Mayte, la peluquera canina que tiene la agenda llena hasta junio: «A un perro no se le debe rapar, ni en verano»

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ÁNGEL MANSO

Domina el arte de las tijeras con los peludos, que salen de catálogo de su peluquería. «La mayoría se quedan dormidos en mi mano mientras les corto el pelo», confiesa Mayte, que posa con Vainilla

06 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre le gustaron los perros y desde el 2010 vive rodeada de ellos la mayor parte del día. Hace tres años Mayte Caparrós se atrevió con su propia peluquería, La Cantina, en A Coruña, donde atiende sin descanso a sus clientes, que acuden fieles a su cita. Dice que una de las claves del éxito de su negocio —no hay una tarde libre en la agenda hasta el próximo mes de junio— es la organización. «Intento colocar las citas muy bien, si lo consigues, tienes el día hecho. Como eso no te enseñen a hacerlo bien, es un caos. Porque es un trabajo muy duro, muy físico, tienes que estar muy concentrada, son muchas cosas a la vez, y al final, el perro tiene que estar tranquilo», cuenta Mayte, que sabe casi con exactitud lo que le va a llevar cada perro. «Si es nuevo, sé que me va a llevar más tiempo, y le pongo dos horas. Pero entonces no pongo a más de uno en el día». Desde que en el 2010 se matriculó en la escuela Procan, en Madrid, no ha dejado de formarse. «Mis dos últimos profesores han sido personas muy relevantes en el sector, Luis Martin del Río, con el que aprendí la técnica de stripping en pelo duro en Barcelona; y Noelia Comellas, que con ella hice un curso de perfeccionamiento en su peluquería de alto rendimiento, el Món del Gos en Girona», explica Maite, que confiesa que es un trabajo que encaja a la perfección con su forma de ser, «tranquila». Sus profes en cuanto la vieron coger un perro le dijeron que iba a vivir de esto. No se equivocaron. 

—¿Se nota que A Coruña es una ciudad con más mascotas que niños?

—La verdad es que sí, y por lo que veo fuera aquí hay bastante nivel en peluquería, de cantidad y de calidad. Yo invierto mucho en formación, y cuando voy fuera, veo el cambio. Los perros van con el corte hecho de diferente manera o van más cortos para que aguante más, porque no van con tanta frecuencia a la peluquería, y eso se nota en la calle. Aquí están muy bien atendidos, un porcentaje muy alto. 

—¿Cuántos perros sueles atender al día?

—Eso depende de cómo trabaje cada uno, yo les quiero dedicar tiempo. Suelo hacer entre cinco y ocho, más de ocho no.

 —¿Cuánto tardas con cada uno?

—Varía mucho, cada raza tiene su tiempo, y también depende del mantenimiento de ese perro. Cuanto más venga a la pelu, más fácil. Hay tiempos que no se pueden bajar, como el del lavado y del secado, y el del corte varía por la velocidad de cada uno. Pero una sesión normal puede ser hora y cuarto. También yo estoy sola, hago todo, en hora y media tengo el perro hecho, citas dadas y la gente atendida en el local, y todo limpio. Eso sí, lo primero es el perro, y después ya voy haciendo. 

—¿Qué les haces?

—Entran y van directamente al baño, antes primero quitaba lo que me sobraba, ahora ya no. Gano tiempo. Les pongo un champú para la piel con árbol de té, les echo algo específico para el manto, los lavo y aclaro bien, y un muy buen secado. Y estiro muy bien el pelito, sobre todo a los caniches o a los perros de pelo largo. Los de corto, con secar ya está.

 —Y les cortas las uñas, les limpias las orejas... No solo es cortar el pelo.

—No, no, es completo. Y hay que hacerlo con orden. Si eres ordenado, no te olvidas nada, y lo haces muy rápido. Sin prisa, pero sin pausa. Dedicándole tiempo, claro, tampoco lo puedes achuchar. Primero baño, los dos champús, le retiro el agua en la bañera, lo escurro bien, y en la mesa lo termino de secar. Y ahí empiezo de abajo arriba y de atrás para delante, así no me dejo nada. Afeito almohadillas, uñas e interiores (axila y barriga). Cuando ya tienes eso fuera, empiezo a marcar la silueta del perro.

 —¿Cada cuánto hay que bañarlos?

—La grasa que retiras del cuerpo con el champú, con el baño, se regenera a las 24 horas. Si alguien quiere bañarlo cada día, podría. Pero no es necesario, hay que ser coherente. Hay perros que aguantan más limpitos que otros, que huelen más fuerte. Otros que no huelen. Yo recomiendo una vez al mes, es lo más coherente. Al final, están con nosotros en casa, se suben a nuestras cosas, a la cama, en el sofá, en el coche... Están muy en contacto con nosotros y es para que estén higiénicos. Un perro higiénico lo nota, está más cómodo. No hace falta hacerlo con muchísima frecuencia. Yo he notado que los que se lavan muy a menudo, no es que les pase nada, pero el pelo aguanta menos. Si abusas mucho de producto, necesitan más rápido ese lavado. El pelo lo pide, se engrasa más, ves que está chafado, pero si espacias las sesiones de baño, aguanta más limpio.

