El buen rumbo que se llevaba hacia el hambre cero se ha truncado por el covid, el cambio climático y la guerra de Ucrania. Es hora de repensar lo sistemas de producción de alimentos e introducir aquellos de origen marino, sostenibles, de bajo impacto en el medio y de elevado valor nutricional. Erizos, pepinos y orejas de mar, sardinas, anémonas, algas y, por supuesto, el mejillón
E. Abuín