
Tras volverse viral a raíz de sus vídeos relatando sus peripecias en pleno Camino, Anais trata de digerir esta fama que le ha surgido de la noche al día: «Es la retranca gallega por parte de mi padre»
27 may 2025 . Actualizado a las 15:27 h.En la tarde del pasado 17 de mayo tenía poco más de 70.000 seguidores. El día 20, 117.000. Solo 18 publicaciones, pero un post que fue el que lo disparó todo alcanzando 5,7 millones de visitas en una semana. Tras el perfil @nosomosssnadie está la peregrina Anais, nacida en Bilbao. No da crédito a la locura que desata en las redes a cada paso suyo por el Camino de Santiago, relatando su día a día con un humor ingenioso que se viralizó en tiempo récord desde que mostró al mundo la primera impresión de su experiencia jacobea sin más aspiraciones: «Me he venido a hacer el Camino de Santiago porque estaba un poco estresada. Tenía algo de ansiedad. No dormía bien. Y me he dicho a mí misma: “Pues tira p’al monte y cuando te pongas a andar 20 o 30 kilómetros al día verás cómo se te pasan las tonterías”. Además, allí no te vas a encontrar nada más que buena gente. Si todos sabemos que los que hacen el Camino son seres de luz. Pues nada... Llevo un día y yo no sé cómo explicaros esto, pero tengo el convencimiento de que antes de que termine la semana, aquí algunos terminan a hostias». Relataba las dificultades para conseguir plaza en el albergue donde quería pasar la noche: «Está siendo Ratas a la Carrera, Pekín Exprés, El Juego del Calamar y Adivina Quién Muere Esta Noche».
Ahí comenzaba también su feeling con una supuesta peregrina portuguesa, con la que Anais exprimió su potencial humorístico a unos días de Eurovisión. Una lusa le comentó: «Te adoro». Los cero points de Portugal a España en Eurovisión le sentaron fatal a Anais: «¿Cómo es posible? Una mierda pinchada en un palo. Así que me he dirigido al lugar donde tenía cerrada a la portuguesa [para que nos dieran los doce ] pero se ha escapado». Tiene fans que confiesan que se van a borrar de inmediato de Netflix y que les engancha más que una serie turca.
¿Quién es ella?
La pillamos en pleno Camino Norte: «Podesme falar galego se queres... Meu pai era galego, da Hermida (Pontevedra)». Es el Día das Letras Galegas: «Pues no lo sabía. ¡No sé ni en qué día vivo con todo lo que está pasando! ¡Es demasiado!». Como empiezan a reconocerla por la calle y la fama es como es, se reserva decirnos públicamente su apellido. Sí que confiesa que es guía turística y hace sus pinitos como monologuista, que ya es una opción futurible. Peregrinar le encanta: «Hice ya el Camino Francés varias veces, el Primitivo y la Vía de la Plata. Para mí el Camino es superimportante y lo llevo haciendo desde el 2001, cuando se cayeron las Torres Gemelas. Hay gente que se desanima a hacerlo porque se da cuenta de que en los albergues la gente se tira pedos y ronca. ¿Y no quieren venir a hacer el Camino por eso? Esa gente no es peregrina... Igual la que se piensa que hacerlo es ir en taxi a los sitios. En un albergue te encuentras gente roncando. No es irte de vacaciones. Cada uno puede hacerlo como quiera y quizás alguien tiene un problema de espalda y no puede llevar la mochila, pero ya esto de vas a andar dos kilómetros, te coges un autobús y encima me quitas la cama...». Aparte de «seres de luz también hay seres de gas», dice. «Y gente que hace el Camino de verdad y es maravillosa», añade la peregrina.
