Virginia Bermúdez: gerente de un taller mecánico y humorista a los 29 años

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

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ANA GARCÍA

La cantera del talento | «No traballo téñenme dito: ''As mulleres, logo, tamén sabedes facer isto''», comenta la camariñana

01 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Virginia Bermúdez Alborés, de Dor, A Ponte do Porto (Camariñas) es una caja de sorpresas. Tiene 29 años y dirige junto a su hermana mayor, Elena, el taller mecánico que puso en macha su padre, José Bermúdez Valiña, hace ya 43 años. «Hai sete anos, el retirouse e miña irmá, que xa traballaba alí, díxome de levalo xuntas. E dende aquel día...», recuerda.

Por aquel entonces, ella ya integraba la plantilla de la residencia de mayores de Vimianzo. «Sempre me chamou o sector da sanidade. Fixen un ciclo superior de radioterapia e, despois, un curso de atención a persoas dependentes en institucións sociais», relata. Llevaba un año y medio en el centro vimiancés trabajando fines de semana y festivos, y con el taller descubrió «unha marabilla, de luns a venres». «É un negocio familiar e iso tamén me tirou moito á hora de decantarme», expresa.

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En los primeros meses compaginó las labores en el Taller Bermúdez con un curso de administración, departamento del que se ocupa en su día a día, aunque sin abandonar otras tareas. Es la persona encargada de hacer la diagnosis de los vehículos que llegan a su negocio. «Miro que avaría ten», explica. Pero también sabe cambiar neumáticos y aceites, entre otros aspectos. De hecho, durante un tiempo, cubrió a un compañero en este apartado.

Virginia, al igual que su hermana, pasó mucho tiempo desde pequeña entre elevadores y llaves inglesas. Con todo, en los primeros meses desde que tomó los mandos del establecimiento junto con Elena, reconoce que estaba «moi descolocada». Pero los trabajadores la ayudaron «moito», aunque aún le queda «moitísimo» por aprender, traslada humildemente.

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Está muy contenta de la decisión tomada, pese a que «traballar de cara ao público é difícil, e ser autónoma, tamén. Antes durmía máis», apunta riéndose. «Pero agora miro atrás e penso: ‘‘Sacamos un negocio adiante''», manifiesta con orgullo. De hecho, incrementaron el nivel de trabajo y la plantilla, según comenta. «Tamén cando o meu pai o deixou eran épocas malas», matiza. Pero Virginia quiere seguir creciendo: «Encantaríame que o taller siga indo ben e amplialo». Aunque «non hai xente para traballar. Fai falta que a xente nova se anime con traballos de toda a vida como o de soldador, mesmo», confiesa.

Todo ello, pese a las desfachateces que, solo por ser mujer, sigue teniendo que escuchar en ocasiones. «Este verán estaba facendo unha diagnose e aínda me dixeron: ‘‘As mulleres, logo, tamén sabedes facer isto''».

Esta joven también es humorista. Sube vídeos a las redes interpretando el papel de Dosinda, una especie de Mucha, la cantareira de Ardebullo, con su gallina, Amparo. El teatro es su pasión. Lo practicó desde pequeña, aunque lo abandonó por los estudios. En la pandemia lo retomó y acude a clases del Concello de Vimianzo, donde ahora reside, y a la escuela Espazo Aberto en Santiago, aunque este curso hará un parón debido al trabajo. «O meu soño sería traballar nunha compañía de teatro pequena as fins de semana. Non sería traballo para min!», transmite. Por el momento, sigue abriéndose puertas.