Autopistas, transporte y grandes industrias gallegas están en manos de inversores foráneos
ECONOMÍA
Aunque la comunidad conserva fábricas y empleo, el control se ejerce desde el extranjero
15 oct 2018 . Actualizado a las 13:20 h.Siguen siendo gallegas, porque es en la comunidad donde desarrollan el grueso de su actividad. Aquí tienen fábricas y oficinas, aquí trabajan la mayoría de sus empleados y, en algunos casos, incluso mantienen la sede y los equipos directivos. Pero los centros de decisión han volado después de que el capital pasara a manos de fondos e inversores extranjeros, a los que hay que reportar y que son los que tienen la última palabra. El último ejemplo es la toma de control del grupo lucense Arenal por parte del gigante del comercio luso Sonae. El grupo portugués, el mayor empleador privado de ese país, con 40.000 trabajadores en plantilla, se ha hecho con el 60 % de la cadena gallega de perfumería que estaba en manos del fondo español Corpfin para impulsar el plan de expansión de Arenal. La cadena cuenta con más de 40 tiendas en el norte de España, y, a diferencia de otras empresas que cayeron en manos foráneas, la familia fundadora (los Vázquez Marzán) mantienen aún participación y funciones directivas en el negocio.
El de Arenal es el último caso de la toma de control de empresas gallegas por parte de grandes grupos extranjeros, que se han hecho con sectores clave de la economía gallega. Estos son algunos ejemplos.
Autopistas
Audasa, dueña de la AP-9, en manos de un fondo de Estados Unidos. Desde hace nueve años, las decisiones que afectan a la gran arteria de comunicación de Galicia se toman al otro lado del Atlántico. Fue en el 2009 cuando el grupo estadounidense Citi se hizo con el control de Itínere, la gestora de la AP-9 y de otras vías de alta capacidad gallegas, que fueron privatizadas en el 2003 y que ahora está en manos de otro fondo estadounidense, Corsair, que es el accionista mayoritario, aunque Abanca, Sacyr y Kutxabank mantienen un peso importante en el capital, de más del 55 %. Un paquete accionarial por el que ahora pugnan la propia Corsair y Globalvía, un grupo de origen español, pero que desde hace años está controlado por fondos de pensiones de Canadá, Holanda y el Reino Unido, por lo que el futuro de la autopista se seguirá decidiendo fuera de Galicia.
Transportes
Casi veinte años después del desembarco de Arriva, Alsa entra en el transporte metropolitano coruñés. La empresa británica Arriva (filial del conglomerado alemán Deutsche Bahn) desembarcó en el mercado español en 1999, con la compra de las gallegas Ideal Auto y Transportes Finisterre, tras fracasar la operación impulsada por un grupo de empresarios, con el respaldo de la Xunta, para mantener la galleguidad de las empresas, líderes entonces en la comunidad. Mucho más reciente es la adquisición de Asicasa y Cal Pita, operadoras de las principales rutas del transporte metropolitano coruñés, por parte de Alsa, un grupo de origen asturiano que desde el 2005 está en manos de la británica National Express.
Logística
Azkar pasó a manos de un grupo alemán en el 2012. Veinte años después de que se galleguizara, la empresa de origen vasco (de ahí el nombre, que significa rápido en euskera), adquirida por el lucense Luis Fernández Somoza cuando estaba a punto de desaparecer, pasó a manos del grupo germano Dachser, que la ha rebautizado con su marca y que está reorientando el negocio para entrar en el creciente mercado de la distribución de las compras on-line.
Alimentación
Leche Celta y Pizza Móvil, controladas desde Portugal. Son solo dos de los ejemplos de la entrada del capital extranjero en las firmas gallegas de alimentación. Leche Celta está desde el 2006 en manos del grupo portugués Lactogal. Con plantas en Pontedeume y Meira, Celta ocupa la tercera posición en el ránking de recogida de leche en Galicia, que lidera una firma francesa: Lactalis. En el caso de la viguesa Pizza Móvil, fundada en 1989, la toma de control de la lusa Ibersol se produjo en el 2001.
