Cinco terrazas gallegas que parecen Ibiza: «La gente entra con el móvil por delante para hacerse la foto»
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Al borde del mar, con vistas privilegiadas y un estilo que recuerda al de la isla pitiusa, comer o tomar algo en cualquiera de ellas es el broche de oro para un día de playa y de desconexión en un marco de postal
16 ago 2025 . Actualizado a las 11:08 h.Ya sabíamos en esta esquina noroeste hoy tan codiciada que no era necesario moverse para disfrutar de playas paradisíacas. Pero este agosto abrasador ha confirmado que no hace falta coger un avión, ni siquiera el coche, en busca del sol. Si el tiempo era quizás la única asignatura pendiente para asegurarse un verano de impresión en Galicia, el de este año vino a confirmar que el amante de la playa, aquí, lo tiene todo. Y qué mejor manera de disfrutarlo que refrescándose al sol y con las mejores vistas al mar.
Recorremos cinco terrazas que bien podrían estar en Ibiza sin salir de la costa gallega. Y la primera la encontramos en su potencia turística por excelencia, Sanxenxo, concretamente en la parroquia de Noalla. En la Terraza Corsario, un lugar con magia y buen ambiente, como se presentan en las redes, la gente entra con el móvil por delante. «Vienen con la cámara preparada en la mano para hacerse la foto, todo el mundo quiere ver la puesta de sol desde aquí», nos cuentan en este local que dispone de un banco que se balancea a modo de columpio, «y que hasta el propio Concello señala como punto de interés». Nadie sale de allí sin columpiarse con el mar de fondo.
También disponen de una zona chill out en la que destaca una furgoneta restaurada del 67, una Citroën HY con su característico morro de cerdo que hoy sirve de barra para la coctelería. La música en directo es otro de los sellos de este establecimiento que ofrece conciertos de martes a viernes, normalmente entre las 19.30 y las 20 horas, coincidiendo con la puesta de sol, y sesión de DJ los fines de semana. Muy cercana a la playa de Foxos, esta terraza es un auténtico balcón a las Rías Baixas.
Con respecto a su oferta culinaria, porque aquí también es posible comer, destaca su cocina tradicional. «Estamos especializados en la parrilla, con pescados y carnes a la brasa. No trabajamos nada de piscifactoría, y la carne es de primera calidad», destacan. El tapeo y el churrasco también son característicos en el local, que da la posibilidad de reservar mesa en su página web, algo especialmente recomendable este mes. Además, tiene párking gratuito a disposición del cliente para facilitar el desembarco en esta terraza claramente pensada para beber, también, con la vista.

REFERENTE EN O GROVE
Muy cerca de allí, en O Grove, nos detenemos en otra terraza de postal con vistas a su playa más popular, la de A Lanzada. Allí puedes cansarte de andar por la orilla a lo largo de sus 2,5 kilómetros de longitud y después parar para reponer fuerzas en uno de esos establecimientos que son ya una referencia del verano, Arrocería A Lanzada & Sunset.
Reconocible por su terraza Sunset, donde puedes tomar un cóctel y disfrutar de la música en vivo sobre la playa, esta arrocería asador dispone además de zona infantil, párking privado y una gastronomía local con ingredientes de primera calidad —mariscos y pescados de la ría, ternera gallega y pulpo, entre otros— en un entorno para desconectar y seguir disfrutando del mar. La barca de su terraza es una de las atracciones del local, y en ella los clientes no solo se toman fotos, sino que incluso se sientan para disfrutar de su consumición. «Este año añadimos una heladería con helados artesanales, hechos por un obrador, y también una colaboración con ChichaLovers, de Santiago», indica el gerente. Una propuesta más desenfadada que lleva el sabor de la aldea al pan, con varias opciones de hamburguesa que llevan los populares chicharrones entre sus ingredientes.
También le han dado otra vuelta a la decoración de la terraza, a la que le han imprimido un giro si cabe más tropical: «Añadimos a la zona chill out muchas más plantas y palmeras». A mayores, crearon una zona más disco con estructura de luces y una gran bola de discoteca, para terminar el día con una fiesta y las mejores vistas al arenal.

