Las llamas cercaron Chandebrito y muchos vecinos se negaron a marcharse para proteger sus viviendas
18 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Chandebrito tardará mucho tiempo en olvidar el domingo fatídico que se convirtió en un infierno. Los vecinos disfrutaban de un día festivo sin sospechar que las llamas acabarían acorralándolos y que tendrían que realizar un esfuerzo titánico para defender sus vidas y sus casas. Porque llegó un momento en el que no podían hacer otra cosa más que defenderse.
El incendio cercó los accesos a esta parroquia de Nigrán y los residentes se vieron entre unas llamas que lo destruían todo a su paso. Así lo recuerda Saladina Pérez Rial, representante de la asociación de vecinos, que junto con el presidente de la comunidad de montes fue coordinando todos los movimientos para atajar el incendio.
La imagen dantesca no se le ha borrado a Saladina de la cabeza. «Vi ardiendo todo el pueblo. El fuego invadía todas las parcelas. Parecían bolas de fuego», recordaba. Se vivieron momentos de mucha tensión. Tuvo muy poco tiempo para coger lo imprescindible en el momento de ser desalojada por la policía. Al salir vio cerca del recinto de fiestas «una llamarada inmensa». Quiso ir a buscar a su madre, pero no la dejaron. Un agente de la policía y su pareja se encargaron de rescatarla. «Mi madre estaba con una manguera en una zona con mucha paja y la sacaron». El presidente de la comunidad de montes determinó que donde mejor estarían era en un cruce de carreteras en el centro de la parroquia. «Nos agolpamos todos en el cruce y fueron unas dos horas de un caos rotundo», afirma.
Mucha tensión
Mientras tanto, muchos allegados seguían los acontecimientos con gran desesperación desde fuera de la parroquia. Es el caso de Ana Pérez, sobrina de Saladina, que el domingo se encontraba en A Cañiza porque había reunido a su familia para hacer turismo por esa zona. «Fue horrible, nunca había vivido nada igual. Fue como llegar al infierno, no hay palabras para describirlo», manifestaba el martes.
Esta vecina de Chandebrito afirma que la ayuda prometida no llegó y que al final si se salvó la parroquia fue gracias a la labor de los vecinos. La Policía Nacional obligó a desalojar, pero muchos prefirieron permanecer en el lugar.
«Tal vez el empeño de quedarse en casa fue lo que salvó las viviendas», valoraba esta representante municipal. Los vecinos quedaron aislados por el fuego y, al no haber escapatoria, se fueron ayudando mutuamente para salvar sus propiedades. «La alarma empezó sobre las seis menos cuarto, cuando ardía la zona baja, pero en cuestión de segundos subió el fuego. Mucha gente quiso llegar hasta aquí, pero ya no se podía», recordaba.
Nigrán realoja a una familia cuya vivienda resultó muy dañada en el barrio de Pracíns El fuego destruyó una casa en Pracíns, un barrio cercano a Chandebrito. El Concello ha realojado a sus dos ocupantes en otra vivienda de A Ramallosa. Son una mujer de 35 años, Noemí Fialho, y su madre. Noemí se encontraba en Gondomar celebrando un cumpleaños, pero su preocupación iba en aumento a lo largo del día. «Sobre las seis de la tarde mi madre me dijo que viniera porque el fuego avanzaba muy rápido y no podría pasar», afirma. «Cuando vi la casa rodeada de llamas, ya nos mandaron coger los coches y arrancar», recordaba. «Era como una bola de fuego que en segundos corrió como la pólvora». Al día siguiente pudo comprobar el estado en el que había quedado la casa y ayer regresó para recuperar algunas pertenencias que pudieron salvarse. No quiere volver hasta que no se haya reformado. «Es una casa de ladrillo y aparentemente la estructura está perfecta por fuera, pero al abrir la puerta toda la parte derecha está carbonizada y en la izquierda hay una habitación que está muy afectada y una cocina que estábamos usando». Ahora está pendiente de poder acceder a algún tipo de ayuda para poder sufragar los gastos que supondrá la reconstrucción de la casa.
«Nos dio un aliento de esperanza que el alcalde nos llamara para decirnos que estuviésemos tranquilas», dice.