
Tras la muerte esta semana de George Wendt, interesa primero recordar su apabullante currículo profesional vinculado al ecosistema Saturday Night Live y a nombres como los de Dan Aykroyd, Mike Myers, Bill Murray, John Candy, John Belushi o Tina Fey, monstruos todos de la interpretación y de la comedia que nos han hecho tan felices en estas décadas. Interesa, también, zambullirse de nuevo en Cheers, la comedia de situación que lo hizo internacional a partir de su estreno en septiembre del 82, cuando entró por vez primera en aquel bar de Boston y despachó su línea de diálogo integrada por una sola palabra: cerveza. Wendt interpretaba a Norm Peterson, cliente habitual del pub de Sam Malone (Ted Danson) que cada día afrontaba la entrada al establecimiento para ser recibido con un doméstico «Nooooorm» en el que habitaba todo lo que tu bar de confianza es capaz de darte. En ese confort tan reconocible es en el que creo que residió el éxito de Cheers, un gemelo de todos los bares que después de aquellos días han sido nuestros y en el que siempre ha habido alguien dispuesto a recibirte con un «Nooorm», que en realidad es como la contraseña que solo se comparte con la familia.
Se habla mucho de la exclusión financiera que, tras la concentración bancaria y la ejecución sumaria de las cajas de ahorros, ha dejado sin cajeros humanos y mecánicos a decenas de miles de galegos en este país de viejos, pero se incide menos en la exclusión tabernera que ha dejado sin chato y sin partida a tantos otros habitantes de esta tierra en la que, según estadísticas recientes, hay 18.892 bares y restaurantes. Es cierto que hay sorpresas como la que certificó esta revista hace unos años cuando demostró que el lugar con más figones de Galicia era la Triacastela del verano, con un local por cada 58 habitantes, pero la tendencia general es, como en el caso de los bancos, la de la concentración en el centro de las ciudades y villas, lo que dibuja círculos concéntricos abandonados de barras y cafeteras a las que acudir al atardecer para hacer más entretenida la vida. La alerta ya ha sido interpretada por partidos de la España vaciada como Teruel Existe, que reclama una dinámica de ayudas para garantizar que alguien espere al otro lado de la barra en cada pueblo de menos de 200 habitantes. Lugares en el que al entrar te saluden con un reconfortante Noooorm.