La última gran cita del año en O Salnés arrancó con la buena afluencia habitual y con alguna polémica por los puestos
25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«As enchentas de San Simón, antes ou despois son», dice el refranero popular gallego. La cita se refiere a las posibles inundaciones que acontecen en los primeros días de noviembre o en los últimos de octubre, cuando el río Umia decide recuperar parte de sus dominios tras unos días de fuertes lluvias. El año pasado, la romería estuvo pasada por agua, pero este año el sol la ha respetado. En cualquiera caso, chova, vente ou fagha sol, lo que no falla es el pulpo. Ese elemento indispensable de la última gran parranda del año.
Porque San Simón igual se entiende sin verbenas, como va a suceder este año porque los integrantes de la comisión decidieron plantar —y ojo con que el virus no se extienda porque cada vez hay más retos en estas historias—, pero quítele usted el pulpo si tiene narices y se encontrará en un desierto.
Ayer fue el primer día de la parranda, de la parranda pulpeira estamos hablando, y la afluencia fue la habitual. Grandes pandillas de amigos y, sobre todo en un día como ayer, de compañeros de trabajo que se acercaron a las carpas que allí estaban instaladas para darse un pequeño homenaje con unos precios que para nada se han disparado con respecto al año pasado.
Pulpería Valeiras
Dentro de todo este buen rollo festeiro hubo un problema con la Pulpería Valeiras, que llegaban de O Carballiño y a quien la Policía Local de Vilanova les impidió colocar su carpa por la falta del permiso correspondiente en tiempo y forma. «Non me deron solución», asegura su responsable.