La pareja que revoluciona la cultura en Madrid desciende de Eduardo Pondal: «Galicia es tendencia y su verano tiene lujos que es mejor no contar»

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Natalia y Borja, los Prieto Flores, en Laxe este mes de agosto. Él lleva la camiseta de Boyanka Kostova
Natalia y Borja, los Prieto Flores, en Laxe este mes de agosto. Él lleva la camiseta de Boyanka Kostova BASILIO BELLO

Borja y Natalia, los Prieto Flores, veranean desde hace 20 años en un lugar de la Costa da Morte que retiene la huella del autor del «Himno galego». Son «nativos culturales», familia ensamblada, han reiventado las reglas del márketing con la agencia Está Pasando y hacen «terapia de pareja» en su muy seguido canal de YouTube

08 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Qué vibrante está en agosto A Coruña». Eso piensa, y dice, Natalia Flores, cofundadora de una agencia creativa digital que ha revolucionando el panorama de la cultura dentro y fuera de España, conectando marcas, gente y tendencias. Esta argentina enamorada de Laxe lleva ya veinte años veraneando asomada a este balcón al Atlántico que atrae a los coleccionistas de puestas de sol. Su conexión con Galicia le viene de su pareja y socio, Borja Prieto. En la Costa da Morte disfrutan cada año los creadores de la dinámica agencia Está Pasando de ese lujo que es la cultura veraniega de la vida.

Los dos son «nativos culturales». Así se presenta esta pareja que ha cumplido ya los diez años de socios. Han firmado campañas para Netflix, HBO, Prime, Spotify y Google. Ficharon a artistas como Lori Meyers, Nena Daconte o Zahara. Son los Prieto Flores, una institución de la vida pop madrileña, y forman con sus cuatro hijos (dos en común) una familia ensamblada o enlazada de seis personas. Todas creativas.

Natalia y Borja, o viceversa, se han criado entre memes, hits y tendencias que atraen personas a moreas. Lo suyo es la cultura popular que se zambulle digitalmente en la vida y confiesan que llevan en plan «terapia de pareja» ese canal de YouTube que siguen más de 48.000 almas —«el chalado universo de Borja y Natalia, los Prieto Flores», en el que puedes verles desgranar el concepto ‘‘persona guapa”, asistir a los fulgores literarios de Mariana Enríquez o empaparte de una charla sobre hijos con Marc Giró—.

Lo mismo escuchan La oliveira dos cen anos de C. Tangana que el Conxuro de Baiuca, sin desatender el refresco constante de esa raíz en Galicia que les viene de Eduardo Pondal.

«Mi vínculo con los Pondal viene de dos partes —aclara Borja—. Nosotros procedemos de la casa de Ponteceso, la clásica casa de Pondal, donde veraneaban mi padre y mis tíos. Un tatarabuelo mío se casó con una sobrina de los Pondales de Ponteceso, y tengo otro link con los Pondales de Laxe, que son los Parga Pondal, de ahí viene mi bisabuela y su familia».

En las manos, mientras mantenemos esta conversación, Borja sostiene el libro Ponteceso, el nacimiento de un pueblo, de Jaime Valdés Parga, que documenta la historia de la villa centrándose en su pasado de puerto comercial y en las familias relevantes de la zona, incluyendo su conexión con la del autor del Himno galego. «Yo, como foráneo, noto lo orgullosos que están en mi familia de esto», subraya la parte Prieto de los Flores, que recuerda que hace un par de años fueron por su canal de YouTube al festival de videocreación Carballo Interplay, Borja mencionó su vínculo con Pondal «y un tipo del público se quedó con la historia y sacó un árbol genealógico» pondaliano que le envió por correo electrónico.

«Mis padres, mis tíos y demás tienen esa raíz, obviamente, muy presente, pero para mí ha ido aumentando la curiosidad. Estoy volviendo a mis raíces gallegas con ganas de saberlo todo», explica. De Galicia irse él nunca se fue del todo, por madrileño que sea. «Llevo toda mi vida viniendo a veranear a Laxe. Aunque venga de Madrid y sea un fodechincho», sonríe.

