, pues para eso existe la persecución de quien la utiliza para hacer fraude. Eso está contemplado en cualquier ley. Y en el caso de que se use en ese sentido, se persigue y ya está.