Energía
Los fondos toman posiciones en Naturgy, heredera de Fenosa. La galleguidad de Fenosa, que empezó a desdibujarse en 1982, con la fusión con la madrileña Unión Eléctrica, se perdió definitivamente en el 2005. En ese año el grupo de Florentino Pérez ACS se convirtió en accionista de referencia de la energética, tras el intento frustrado de un grupo de empresarios locales, liderados por Amancio Ortega, por entrar en el capital de la compañía. Luego pasó a manos de Gas Natural y la histórica marca Fenosa se convirtió en un apellido ahora perdido después del lanzamiento de la nueva marca: Naturgy. Un grupo en el que, tras la salida de Repsol, los fondos extranjeros ya son mayoritarios. Así, el 20 % está en manos de la británica CVC, otro tanto lo controla el estadounidense GIP, mientras que la argelina Sonatrach posee un 3,85 % y el fondo Capital, también norteamericano, otro 3 %. La Caixa es el principal, con el 20,4.
Servicios sociales
Las antiguas cajas se deshicieron del grupo líder en geriátricos. Líder en España del negocio geriátrico tras su integración con Sarquavitae (tras la cual el grupo Geriatros se rebautizó como DomusVi), la empresa gallega ha pasado por varias manos después de que las antiguas cajas se deshicieran de la participación que tenían en la compañía, ahora en manos del grupo francés controlado por ICG y Sagesse Retraite Santé.
Industria
Barreras renace pese al pinchazo del salvavidas mexicano. Aunque la entrada de la petrolera mexicana Pemex en el accionariado de Barreras, bendecida por la Xunta, parecía ser la tabla de salvación del astillero vigués tras su salida del concurso de acreedores, la realidad es que el único pedido, el famoso flotel, originó un sobrecoste que llevó a la empresa a pérdidas, de las que se recupera gracias a la abultada cartera de pedidos que acumula, por valor de más de 700 millones. No es la única empresa industrial gallega que ha pasado a manos extranjeras. La calderera porriñesa Censa fue adquirida en el 2011 por el grupo chino Citic y cinco años más tarde la norteamericana Carlyle tomaba el control del gigante pizarrero Cupa.
Grupos chinos, mexicanos y galos gestionan servicios municipales como el agua o la limpieza viaria
Otro sector en el que la influencia del capital extranjero es creciente es el de los grandes contratos de servicios municipales, como el agua, la recogida de basuras o la limpieza viaria. Aunque las empresas que se reparten ese pastel (que supera los 120 millones de euros en la comunidad) no han cambiado, lo que sí se ha modificado es la estructura de su accionariado, ahora controlado por inversores foráneos. Es el caso de FCC, que gestiona el agua y la limpieza de un buen número de concellos, que pasó a manos del mexicano Carlos Slim. Viaqua, por su parte, depende del grupo francés Suez; mientras que Urbaser, la mayor concesionaria en Galicia, es propiedad de un grupo chino.
El mercado inmobiliario de la comunidad, a merced de los fondos especuladores
Aprovecharon las oportunidades que dejó la crisis, y también las urgencias de los bancos por limpiar sus balances de activos tóxicos, y se han convertido en los amos y señores del negocio inmobiliario español. Y Galicia no es la excepción: cuatro fondos especuladores controlan el grueso de los activos disponibles en la comunidad. Se trata de Blackstone, Cerberus, Lone Star y Apollo, que a principios de verano controlaban en conjunto más de 2.500 propiedades en la comunidad, según estimaciones de fuentes financieras consultadas por este periódico.
Una cifra que los situaba ya por delante de la Sareb y que ha aumentado en las últimas semanas, después de que Cerberus anunciara a finales de septiembre la compra de una cartera de activos del Santander, compuesta por 35.700 inmuebles, algunos de ellos en Galicia. En esas mismas fechas, Blackstone adquirió por 948 millones la mitad de Testa, una de las mayores sociedades de alquiler de España (con varias viviendas en la provincia de A Coruña y en las ciudades de Vigo y Ourense), participación que amplió con la compra de otro 20 % en manos de Acciona, notificada la semana pasada.