Así se «pesca» vino bajo el mar de Portugal

YES

-

Un viticultor de Sines, en la costa del Alentejo, envejece sus elaboraciones bajo el Atlántico. «Gana en calidad», dicen los expertos

03 sep 2025 . Actualizado a las 13:19 h.

La costa del Alentejo es uno de los tesoros mejor conservados de Portugal y guarda, a su vez, grandes secretos bajo sus aguas. Estamos en el puerto recreativo de Sines para, literalmente, pescar botellas de vino.

Adega do Mar es un proyecto que nació en el 2013 como resultado de las dos pasiones de Joaquim Parrinha, ingeniero agrónomo y experto buceador. Entonces, decidió conservar algunas botellas de vino bajo el mar para ofrecer como recuerdo a quienes atracaban en este puerto, una ocurrencia que acabó gestando, en el 2021, su bodega de vinos subacuáticos.

-

Es el propio Parrinha quien dirige a una docena de personas para sumergirse en lo que, a primera vista, es un pantalán normal y corriente, con vistas al pueblo de Sines y su castillo, coronando un cabo. «El hecho de que se haya prohibido la pesca en esta zona provoca que haya una riqueza marina excepcional», comenta antes de zambullirnos en unas aguas densas, rebosantes de plancton y todo tipo de vida marina. Estamos en uno de los cuatro puntos en los que Parrinha tiene sus reservas de vino; el menos profundo de todos —a solo diez metros— y, en consecuencia, el más accesible para los novatos.

-

Los otros tres lugares bien justifican una excursión hacia el sur por las playas e islas de la hermosa costa vicentina, de una belleza virgen y subyugante. Su bodega más profunda está a 40 metros y, además de vino, también se utiliza para envejecer ginja (licor de cereza), ron, aceite o miel. Ahora mismo, tiene unas 40.000 botellas sumergidas —puede almacenar hasta cien mil— de 26 productores de todo Portugal que han elegido este método de conservación.

En la penumbra y atrapadas entre algas y conchas, aparecen las botellas como un tesoro milenario, sujetas en cajas y posadas en rocas a distintos niveles. Resultan objetos curiosos y de indudable carisma, esculpidos por las mareas y la vida marina. Los buceadores las recogen una a una y ascienden a la superficie.

-

Hasta aquí llega la primera parte de lo que se llama una experiencia de enoturismo subacuático. Y también la más sencilla, porque ahora, al catarlas, viene la pregunta más complicada: ¿cómo influye en el vino el envejecimiento bajo el mar? La expedición se desplaza hacia Porto Covo, a una cata que reta a diferenciar el sabor de dos vinos elaborados de la misma cosecha y elaboración, pero envejecidos por separado: bajo el mar o en una bodega tradicional.

Apenas es posible decir cuál es cuál. «Son diferentes, pero ni en el paladar ni en los análisis químicos hay resultados concluyentes», comenta uno de los expertos. Parrinha explica que, «al estar bajo el mar, parece que se acelera el envejecimiento».

-

Pablo González, sumiller del restaurante vigués Casavella, cree que «es un experimento muy interesante, pero también muy rodeado de márketing», y está de acuerdo con Parrinha: «El vino envejecido bajo el agua es más equilibrado, pero sin ciertas formas de oxidación típicas. El tanino es más suave y el vino más redondo en boca. En general, no se notan aristas y gana en calidad», comenta. «Teniendo condiciones bastante estables, que es algo fundamental, creo que lo más decisivo es la presión, y los resultados demuestran que merece la pena seguir probando».

El único consenso es que «el mar no hace milagros», como se repite en la sala. «Sin una buena base, sin buena uva, estructura, acidez ni aroma es muy poco probable que el vino llegue a desarrollar grandes cualidades por estar bajo el mar», explica González, que cree que se debe evaluar «el sobrecoste, que es muy elevado. Aunque parece que el vino mejora, a veces no se justifica la diferencia de precio», explica. Definitivamente, sí merece la pena utilizarlo como excusa para conocer esta costa aún alejada del turismo de masas.