Trump activa el arancel del 15 % a la UE

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Ken Cedeno | REUTERS

El BCE anticipa la llegada masiva de mercancías chinas, poniendo en peligro millones de empleos

07 ago 2025 . Actualizado a las 14:04 h.

«Arancel es la palabra más bella en el diccionario», aseguraba Donald Trump en octubre del año pasado. Decreto a decreto, el presidente estadounidense ha ido asentando las bases de una nueva relación comercial con sus «socios». Y lo ha hecho a golpe de amenaza, manteniendo al mundo en vilo, pendiente de él. Ayer no fue una excepción. El dirigente norteamericano anunció la subida del arancel a la India del 25% al 50% —se hará efectiva en 21 días— como represalia por comprar petróleo ruso. El motivo de aplicar esa misma tarifa a las importaciones brasileñas fue político —el enjuiciamiento de su «aliado», el expresidente ultra Jair Bolsonaro—.

La Unión Europea (UE) aguardaba ayer esperanzada una tregua de Trump de última hora, que nunca llegó. El republicano cumplió con el plan previsto, activando el arancel general del 15% a las mercancías importadas desde cualquiera de los 27 países de la Unión Europea (UE) —50% para el acero y el aluminio—. ¿El motivo? Tratar «muy, muy mal a EE.UU».

Ese argumento no encaja con la realidad. Lo cierto es que, tal y como señalan analistas de Bruegel, el arancel promedio que aplicaba la UE antes de la escalada a bienes estadounidenses era del 1,35%, inferior al 1,47% estadounidense. Por todo ello, la UE recaudaba menos de la mitad (3.000 millones de euros) que EE.UU. (7.000 millones) por la vía de los aranceles.

No solo eso. Las mercancías más comercializadas entre los dos bloques, como el petróleo, el gas natural licuado (GNL) —EE.UU. es nuestro principal proveedor— o los medicamentos están sujetos a un arancel cero.

Lo que subyace es un desequilibrio comercial favorable a la UE que irrita a Washington. En el 2024, los Veintisiete compraron a EE.UU. productos por 334.800 millones de euros, mientras que al otro lado del Atlántico, las ventas ascendieron a los 532.300 millones de euros. Una brecha de casi 200.000 millones que Trump quiere cubrir por la vía de la coacción.

Excepciones

No todas las mercancías estarán sujetas a la tarifa del 15%, que se aplicará a productos pesqueros, textiles, electrodomésticos o vino, por ejemplo. Las aeronaves y piezas aeronáuticas que venda la UE seguirán sujetas al arancel cero anterior a enero del 2025. Lo mismo para algunos productos químicos, determinados medicamentos genéricos o recursos naturales —la lista sigue abierta a negociación—.

¿Qué hay de los automóviles? EE.UU. aplicaba una tarifa genérica del 2,5%, pero ascendía hasta el 25% para las camionetas —una de cada tres ventas en el sector en ese país—. ¿Significa esto que se ha evitado el peor escenario? No. Muchos fabricantes europeos ensamblan y producen componentes en países como México —Trump le ha castigado con un arancel del 25%— o China —gravamen del 30%—. Todo ello hará que se le incrementen los costes al motor europeo en la mayoría de los eslabones de la cadena de producción, repartida por todo el mundo. Es por ello que incluso las empresas que no exportan a EE.UU. pueden acabar sufriendo el impacto de la guerra comercial por el encarecimiento de otros insumos.

¿Habrá represalias de la UE? No. De hecho, recientemente suspendieron el paquete de medidas que habían preparado por 93.000 millones de euros.

Pérdida de empleos

El impacto va más allá de las pérdidas económicas, que varían en función de los vaivenes de Trump y de los escenarios que se manejen. El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, sitúa la merma del producto interior bruto español entre los 2.000 y 2.500 millones al anuales, similar a la estimada por el Banco de España.

