¿QUÉ CUENTAN?|Vicente Torres «Me enganché a la cocina como a las drogas duras: duele, pero atrapa»

La Voz

ESPAÑA

24 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Valencia está que se sale por todas partes, y su Regata de Veleros es, cuando esto escribo, la más pública y notoria: el Desafío Español está pasando por segunda vez al maldito New Zealan, ¡España!, y la emoción embarga los corazones azul marino, porque el mar es el gran protagonista de la fiesta y nadie piensa, en estos momentos de euforia, en si el Mediterráneo se está muriendo o no. Cuando acabe el desafío del Desafío, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava y su Oceanográfico, una inmensa urbe submarina poblada por más de 45.000 especies vivas y muy sanitas ellas, tomará el pleno relevo y volverá a dejar boquiabiertos a los gourmets, porque allá dentro hay también vida humana: uno de sus motores es el joven jefe de cocina Vicente Torres, al frente de los fogones del restaurante Submarino (Avinguda Autopista del Saler, 1, 3, 5 y 7, tno. 961 975 565), cuyos comensales contemplan desde sus respectivas mesas todas las maravillas del mayestático acuario. A los más sensibles acaso les de corte comer pescado¿ - Me gustaría que me contaras cómo te las arreglas en este Submarino tuyo, porque me imagino que tienes dos públicos distintos, el diurno y el nocturno. -Sí. A mediodía tenemos que dar de comer a muchos visitantes, niños, familias¿ con apenas una hora de tiempo y deseosas de seguir disfrutando del espectáculo. Así que nos decantamos por los arroces. Hay 120 plazas de aforo, y lo normal es que se llenen. Por la noche es distinto, la gente viene a disfrutar de la gastronomía y no solemos pasar de 80 o 90 reservas, lo que no está nada mal, porque llevo sólo cinco meses aquí. ¿Antes? Bueno, en mi primera adolescencia no me interesaba nada la cocina: yo quería ser deportista o mecánico. Sin embargo, me matriculé en el Politécnico San Vicente Ferrer, aquí en Valencia, que es mi pueblo, y me empezó a picar un poco el gusanillo. Acabada esta etapa, pasé dos años más estudiando en la Escuela Superior de Hostelería Jovial, de Manresa, y allí sí que me atrapó del todo. No tengo la menor duda de que es la mejor de España. Aquello fue para mí Jauja, porque no sólo encontré buenos maestros, sino buenas personas, y por aquel entonces me marcaron nombres como el de Manolo Zarzoso u Oriol Balaguer. Mi primer empleo en cocina se topó conmigo aquí, en La Noria de Valencia y a los 18 años. También viví una época de perfeccionamiento en Francia, por ejemplo en el Preclaran del Bois de Boulogne, y luego volví por fin a mi tierra cuando la familia Barrachina me hizo una buena oferta. Entré en La Sirena, donde obtuvimos una estrella Michelin, y ahora estoy encantado en Submarino, con una oferta que deja turulatos a los visitantes por su exquisitez. Recomiendo mi menú degustación, 9 platos, 65 euros.