Cuarenta y tres años de letras, artes y vida se celebraron el penúltimo fin de semana de agosto en el Festiletras de O Couto, aniversario al que asistió esta creativa pareja: «Flipamos con la programación musical, con la calidad que tenían las propuestas. Es muy bestia. Ya conocíamos a Baiuca, pero hay mucho más, pensamos: «¡Qué escena musical tienen aquí!, qué guay que canten todos en gallego». Y entre folk y folk, filloas... A la hermana de Natalia, que les acompañó por estas costas, debieron explicarle como pudieron con palabras extranjeras que no dan cuenta de la sustancia del caldo qué era una filloa. «Y una señora que andaba cerca del puesto donde se vendían y estaba escuchando nos dijo: ‘‘¿Entonces qué sois, fodechinchos?’’. Sin drama. A los rumorosos les echan dos versos del Himno de Pondal y son bien recibidos en el «fogar de Breogán».

LA LLAMADA GALLEGA

El circuito literario y musical gallego atrae también a sus hijos, a los que como creativos tienen muy en cuenta. «Este verano empezamos a ver cómo nuestros hijos pequeños empezaban a interesarse por el baile. Ha sido para ellos el verano de la consagración, ‘‘la llamada gallega’’. Nos gusta mucho que nuestros hijos esto lo puedan vivir y disfrutar», dice Natalia, que aprecia este legado inmaterial como un solpor en Fisterra y sopesa la cautela de reservarse información para no expandir la fama de Galicia más allá del aforo de sus encantos. «Este agosto, estuvimos, por ejemplo, en unas clases de yoga gratuitas en la playa de los Cristales. Los días de gran oleaje que tuvimos hace unas semanas, que según la gente de aquí eran propias del invierno, fueron impresionantes. Estás en una playa maravillosa viendo el atardecer con ese oleaje y sigues al profesor de yoga, que da la clase en gallego... Superbonito. El oído se te va haciendo al gallego y es algo muy enriquecedor», valora la publicista.

«Galicia no es un escenario para turistas»

Siempre que van a algún sitio, Natalia y Borja se vuelcan en catar la parte local, en descubrir qué se cuece, qué está pasando. No solo en Galicia; en todos los países y recunchos del mundo. «En julio estuvimos en Japón y pensamos en el reto de hacer un turismo sostenible. Cómo uno, como turista, puede ser responsable y subirse a esa ola del turismo respetuoso con la gente, el medio ambiente, los espacios bonitos... Cada vez que voy a la playa, vuelvo con una bolsa con un montón de plásticos que voy recogiendo ¡y me da una bronca!», confiesa Natalia.

¿Es competitiva la cultura gallega en el mundo, tiene vínculo con otras? «Galicia lo maravilloso que tiene es que conserva lo autóctono. Puedes tener esas experiencias tan de verdad... No es un escenario para turistas. Hace poco en Japón vimos cosas parecidas... Aquí puedes ver a los percebeiros, te das una vuelta y ves a las de la Asociación de Amas de Casa pandeireteiras», dice Natalia. Anota Borja: «Y Baiuca es genial si lo ves en el Festiletras, pero lo ves en Madrid y es lo mismo, la gente vibrando en gallego y el sitio a reventar. Es una tendencia mundial. Lo tradicional ha cogido este empaque con la música. Apreciamos, igual que a un grupo inglés al que mucha gente no entiende, a artistas en gallego, catalán o euskera. Que haya cosas del tejido cultural de Galicia que salgan de Galicia ayuda, y da normalidad a esas cosas que igual ya tenían que estar normalizadas, como el uso del gallego», repara Borja, que advierte que «la cultura hoy es otra cosa. Algo que está en todas partes».

Ellos lo ven claro a diario en la relación con sus hijos: «Los jóvenes no tienen esos complejos en cuanto a poder disfrutar de cosas muy distintas».

El verano gallego es para la pareja de creativos que rompió el molde cultural un lujo bastante insuperable. «Un lujo absoluto que da el norte de Galicia es dormir con manta y ponerse la sudadera por las noches. Obviamente, la comida y los paisajes de la Costa da Morte son un lujo. Tener a cinco minutos playas como Soesto. El paisanaje, como decía Carandell, y la temperatura de aquí, maravilla, es algo inédito. Que no lo descubra la gente, por favor...», van bajando la voz. O que lo vayan descubriendo «amodiño». «Porque Galicia te invita siempre a bajarte de revoluciones», dice Natalia.

Borja revela que su padre le contó que cuando tenía 10 años encontró un montón de papeles en un arcón en un «faiado» de la casa de Ponteceso en la que, según cuenta, nació Pondal. «Años después, un experto, Amado Ricón, catalogó esos papeles como obra inédita de Pondal», afirma.

«Procedemos de ahí, de los precursores de la defensa del gallego», concluye quien ve vínculo entre el autor del Himno galego y C. Tangana. El derbi de himnos está servido.