Sin embargo, se desconoce con certeza el coste indirecto que acarreará, por la gran atomización de las cadenas de valor de las industrias. Lo que sí advierte el Banco Central Europeo (BCE), es que esta ofensiva tarifaria tendrá consecuencias dramáticas en el empleo.

En un informe publicado ayer, el organismo alerta de que la llegada masiva de mercancías chinas a la UE —que inicialmente tenían como destino EE.UU.— pondrá en riesgo millones de empleos en Europa. «Los sectores especialmente expuestos a la competencia de China, es decir, aquellos en los que las importaciones desde allí han aumentado sustancialmente, emplean a 29 millones de trabajadores, lo que representa alrededor del 27 % del empleo total en la eurozona», señalan sus expertos. Y, ¿cuáles son esos sectores más golpeados? El automovilístico y el químico, con 4 millones de trabajadores directos e indirectos. También el papelero, el sector de equipamiento eléctrico y el de los plásticos, que da trabajo a tres millones más. Además, la sobrecapacidad china también mermará el número de vacantes, como ya hizo con el motor y los químicos entre el 2019 y el 2024, cuando se redujeron un 55 y un 95%, respectivamente.

Nuevas amenazas

Trump anunció la noche del miércoles que aplicará el 100 % de los aranceles para los chips y semiconductores —una maniobra que puede autoinfligir daños a la economía estadounidense, volcada en la tecnología—. Lo que más preocupa es la nueva amenaza que pende sobre la UE: elevar el arancel del 15 al 35 % si los Veintisiete no cumplen el compromiso de inversiones de 550.000 millones de euros en EE.UU. hasta el 2029, el de compras de gas natural y petróleo por valor de 700.000 millones y otros 40.000 en chips made in USA. España, por el momento, mira para otro lado. El Gobierno ha descartado la compra de los F-35 de Lockheed Martin, en favor de otras opciones europeas.

Además, aún queda otro flanco abierto: las farmacéuticas —muchas de ellas, europeas—. Tienen de un año para bajar los precios o se enfrentarán a aranceles del 150 y 250 %.

Las ventas gallegas a EE.UU. han caído un 14,5 % desde que arrancó el año

Desde que Trump hizo públicas sus intenciones, algunos negocios han apurado el calendario, optando por adelantar el envío de pedidos al otro lado del Atlántico con el objetivo de ganar tiempo y amortiguar el impacto de los aranceles en las cuentas del 2025. Sin embargo, el comercio exportador ya se resiente.

Según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio, Galicia vendió un 14,5% menos a Estados Unidos en los primeros cinco meses del año, respecto al mismo período del 2024. Las empresas facturaron casi 243 millones de euros, frente a los cerca de 284 del ejercicio previo.

Aunque resulta imposible imputar al clima de guerra comercial un porcentaje de las pérdidas, lo cierto es que estas resultan llamativas en el mes de mayo, cuando la facturación de las empresas gallegas en EE.UU. cayó a la mitad respecto a la del mismo mes del 2024.

El golpe más duro, eso sí, se lo lleva la metalurgia gallega porque las exportaciones de acero y alumino —ascendieron a 27,6 millones de euros el año pasado— tendrán que pagar un peaje del 50%. Por no hablar de los efectos secundarios de los aranceles —como la entrada de más acero y aluminio chino con el que competir en el mercado único—.

Otra de las grandes partidas afectadas es la exportación de derivados de petróleo. La refinería de Repsol en A Coruña, que el año pasado facturó 56 millones de euros en combustibles vendidos a Estados Unidos deberá diversificar todavía más su portafolio de clientes para amortiguar el impacto del arancel del 15% .

Lo mismo le ocurre al sector conservero, el gran damnificado en la industria pesquera, ya que concentra la mayor parte de los 78,7 millones de euros que exportó a EE.UU. el año pasado.

El golpe al sector gallego del motor no será solo directo (53,3 millones de euros exportados a EE.UU. en componentes), también indirecto porque vende fundamentalmente a fabricantes que exportan coches al mercado norteamericano.