La hazaña del gallego Pablo Nemo: «Después de haber recorrido África solo y a pie, ahora la aventura será mayor»

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Pablo Nemo
Pablo Nemo

Este coruñés arrancó su viaje en el 2021 y lo terminó en el 2024, después de peregrinar 15.000 kilómetros por once países de África. En el 2026 comienza otra hazaña por los siete lugares mágicos de la Tierra

21 oct 2025 . Actualizado a las 14:07 h.

Cuenta Pablo Nemo que su pasión por la aventura se inició de niño cuando leía Simbad el marino y todas las obras de Julio Verne, desde 20.000 leguas de viaje submarino a Viaje al centro de la Tierra. Más tarde llegó su fascinación por Indiana Jones y, posteriormente, su interés se centró en las expediciones de los grandes exploradores de principios del siglo XX, como las de Ernest Shackleton y Roald Amundsen en el Polo Sur. Esa inquietud siempre estuvo en ebullición dentro de Pablo, aunque este gallego de 30 años, nacido en A Coruña, dirigió sus pasos profesionales por otra dirección.

Acabó el bachillerato y se dedicó a formarse como bailarín, y la danza lo llevó a subirse a los escenarios de obras musicales por diferentes países. «Pero llegó un momento en que decidí cambiar el rumbo, porque la danza es una profesión muy exigente, que te requiere estar 24 horas todos los días de la semana. Simplemente giré mi vida para permitirme desarrollar esa parte de entender al ser humano a través de los viajes», señala Pablo.

El contacto con la naturaleza y su necesidad de entender el mundo a través de los ojos de la gente fue lo que lo motivó para cumplir su sueño de comenzar a viajar con lo básico: únicamente una mochila y, eso sí, muchas ganas. Empezó a ahorrar algo de dinero en función de los trabajos que iba consiguiendo, hasta que viajar se convirtió en un modo de vida, y ahora ya tiene la fortuna de contar con marcas que lo patrocinan y lo esponsorizan. Así fue cómo Pablo se planteó cruzar toda África solo y a pie; una hazaña que ahora ha cobrado forma de documental (Walking Africa) y que tiene previsto estrenar en los cines en el 2026.

«Mi mayor aprendizaje ha sido apreciar el momento vivido. Estamos sobreestimulados, África te redefine el concepto de felicidad»

«Después de la pandemia, en el 2021, aún muchos países estaban cerrados al turismo y África era un continente que yo veía más abierto, entonces pensé que era una muy buena opción y empecé a prepararme para mi aventura», explica Pablo, que en ese momento buscó información para ver lo que le esperaba. Después de darle vueltas a la cabeza, se puso las pilas y los meses anteriores a su partida hizo mucho entrenamiento en el gimnasio y en la montaña para estar lo más fuerte posible ante los miles de kilómetros que tenía que recorrer. Empezó su hazaña en Ciudad del Cabo en noviembre del 2021 y la acabó en enero del 2024, tras caminar 15.000 kilómetros en los que atravesó, solo, ininterrumpidamente y a pie, once países. «Al principio caminaba lento, y a medida que avanzaba, hacía cada vez más kilómetros; solía establecer una media al día de unos 18 o 20, porque como vas atravesando zonas de montaña tampoco es sencillo hacer muchos más», especifica.

CONEXIÓN CON UNO MISMO

Para él, lo maravilloso de esta aventura ha sido la conexión consigo mismo y la sensación de permanente presente en el que vas avanzando lo que el cuerpo te permite. «Escuchas mucho a la naturaleza, entras en contacto con la gente y eso es lo que te va moviendo: ir de pueblo en pueblo semana a semana», dice. «Más que tener un gran objetivo, al final yo creo que es el éxito de cada día y eso se aplica a cualquier cosa», relata Pablo, quien asegura que África es un continente que te pone a prueba cada día y te redefine el concepto de felicidad. «Al final en el mundo occidental estamos sobreestimulados con muchísimas cosas. Y el hecho de estar en muchas comunidades donde puedes charlar al fuego bajo las estrellas, aunque no hables el mismo idioma, y donde puedes jugar con los niños, estar en silencio en la naturaleza, donde ves a los animales en el Kilimanjaro... No sé, yo creo que mi mayor aprendizaje ha sido apreciar el momento vivido», apunta.

Pablo Nemo
Pablo Nemo

Si tiene que quedarse con un país, lo hace con Kenia o Tanzania, aunque también es un enamorado de Egipto. «Allí fue donde mejor comí», se ríe, porque a lo largo de su aventura se fue quedando «flaquillo». «Pero siempre encuentras quien te ofrezca de comer, hay puestos en la carretera y normalmente llevaba unos plátanos en la mochila», indica Pablo, que compartió vaca con los masáis, comió pescado en el lago Victoria, y en cualquier lugar comía lo que allí se conoce como ugali, muy parecido a la yuca.

Encontró pozos en los que beber y los nómadas en el desierto de Kalahari le ofrecieron agua que llevan en bidones. «Hubo algún contratiempo, claro, dormir empapado y levantarte empapado, cuando arrecian las tormentas, no es cómodo. También me puse enfermo, pero siempre tendemos a pensar que va a pasar algo malo y no es así», expone. África es un continente maravilloso y la gente se acerca a ti porque tiene ganas de saber de dónde vienes y qué haces. Vas haciendo amigos y recibes invitaciones para dormir o te ofrecen un plato de comida. Es increíble la bondad de la gente», se reafirma Pablo, que subraya la contraposición con la forma individualista de vivir que hay en Occidente. «Imagínate aquí llamar a la puerta de alguien y que te acepte a quedarse en su casa, es impensable, pero allí no», añade.

Ahora Pablo tiene en proyecto, que ha denominado El Templo, otra aventura que arrancará como una peregrinación a los lugares más sagrados del planeta y que se plantea como una saga documental. «Son siete peregrinaciones a los siete chakras de la Tierra, esos lugares que se considera que están vivos. La Tierra está viva y hay lugares que representan esta energía», expresa, para añadir: «Es un mensaje por el planeta».

En esta hazaña hará a pie algunos tramos y otros a nado o remando, en una aventura 360, en la que le esperan las pirámides de Giza en África; Stonehenge y Glastonbury en Europa; el monte Shasta en Norteamérica; el lago Titicaca en Sudamérica; Uluru en Oceanía y el monte Kailash en el Tíbet. «Nuestro objetivo no es solo hacer un documental , sino crear algo que refleje la esencia de la humanidad, una aventura que durante generaciones pueda seguir inspirando a viajar, a estar en contacto con la naturaleza y con nuestro planeta», concluye este gallego, que también hará las expediciones solo, aunque un equipo viajará en momentos puntuales para grabar la serie. «Nuestro templo es nuestro planeta», remarca Pablo, que, iniciará la aventura en el 2006 y estará viajando hasta el 2029. De nuevo tiene la mochila preparada.