Hasta pronto a Haruna, la joven japonesa que conquistó Camariñas en menos de un año

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

Unas 60 personas la sorprendieron el sábado con una cena de despedida: «Ai, mi madre!», le salió a ella del alma

19 ene 2025 . Actualizado a las 17:04 h.

En estos tiempos de afectos volátiles, no deja de llamar la atención que unas sesenta personas cuadren día y lugar para tributarle una cena de despedida a alguien que conocen de hace menos de un año. Esto habla bien de ellos, pero sobre todo habla bien de Haruna Chatani, la joven japonesa que, allá por marzo, llegaba a Camariñas con 28 años, sin tener ni idea de español y movida solo por el recuerdo de unos días de turismo con su madre en esta localidad, y por el impacto que le causó.

Haruna, formada en educación y arte, arribó a la villa del encaixe sin hablar español —pero sí japonés, inglés, ugandés, camboyano e italiano—, y se irá de ella sabiendo tocar la pandereta y la gaita, expresándose en un castellano más que entendible y un gallego que por ahí se percibe. Con aprendizaje musical desde la cuna, contaba el pasado mayo para La Voz que no pudo dormir la primera vez que escuchó música tradicional gallega. La conexión fue absoluta, y en todos estos meses la agrupación de gaitas Vaiche Boa de Xaviña y la de cantareiras O Cansorriño han tenido en Haruna a una de sus más entregadas alumnas.

ANA GARCIA

El sábado a mediodía fue su último ensayo, pero la emoción les pudo a todos, y apenas pudieron si interpretar Camariñas y la música de la danza de arcos del Carmen. Chatani pensaba que esa era su despedida, pero erraba: por la noche, decenas de personas la esperaban en el Ibu de Xaviña para sorprenderla: «Ai, mi madre!», le salió del alma al verlos a todos. «Ai, mi madre», al estilo de «mimadriña!» es una expresión muy usada por los camariñáns que se le prendió pronto. 

«Haruna é moi querida, meréceo todo, de verdade que si. É unha rapaza que transmite paz, alegría, gustaríanos tela aquí moito tempo máis, é do melloriño, unha artista», cuenta Dolores Lema Canosa. Entre ella y María Mouzo Canosa le dieron alojamiento y forjaron vínculos que también trasladaron a un grupo de andainas y viajes. Haruna no se perdía nada. Diez meses le han dado para mucho, pero, este lunes 20 de enero, emprenderá regreso a Japón.

ANA GARCÍA

Virtuosa también de la pintura, bastan unos minutos de conversación para percatarse de su sensibilidad. Adora la palabra gracias, tiene un «vibrato alto», publicó en sus redes: «Los corazones de todos son tan cálidos que el mío está lleno de emoción, gratitud y amor», escribió tras la sorpresa, que llegó a calificar como «el momento más feliz de mi vida»: «Soy muy afortunada de haber podido conectar con estas maravillosas personas, y los recuerdos que hemos compartido este año serán un tesoro». Siente —y lo anhela— que regresará, que este solo ha sido el «capítulo 1» de su historia gallega.