«Para mí el Camino es superimportante y lo llevo haciendo desde el 2001, cuando se cayeron las Torres Gemelas. Hay gente que se desanima a hacerlo porque se da cuenta de que en los albergues la gente se tira pedos y ronca»
En Instagram es una crac: «No sé ni cómo funciona. Manejaba un poco TikTok y como yo no quería que una amiga se hiciese perfil de TikTok, me dije voy a abrir Instagram e ir pasando los vídeos que hago. De repente, me llama otra: ‘Oye, ¿pero tú has visto Instagram?’. Yo ni lo estaba mirando, ahora estoy en el Camino, ni estoy en mi casa. Estoy superimpactada, abrumada y un poco acojonada... La semana pasada salí de mi casa con 34 seguidores y me está siguiendo hasta Santiago Segura y la Jaydy Michel. Pensaba que era una broma. Estoy flipando. ¿Esta gente es consciente de que está siguiendo una señora que va con unas mallas del Lidl por el monte?». Una de sus publicaciones más simpáticas versa sobre ello: «Abro el teléfono y de repente me salta una noticia de un periódico digital y leo ‘Influencer hace el Camino de Santiago y le sale mal’ Y pienso yo: ‘Ay, pobrecica’ Y abro la noticia... ¡Y era yo! ¡Voy llorando! No puedo... Influencer dice. ¡Y llevo unas Kalenji de 16 euros!». «Yo hasta he pensado que alguien que me quiere me ha comprado seguidores», decía riendo en otra de sus publicaciones, mientras adelantaba a dos indonesios: «Mec, mec». «¡Corren que se las pelan!», comentaba apurada.

«Hacer reír a la gente»
«Me gusta reírme y tengo sentido del humor, pero... ¿tanto? Vamos a ver, yo en mi casa cuento los chistes en Navidad pero esto ya es demasiado. Yo creo que va a ser la retranca gallega que ha gustado, por parte de mi padre», sospecha. Su madre es vasca, con lo que ese origen ha debido potenciar también a través de los genes su humor del norte. «Yo creo que ha sido eso. También tengo una mezcla rara porque tengo un acento medio murciano». Continúa: «Me encanta mi trabajo y contar historias, que es lo que pretendía, contando lo de la portuguesa. Y me gusta hacer mis monólogos en Internet, porque me gusta expresarme y hacer reír a la gente». Hay gente que quiere saber más de ella, pero es reticente a dar datos o a decir en qué punto concreto del Camino va. Sí sabemos que caminaba por la frontera entre Cantabria y Asturias en el momento de nuestra llamada telefónica. «No es por no engañarte pero no sé ni dónde vivo. Aunque tengo una casa en Murcia, como soy guía a veces me mandan dos meses a Bruselas, otros un mes a País Vasco... Viví en Cuntis la mitad de mi vida también, porque me vine a vivir a Galicia, que me apasiona». A escasos días de dispararse su fama digital, comprobó que ya empezaba a ser reconocida por la calle: «Fue muy curioso lo que me pasó, porque me había perdido. Voy andando, saludo a tres chicos que estaban arreglando una casa y les digo: ‘Hola’. Me contestan: ‘¿Tú no serás la que está haciendo los vídeos?’». Llegó a una tienda y la dueña estaba mirándolos justo en ese momento.
«Me encanta mi trabajo y contar historias, que es lo que pretendía»
Independientemente de este inesperado bum mediático, lo que más le gusta del Camino es lo siguiente: «Me hablo a mí misma, ordeno mis pensamientos. Tengo mucha energía y me gusta sacarla, estar mucho en la naturaleza... Podría vivir haciendo el Camino». Le sugiero que pida por su boquita qué mejoraría de las rutas: «Alguna señal más se podría poner, pero, en general, está bastante bien». Mientras le pica una ortiga, un perro le salta ladrando y confunde unas llamas con ovejas, dice: «Me han preguntado que qué App utilizo para seguir el Camino. Utiliza esta: se llama Vete buscando las flechas». Sí que considera que hay «demasiada gente» haciéndolo, sobre todo en determinadas rutas jacobeas, a riesgo de que se masifique como el Everest. Igualmente nos da una serie de consejos: «Se le da mucha importancia a la ropa y al calzado pero de lo que no se habla mucho es de la ropa interior. Yo no lo sabía y me he venido con unas bragas del Primark». No sé a qué esperan las marcas para ficharla. La peregrina más resalada concluye: «No quiero que nadie piense que estoy diciendo que el Camino es una mierda. Al contrario, para mí el Camino es lo mejor y solo quiero hacer reír a la gente». Se agradece.