Diana Al Azem, experta en adolescencia positiva: «Lo lógico es que los adolescentes cometan muchos errores»
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«Hay jóvenes que creen, por las películas, que el sexo es violento. Como si por ver ''Fast & Furious" piensas que se conduce así», expone esta experta en adolescencia, nominada a mejor docente de España en el 2022, que ha publicado con la ginecóloga Miriam Al Adib una guía para madres y padres que no cierran los ojos a una realidad con retos nuevos
02 dic 2025 . Actualizado a las 20:56 h.La distancia de rescate -esa que definió tan bien Samanta Schweblin con una novela corta- da mucho de sí cuando los hijos crecen, y no es fácil mantenerse alerta sin hacer de la paternidad un Gran Hermano que lo vigila todo sin dejarse ver. La adolescencia es una película de misterio, pero no es un crimen querer comprenderla y protegerla de los peligros que ha traído internet y las redes de la inteligencia artificial. Ante estos retos se alían la sexóloga y profesora Diana Al Azem, fundadora de la plataforma Adolescencia Positiva, nominada a los Premios Educa Abanca como Mejor Docente de España, y la ginecóloga y divulgadora Miriam Al Adib, que publican juntas la guía Cuando la cigüeña empezó a ver porno, para esos padres que no eluden la realidad.
—¿Sabemos madres y padres tratar a nuestros hijos adolescentes?
—Tratamos a los adolescentes como niños y les exigimos como si fuesen adultos. Cuando decimos que «tratamos a los adolescentes como niños», lo que queremos decir es que como madres solemos ser inocentes a la hora de pensar que nuestros hijos pueden estar haciendo algo inadecuado. Los sobreprotegemos para, y a la vez confiamos mucho en ellos. Nunca pensamos que nuestro niño va a acosar a otros o que va a ver pornografía. A la vez les exigimos que sean enseguida responsables en todo. Esperamos de ellos un comportamiento que de adolescentes no llega, porque no puede, su cerebro no ha madurado lo suficiente para hacerse responsables de sus emociones, de sus impulsos, y ser conscientes a largo plazo de las consecuencias.
—¿Cómo afecta la sobreprotección?
—No les permitimos que fallen, que se equivoquen. Y es lógico que cometan muchos errores en la etapa de adolescencia. Pero vemos el error como algo terrible, cuando con el error podemos aprovechar para transmitirles determinadas enseñanzas, en lugar de ponernos con «te castigo», «te quito el móvil».
«Si le hablas a un adolescente en tono amenazante, se bloquea; su amígdala se inflama»
—¿El castigo no suele funcionar?
—No, y mucho menos con adolescentes. Los propios adultos nos rebelamos cuando alguien nos quiere castigar, aunque tenga razón. Eso nos hace rebelarnos, porque el ser humano no está diseñado para obedecer. Cuando alguien, en vez de empatizar conmigo, me hace sentir mal y yo ya me siento mal, no funciona. Si alguien empatiza conmigo, y me ayuda a hacerlo mejor la próxima vez, estaré más abierto a sus consejos y pautas. Algo que veo en las aulas es que, si coges a un niño y le regañas delante de sus compañeros se rebela mucho más. Sin embargo, si coges a ese adolescente, lo sacas del aula, no le ridiculizas ni le humillas, y hablas con empatía..., él va a entender. Pero si le hablas en tono amenazante, se bloquea; su amígdala se inflama y se pone en modo supervivencia.
—¿Tener como adulto esas actitudes humillantes hacia el chaval es maltrato, una forma de abuso?
—Claro que lo es, es un comportamiento abusivo. Pero entre los adultos también se hace. Hay adultos también que piensan que por ser el adulto puede comportarse así. Obviamente, un profesor es el que dirige la clase, pero eso no quita que tenga respeto por los chavales.
—En «Cuando la cigüeña empezó a ver porno» abordáis la adolescencia con una problemática diferente, con la tecnología atravesando la experiencia y haciendo que los menores se expongan a edades tempranas a contenidos perturbadores. ¿La edad del primer contacto con el porno se ha adelantado a los 8 años?
—A esa edad se está teniendo el primer contacto accidental, según la Agencia Española de Protección de Datos. Y con 8 años no han despertado al deseo propio de la adolescencia... Son, por tanto, accesos accidentales, a través de un videojuego o un hermano mayor se lo enseña, o salta un pop-up en una web. Cuando son pequeños, su cerebro no está preparado para esos contenidos, tampoco para escenas agresivas. Yo nunca dejaría a un niño de 8 años ver películas de miedo tipo Saw, pues su cerebro no está preparado para asimilarlo. Con la pornografía, lo mismo. Si encuentran una imagen más llamativa, explosiva y exagerada de lo que la realidad es, se puede producir un trauma en el menor.