AIRES IBICENCOS EN OLEIROS
Escondido en el Parque de las Trece Rosas, en Oleiros, se encuentra el Vaiche Boa, un espacio fresco y acogedor que desprende claramente un aire mediterráneo, especialmente ibicenco, pero siempre arraigado en lo mejor de Galicia. Desde la cristalera del restaurante se vislumbra la terraza al aire libre con vistas directas al mar, —está situado encima de la playa de Bastiagueiro—, mobiliario moderno —hay tumbonas para disfrutar del paisaje— y zonas chill-out, que crean una atmósfera relajada e informal que recuerda a los beach club de Ibiza. No falta ni la música. Los miércoles de verano a partir de las 19.30 horas hay tardeo con músicos locales o artistas que se encuentran de gira por Galicia, y los domingos al mediodía en la sesión vermú también hay conciertos en directo. La carta de la terraza ofrece un picoteo sencillo para tomar algo mientras se disfruta del paisaje. Entre las propuestas destacan los mejillones en escabeche tailandés, las berenjenas con miel y miso, pollo chips (rabas de pollo rebozadas en patatas chips) y las croquetas de jamón. «Platos que a nivel de ejecución para nosotros son sencillos, pero que sorprenden algo a los clientes», indica Jacobo Astray, propietario del Vaiche Boa. Para beber, por el volumen de trabajo, ofrecen una carta de cócteles reducida, y señala que los mojitos, la sangría y el Aperol es lo que más trabajan. «Entendemos que menos es más. Y por la cantidad de gente que hay, tenemos una carta reducida, pero están muy bien y salen mucho», indica el empresario, que apunta que llevan varias semanas, en parte gracias al buen tiempo que está haciendo, con muchísima afluencia de gente, sobre todo los fines de semana al mediodía y a diario por las tardes.
«A nosotros nos viene muy bien estar situados aquí, es un paseo muy bonito, muy agradable, y nos caen clientes por ahí, gente que va dando un paseo y que de repente se encuentra el local, otros que salen de la playa y quieren tomarse un mojito, un gin-tonic o un refresco, y luego también tenemos clientes que vienen expresamente a estar tirados viendo el mar», comenta Jacobo, a la vez que subraya que estas semanas están notando «mucho turista nacional, sobre todo, y algunos extranjeros, que se alojan en hoteles cercanos y que buscan este local que ya se ha convertido en un referente en la zona.
Para él, las 20.30 horas es el momento ideal para sentarse a disfrutar del entorno. «Nosotros no tenemos la puesta sol directa, pero la luz que se queda con el atardecer, con el cielo rojizo, es increíble», explica Jacobo. Hace ahora un año abrió la terraza del Vaiche Boa, que abre de martes a domingo de 12 del mediodía hasta medianoche; y tres meses después, en octubre, inauguró el restaurante, con una propuesta gastronómica más elaborada, que funciona de miércoles a domingo al mediodía, y los viernes y sábados también de noche.

TUMBONAS EN CABANAS
Solo quienes conocen su historia pueden asociar al Argentina Sunset Club de Cabanas, en plena playa de A Magdalena, con la pequeña churrería que fue en los años 70 y que hoy tiene la filosofía de llevar un buen producto a pie de playa a vecinos y veraneantes. Con la segunda generación familiar, el local se transformó dando un giro que lo transformó en café-bar con carta para comer en la playa. Ahora en manos de la tercera generación desde el 2017, se renovó como un chiringuito de playa que ha incorporado las nuevas tecnologías para dar lugar a un gran restaurante en la arena, moderno y minimalista, con una cuidada decoración y un equipo joven que se afana en atender cada una de las zonas del establecimiento. La pérgola Santa Mónica, en primera línea de playa, está amparada por toldos desplegables y tiene su propio suelo de madera. Por su parte, la terraza principal está a la orilla del mar y en ella el cliente puede degustar las diferentes propuestas gastronómicas —con mariscos, ensaladas, carnes y pescados—. Además, tienen una terraza con ambientación natural y vistas al pinar, un oasis de intimidad con lámparas cálidas, cortinas de esparto y una decoración que crea la atmósfera idónea para ocasiones especiales.
Para completar la experiencia, disponen de una zona de tumbonas sobre la arena con vistas al mar, conectadas con el restaurante por una pasarela de madera y resguardadas por sombrillas de brezo. Tumbado en ellas, el cliente puede pedir las consumiciones con solo pulsar un botón. Es posible alquilarlas por 14 euros en horario de 12 a 21 horas, 10 euros de 12 a 16 horas y 10 euros de 16.30 a 21 horas.

SOLETE EN AGUETE
Hay dos cosas que no han cambiado nada en Los 3 Monos Aguete, en Marín, desde que empezó su andadura, una es el éxito que tiene y otra son sus espectaculares vistas a la playa. Tomar algo en su terraza es como estar en la arena, pero con una panorámica impresionante. Lo que sí ha cambiado, y a mejor, ha sido el reciente reconocimiento con el Solete Repsol a su cocina fusión. «Hicimos un cambio de carta que incluye ahora más marisco, también por encargo, y arroz con bogavante, almejas... producto del mar, en definitiva», detalla Rubén Paz, que destaca la brocheta de rape con gambón como alguna de las novedades que mejor funcionan en una propuesta gastronómica que también ha sumado más postres. Eso sí, coger sitio en pleno verano no es tarea fácil. «Estamos a reventar. A diferencia de nuestro local de Samil, donde la demanda es más estable a lo largo del año, aquí hay mucho contraste», indica Paz, que entre las opciones para tomar algo resalta la coctelería, toda de autor, y apunta que han realizado mejoras en las instalaciones y en la iluminación. Pero si lo que queremos es asegurarnos un sitio en una de las terrazas más codiciadas del verano gallego, dan la opción de hacer una reserva previa para tener mesa en un establecimiento que también es restaurante y local de copas. Este fue el primero de los tres establecimientos de Los 3 Monos en Pontevedra, abierto en plena pandemia. Dos años después se instalaron en Samil (Vigo), y hace un año inauguraron Vacaloura en la playa de Portocelo, también en Marín, ya que tanto Rubén Paz como su socio Fernando Fernández querían tener un local con cocina tradicional gallega. A los tres les unen, como al resto de negocios de estas páginas, unas vistas al Atlántico que nada tienen que envidiar a las del Mediterráneo ibicenco.