Cristina, María y Alba son amigas gracias a Arde Bogotá: «Cuando los descubrí, solo tenían una canción en Spotify»

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Al exoplaneta 571-/9a se han mudado María, Alba y Cristina, que vivieron en primera fila un directo de chaparrón en A Coruña. Hoy volverán a arder en Valencia. 12 meses, 12 conciertos de la banda de Cartagena es su plan. «Si nos perdemos uno, parece que nos falta algo...», aseguran. Virtud y castigo...
26 jul 2025 . Actualizado a las 11:43 h.Mucha virtud tiene y poco castigo la amistad de María, Alba y Cristina, que encendió la música de ese grupo de chavales que hace años tenían otros pelos, un puñado local de público y que el sábado pasado vivieron en el puerto de A Coruña una de sus noches más húmedas en directo. Los instrumentos se mojaron, y ellos también. A la amenaza de cancelación le ganaron los cowboys de la A3, y no se apagó hasta la madrugada el fuego, hubo Salvación, cuando en Sanxenxo Juan Luis Guerra no dio café... Mereció la pena mojarse en Galicia por el misterio y las maneras de Arde Bogotá, que esta noche recala en Valencia para continuar después en gira por Santander y Mallorca.
En la primera fila del concierto que hizo vibrar A Coruña la noche del 19 de julio estaban ellas tres. Cristina, ferrolana, con su familia al completo, Alba, canaria que vive en Madrid, y María, la murciana en gira que fue de las primeras en vaticinar el éxito fulgurante del bandón de Cartagena.
En la previa del concierto hacen turismo por la ciudad de Hércules. Los conciertos son, en su caso, la excusa para viajar y reforzar la amistad. En el caso de Cristina, su marido algo ha tenido que ver en su pasión ardiente. «Tenemos una banda, Indiegentes, que hace versiones de grupos indie-rock, entre ellos está Arde Bogotá», cuenta Richi, marido que se deja llevar por el gusto musical de esta coruñesa que empezó a escuchar a Arde Bogotá el año pasado. «Creo que la primera que oí fue Los perros, porque salía en Instagram. Me gustó, y empecé a escuchar Antiaéreo como cien veces seguidas». A Cristina alguien sí la vio entrar en ese exoplaneta que conocen hoy miles de personas, el 571-/9a.
ASÍ PRENDIÓ LA LLAMA
El primer concierto de Arde Bogotá al que asistió Cristina fue en O Son do Camiño. «Fui con mi hijo mayor, que tiene 14. Y después fui al Caudal en septiembre y me gustó tanto que al día siguiente compré las entradas para Oviedo», cuenta quien se enteró de que había grupo de fans, Ardebogofans, y se propuso el objetivo de cerrar el 2024 en el WiZink.
Arde Bogotá marca el calendario de Cristina y su familia desde verano del año pasado. Un año de fan en gira junto a miles más. «Un miércoles me dijeron que había dos entradas para el concierto de Murcia que era el sábado [9 de noviembre]. A Madrid [13 de diciembre] fui sola, pero a Barcelona [28 de diciembre] a verlos fuimos ya la familia al completo», dice Cristina.
A su lado (en el centro de la foto), tatuada en honor a la banda que vio nacer, María. ¿Fue la primera que descubrió a Arde Bogotá? «La primera digo que no... Porque los primeros serían su familia y sus amigos. Pero es verdad que les conocí a finales del 2019. Yo iba a ver a una banda que me gustaba de Murcia, Claim, y ellos tocaban como teloneros», recuerda la presidenta por aclamación popular del club de fans de Arde Bogotá. A aquel primer concierto en que los vio de teloneros María fue sola. «El directo fue potente, pero entonces solo tenían una canción publicada en Spotify. Antiaéreo era la única. Estuve cuatro meses escuchándola y diciéndolo a todo el mundo: ‘Tienes que escucharles, ¡son buenísimos! Van a triunfar’’», cuenta la presi.

