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Exempleados de la planta de Caldas celebraron la entrada de Acolact
21 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Los extrabajadores de Clesa afectados por el ERE extintivo se ven las caras cada viernes en la cafetería de la planta de Caldas de Reis. Es una especie de terapia de grupo que mantienen desde hace meses para no perder el contacto con los compañeros que todavía disponen de la fortuna de continuar dentro y recibir una nómina al final de mes. Pero la reunión de ayer no era una más. Fue la primera tras la rúbrica del documento que confirmaba la adquisición de la factoría por parte de la sociedad Agrupación Cooperativa Láctea S.L. (Acolact), que integran Feiraco y otras nueve cooperativas más que operan en Galicia.
El «por fin» sustituye «al hola» en los saludos. «Parecía que no iba a acabar nunca», comenta Ramón Gil. Pese a que para los exempleados de la compañía láctea la espera todavía continúa, en sus caras se refleja otro semblante. «A ver si ahora Feiraco cumple», apunta Jesús Recio. Algunos prefieren no dar su nombre, pero sí hacen pública su reflexión: «Empieza la segunda fase y a ver. Nos libramos de los Ruiz-Mateos y de algún otro», sostienen con cierta confianza.
Ánimos de extrabajadores
Ya en la cafetería, la presidenta del comité de empresa, Lola Ramos, y otros miembros explican los detalles de la firma materializada el jueves en una notaría de Madrid y repasan la liquidación y la indemnización de algún extrabajador que tiene dudas. Esclavitud, que fue prejubilada por enfermedad, se acercó «por solidaridad». «Me alegro por ellos y ojalá que todos encuentren trabajo».
Óscar llevaba dos años en Clesa cuando se fue a la calle. Comenta que la compra es «unha boa noticia». Su deseo, «que vaia todo ben e que arranque con sorte». Más pesimistas son Marcos y Marcelino. El primero, que encontró trabajo, dice que la cosa sigue estando «muy grave» y que, tal y como está el mercado, el proceso «va a ser muy lento y no tan fácil como lo quieren pintar». A su lado, Marcelino, asiente. «A mis 56 años estoy buscando [empleo], esperando y desesperando».
Lado positivo
Antes de brindar con cava y de la visita del conselleiro de Economía, Javier Guerra, Teresa Campos y Milagros Ferreirós quieren ver solo el lado positivo del momento. «Después de tanto sufrimiento y de tantos meses de espera era lo que queríamos», apunta Teresa, que recuerda que tardaron más de seis meses en cobrar la liquidación y la indemnización. ¿Y ahora qué? Milagros medita en voz alta: «Ahora lo que sea, si me quedo, genial, y si no por lo menos esto sigue. Hay un futuro y gente que va a entrar seguro, antes o después». Teresa añade que si hay que reciclarse, «pues nos reciclamos».
Llega el titular de Economía. Antes lo hicieron los políticos municipales. Tras las declaraciones a los medios de comunicación, toca hablar a trabajadores y exempleados. Lola Ramos quiere que sea el conselleiro quien se dirija a todos sus compañeros. Guerra apuntó que el lunes entra en la planta el inversor y empieza una nueva etapa para el futuro de la fábrica. Tras recibir una camiseta verde de Clesa de manos de Manuel Raña -miembro del comité-, detalló la importancia de este proyecto empresarial para el sector lácteo gallego y recordó los «sustos importantes» vividos en los últimos meses. Por su parte, el alcalde de Caldas, Juan Manuel Rey, apeló a lo que denominó el «espíritu de Clesa» para abordar otros problemas municipales.
La factoría de Saiar retomará su actividad con treinta operarios, los que contempla el plan de negocio de Acolact, para ampliarlos en función de las ventas que se hagan.