Andrea tiene 23 años y es la camionera más joven de España: «Nunca duermo en un área de descanso»

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Conducir es su pasión. Por eso, con tan solo 21 años, decidió sacarse el carné de camión. Fue así cómo se convirtió en profesional del transporte, un oficio que le llena de orgullo desempeñar. Pero reconoce que no todo ha sido un camino de rosas, aunque ella prefiere quedarse con lo bueno: «Desde muy pequeña me encantaban los coches y la carretera»

03 oct 2025 . Actualizado a las 19:46 h.

Lo de Andrea García es auténtica vocación, porque ni siquiera es una tradición familiar. Nadie en su casa se ha dedicado nunca a conducir un camión. Simplemente le gustaba y se animó. «Me hice camionera con 21 años y medio, que fue cuando me saqué el carné del camión rígido. Y con el tráiler articulado empecé a conducirlo en mayo del año pasado. Así que, de momento, soy la camionera más joven de España. En chicos, creo que hay más jóvenes que yo, que lo han sacado hace poco, pero en chicas, que sepa, yo», cuenta.

«Soy la primera de la familia. Y a mí siempre me ha gustado conducir. Desde muy pequeña me encantaban los coches y la carretera. Y quería dedicarme a algo relacionado con ello. Decidí probar a sacarme el carné y así estoy desde hace casi dos años», explica. «Cuando se lo conté a mis padres se quedaron flipados. No se les había pasado por la cabeza que quisiera ser camionera. Pero me apoyaron mucho desde el primer momento», indica esta joven de Barcelona.

Al poco de obtener la licencia para conducir camiones ya estaba trabajando. Y en estos dos años tiene anécdotas de todo tipo. «En la primera empresa que estuve, al principio la gente se me quedaba mirando y se sorprendía al ver a una chica tan joven llevando un camión. Incluso me preguntaban cuántos años tenía. Y me comentaban que qué guay ver a alguien tan joven, les gustaba la idea y me sonreían», relata. Pero también se encontró con compañeros que no lo veían tan bien: «En otra empresa ya tuve anécdotas malas. Me encontraba a gente mayor, que llevaba muchos años en el transporte y me decían que no sabía lo que era conducir un camión, que siendo mujer no sé conducir... se repetía siempre lo mismo. Que no tenía ni idea de conducir por ser mujer y tan joven».

Pero Andrea, lejos de amilanarse, lo que hizo fue seguir a lo suyo. Y calló bocas con su trabajo. Eso no quita para que también ella tuviera muchísimas dudas al principio. «Me preguntaba siempre si había hecho lo correcto, si sería lo mío, porque al principio me costó acostumbrarme. Son muchas horas y muchos cambios de turno y trabajas muchos días. Pero donde estoy ahora, estoy muy contenta porque cumplen con los horarios y las condiciones económicas también son buenas». Andrea todavía recuerda cómo fueron los primeros días: «Fue un cambio drástico. Y, claro, lo llevé mal. Pero con el paso del tiempo me he ido acostumbrando y la verdad es que no me falta el trabajo», aclara. Es más, reconoce que no sabe lo que es estar apuntada en las listas del paro. «He trabajado en tres empresas a lo largo de dos años y no he estado en el paro ni un minuto. Ni un día. La verdad es que he tenido suerte». Eso sí, reconoce que no se queda a dormir en la carretera. «No, yo siempre he dormido en casa. Lo he evitado. Nunca duermo un área de descanso», dice.

Un día normal en el trabajo de Andrea comienza cargando el camión. Y luego lleva la mercancía hasta un establecimiento donde la descarga. En ocasiones, tiene que volver a cargar el camión y llevarlo de nuevo a su punto de destino. Depende de la distancia que haya entre el punto de recogida y el de entrega. «Pueden ser 20, 50 o 100 kilómetros. Depende», explica, mientras reconoce que el momento que más disfruta es cuando va conduciendo el camión, el recorrido en sí. «Trabajo en turnos rotativos y llevo mejor el día, de noche es más complicado, porque no hay nadie y no te puede dar el sueño. Pero por ahora, y gracias a Dios, no he tenido ningún susto», asegura.

«Es más fácil aparcar»

Tampoco tiene problemas a la hora a aparcar el camión, aunque reconoce que es más fácil hacerlo con un vehículo rígido: «Es como un coche grande, pero no se mueve y no tienes que hacer mucha maniobra. En cambio, con el tráiler, al principio, me costaba mucho ponerlo en los muelles o entrar en los sitios para cargar o descargar. Pero ahora ya estoy acostumbrada, porque lo hago cada día. Ya sé cuándo tengo que girar y cuándo no. Y le tengo cogida la medida, porque todos los camiones son iguales, tienen las mismas medidas».

Más a largo plazo, a Andrea le gustaría seguir ligada al mundo del transporte, pero desde otra perspectiva. «Me gustaría ser gestora de tráfico en una empresa de transporte. Seguir relacionada con el mundo de los camiones, pero sin tener que estar manejándolos», indica.

Explica también que conoce a otras muchas compañeras que se dedican al transporte de camiones. «Por redes sociales también se ven muchas, cada día más. Y cuando me he juntado con otras chicas camioneras tampoco hablamos de cómo está el sector. Pero por lo que cuentan en las redes sociales, sí que más o menos compartimos todas una visión similar. Todavía hay cosas por mejorar», dice. En cambio, también reconoce que el perfil o la imagen del antiguo camionero ha evolucionado y ya no tiene nada que ver con el pasado.

Además, considera que es una muy buena salida laboral. «Hay un problema de conductores, porque hay mucha gente que se está jubilando y no hay relevo. En unos años será un problema. La edad media es de unos 50 y algo de años. De aquí a unos diez se van a jubilar todos. Y no hay relevo. Y es un problema importante porque todo se transporta por camión», concluye.