Arde Bogotá fue fenómeno masivo en el 2024, «pero ellos han ido triunfando poco a poco», matiza María. «En la primera gira que hicieron de salas con el primer álbum ya estaba casi todo agotado. Tocaban a primera hora de los festivales, cuando hay poca gente, pero a ellos iba mucha gente a verlos».
Cuando editaron Los perros, a María se le escaparon del todo las ganas de dar rienda suelta a su pasión y creó el grupo fan. «Lo hice para compartir cosas con mis amigos y empezó a entrar gente que no eran amigos y a compartir. Empezaron a llamarme ‘‘presi’’ y a compartir el enlace del grupo de Telegram», explica María.
Su club fue nutriéndose de cowboys que buscan el mar despegando del asfalto y esa salvación que necesitan los que saben que hay una salida para tanto dolor. «Gente que no tenían gente con quién ir a los conciertos... Hicimos mucha piña y amistad por esto —continúa la murciana—. Desde que hubo club, nunca fue la gente sola a un concierto. Yo vine a A Coruña para verlos y Cristina al saberlo me dijo: ‘‘Chica, vente unos días y estamos juntas’’. El año pasado me moví a Gran Canaria por lo mismo. También porque fui haciendo amigos, y así acabas viajando muy a gusto con gente que casi no conoces de nada. Da igual: la música une». Y a veces no queda más remedio que arder contigo...
Ellos van con todo en lo que hacen. Verlos en directo no deja indiferente a casi nadie”
Lo que siente María lo comparte la tinerfeña residente en Madrid Alba, que estaba preparando sus oposiciones a funcionaria del Estado cuando prendió la llama. «Yo estaba a punto de hacer el examen y quería escuchar algo que me animara. Y descubrí Arde Bogotá», cuenta. En su caso, la culpable fue Abajo, «me animaba un montón con eso de ‘‘Hoy voy a verte por fin. Y en el Uber siento...’’». Ella empezó sola, en su grupo de amigos mandaba más el reguetón. «Para mí la música siempre fue una pasión vivida pa’dentro», confiesa. Alba se metió enseguida en la página de Ardebogofans, «¡pero hablaban muchísimo! Estuve ahí un par de meses sin hablar, sacaron un sorteo para un concierto y, aunque me daba palo ir sola, pensé: ‘‘A lo mejor es la oportunidad de conocer gente’’. Me apunté, me tocó, y me fui sola a Las Ventas». Y ya sola nunca más.
Las tres coinciden en que «donde cazan más a la gente» estos «buenos» chicos es en sus directos. En marzo del año pasado se conocieron Alba y María, y empezó esta afinidad rebelde con causa musical, pero que va más allá.
La intensidad hace amigos. «He llegado a compartir alojamiento con gente que solo conocía por Telegram», revela la presi. Sorpresas, todas para bien. «Se ha formado una comunidad muy muy guay», destaca María sobre esa peña que suma 20.000 seguidores solo en Instagram y que se cierra a unos 1.300 en Telegram.
Pasión. Intensidad. Emoción. Compromiso. «Eso son. Van con todo a lo que hacen», piensan de Arde Bogotá. No hay escenario pequeño para sus ganas, ni grande que les achique el plan. «Hay poca gente que los vea en directo y se quede indiferente», sostienen sin que el viento del verano coruñés doblegue las banderas de su exoplaneta.
Esas banderas de 571 -/ 9A fueron un regalo a lo bestia que los fans, dirigidos por María, le hicieron en el concierto de fin de gira en Murcia, donde «se curraron todos y cada uno de los detalles de la producción». Ese exoplaneta que inundó, en miles de carteles, todo el escenario del palacio de los Deportes de Murcia el 9 de noviembre debe hacerle sitio cada vez a más gente.
Ver esa escena fue la gran apoteosis de conexión emocional entre los apasionados de estos chicos que nos hacen arder y bailar con el dolor.