—¿Qué otros efectos puede tener esto en el desarrollo o la autoestima?
—Quizá en la autoestima los efectos se van a ver más adelante. Cuando ven cuerpos perfectos, o que ellos no duran tanto como en las películas... Pero eso ya llega de adolescentes.
—El sexo aún asusta a algunos, la violencia no tanto. La violencia (no solo sexual) está en su apogeo.
—No hay más que ver las canciones que oye la gente joven, en las que el hombre es el sujeto y la mujer objeto. El hombre, activo. La mujer, pasiva. Esto se ve en canciones, videoclips, redes..., donde hay perfiles machirulos donde te dicen cómo ser un macho Alfa, y cada vez más comunidades Incel [acrónimo para ‘célibe involuntario']. Los hombres tienen mucha presión por culpa de la pornografía. El hombre se ve obligado a actuar sin debilidades ni sentimientos... Parece que, como hombre, tienes que tener un cuerpo musculado y el pene como una batuta. Los hombres reciben esa presión; las mujeres ven pornografía para saber cómo hacer con un chico. Trasero grande, sexo rasurado, si me tiran del pelo me dejo porque es así... Hay muchas adolescentes que creen que la violencia es parte del acto sexual. Es como si por ver Fast & Furious piensas que lo normal es conducir así. La realidad, nada que ver.
—¿La edad que tengan los chavales depende de lo que se les debe contar?
—Sí, igual si una niña de 6 años te pregunta de dónde vienen los niños, no entras en detalles, pero tampoco vas a engañarla con «a los bebés los trae la cigüeña de París». Puedes decir que el bebé se forma en la barriga de mamá.
—¿En la adolescencia es natural el interés por la sexualidad? ¿Cómo tenemos que abordar como madres y padres estos nuevos intereses y actitudes?
—Como son realmente. Hay una curiosidad sexual que empieza en la pubertad, que es el querer conocer su cuerpo y saber cómo son las cosas. Es pura curiosidad lo que tienen. Y lo ideal es que de alguna manera seamos los padres los que atendamos esa curiosidad. Debe haber un diálogo abierto en casa. No asustarnos es importante. Una madre nos contó una vez que cuando su hija tenía 7 años llegó un día a casa diciendo que habían cogido el móvil en casa de su amiga y habían visto un vídeo de una chica en un bar pidiendo a los clientes que se bajasen los pantalones... La madre quedó alarmada. Pero si les hacemos sentir culpables, la próxima vez que ocurra algo así no te lo van a contar. Y pueden ir a buscar a internet, donde nadie les va a reñir ni a juzgar. Si te cuentan algo así, intenta mantener la calma, hacer preguntas con naturalidad («¿y por qué crees que hacen eso?») e ir midiendo hasta dónde les puedes contar.
—¿Señales de alarma?
—Una de las primeras es que nuestro hijo pase horas encerrado solo en la habitación, y esconde el móvil o cierra el ordenador de golpe si entramos. Hay que ver cómo se relacionan, si respetan o son violentos con el otro sexo, si bajan en las calificaciones escolares... Esto puede ser indicativo de algo. Pero hay padres que confunden los cambios típicos de la adolescencia con «¡Dios, aquí pasa algo!». Entre los cambios normales están que muchas veces se van a rebelar contra ti.
—Incluís herramientas para el control en internet, como Custodio o Family Link. ¿Son seguras?
—No cien por cien, pero evitan el acceso accidental a plataformas en un 60 %. Un adolescente que quiere buscar algo lo acaba encontrando, a pesar de los controles. Saben saltárselos todos. El mejor control parental es la educación.
—¿Cómo influyen los modelos de apego (el ansioso, el evitativo o el tener un patrón seguro) en casa en las actitudes y la manera de relacionarse de nuestros hijos adolescentes?
—Desde que somos pequeños aprendemos a relacionarnos con otras personas a través de las relaciones que vemos en nuestros padres. Si esa relación no es segura, sino evitativa, o una relación donde no sé si mi padre está o no, si madre está ahora de buenas y luego de malas..., si yo no tengo un equilibrio en los adultos de mi casa me voy a convertir, probablemente, en una persona que evita el compromiso porque no quiero que me hagan daño, y voy a mantener relaciones superficiales con todas las personas que pueda, trataré a las personas como si fueran números y juego con las aplicaciones de citas o me pondré pornografía porque me aburro. Dar una seguridad y enseñar a confiar en las personas es muy importante desde el principio, desde que son pequeños.