 —¿Hay alguna señal que nos pueda indicar que se quieren bañar?

—No tanto como que pidan el baño, pero cuando están incómodos con el corte, con el pelo largo y nudos, el perro está de otra manera. Cuando se ha dejado tiempo, y vienen a la peluquería salen con otra actitud. Están más contentos, aliviados. El nudo da calor, no transpira la piel.

 —¿Cómo sabes cuándo hay que cortarles las uñas?

—Porque suenan en el suelo. Cuando las escuchas es que ya están largas, porque lo que tiene que apoyar es la almohadilla.

 —¿Usas un champú y un acondicionador específicos?

—Yo invierto mucho en cosmética, porque al final se nota la diferencia. Trabajas más rápido, el resultado es mejor, y te aguanta más. Aparte de esos dos champús, les echo un acondicionador, y lo que necesiten en ese momento. Hay de todo: proteína, queratina... Cada raza tiene su mantenimiento. El pelo rizado no tiene nada que ver con el pelo liso. Y la forma de trabajarlo tampoco.

 —¿Cuál es la raza más complicada?

—Lo que se hace en una peluquería a diario es comercial, no es de show. Entonces depende de lo que se te dé bien, si se te da bien el pelo rizado, o el liso... O también por la cantidad de pelo que tenga esa raza, que ya no es la manera, sino que tienes que dedicar más tiempo. Un cocker lleva tiempo, tiene mucho pelo, y ya solo para secar... Hay que lavarlo y secarlo muy bien para quitar ese olor de perro. Si no lo secas bien, el perro no te aguanta. Y tampoco puedes cortar.

 —¿Hay un corte para cada raza o sigues las indicaciones de los dueños?

—Sí, claro, eso es lo que se hace en la peluquería comercial. La diferencia con el show es que en el show son campeonatos, y hay reglas. Se cumple el estándar de la raza. En comercial no, es un poquito lo que le guste al cliente, y que le venga bien al perro. Hay más libertad.

 —¿Te han pedido alguna cosa rara?

—No, yo he tenido suerte, porque suelen pedirlas, por lo que he escuchado, pero a mí me dejan hacer lo que quiera, porque saben que no me voy a pasar. Lo que no voy a hacer nunca es raparlo. A no ser que tenga un problema en la piel, no es bueno raparlos.

 —¿Ni en verano?

—No, ni en verano. El perro tiene que estar cubierto por el pelo de cobertura. Es como en el desierto, tú vas tapado, pues aquí igual. Si le quitas eso, le quitas su sistema de protección, y lo que más se calienta del pelo es la punta. Si tiene el pelo muy cortito, la punta está más cerca de la piel, y ese es el problema. La gente dice que es mejor, pero no es mejor, necesita estar cubierto.

 —¿Pero cambia el corte en verano?

—Yo suelo dejar siempre la misma longitud de pelo, porque así también marcas los mismos tiempos. Pero, por ejemplo, como estamos en una ciudad que llueve, pues del contorno para abajo ajusto un poquito más, dejo más en la parte de arriba, para que sea más práctico para el día a día de la lluvia o si van a la playa.

 —¿Cómo manejas a los perros que se ponen nerviosos en la pelu?

—Cuanto más lo toques es peor. Si lo dejas en la mesa, se queda quieto. Voy tocando solo la parte que le estoy cortando. La clave es dedicarles tiempo, porque si quieres apurar es peor, el aceleramiento es malo. Y cuanto más vienen, más tranquilos están, porque saben lo que hay. Muchísimos se quedan dormidos en mi mano mientras les corto el pelo.

 —¿Cuando van a la playa hay que quitarles el salitre al llegar a casa?

—Sí, pero esto es muy genérico. Por ejemplo, en el perro de aguas, el salitre le sienta muy bien al pelo, lo riza y le viene impresionante. Pero a la piel no, la seca. Entonces, todo lo que haces bien por un lado, lo estropeas por otro. Lo mejor es quitárselo, porque la piel se irrita, el pelo se chupa y es un bucle. La peluquería es higiene para el perro, pero la higiene no es maltrato. Es bienestar para él, para la familia, en casa, está cómodo...

 —¿En verano hay que protegerles la piel o el pelo de alguna manera?

—Hay productos solares, ahora hay mucho de todo, también hay que hacer lo justo. Si lo usas, a largo plazo se notan, tienen el pelo más bonito, más cantidad... Aunque en esto también influye mucho la alimentación.

 —¿Qué precauciones se deberían tomar cuando hay animales en casa?

—Si es de pelo largo, sé que es difícil porque lleva su tiempo y es complicado, y más cuando no tienes mucha experiencia o no eres muy ágil, pero se debería cepillar una vez al día para tenerlo perfecto, para quitar todo lo que sobra. Pero como lleva tiempo, pues un poquito más espaciado. Cepillados semanales estarían bien.

 —¿Solo vienen perros a la peluquería?

—Sí, antes hacía gatos, pero ahora no. Son más difíciles de manejar, tienes que estar alerta. Cuando un gato se enfada tienes que dejar de trabajar. A un perro si lo dejas tranquilo, lo puedes terminar. A un gato no.