Abel Caballero, la peor pesadilla de Feijoo

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

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El alcalde de Vigo convirtió la crisis de la sequía en una nueva excusa para ejercer de líder de la oposición en Galicia

10 dic 2017 . Actualizado a las 08:41 h.

Todavía nadie tuvo el arrojo de escribirle a Feijoo una canción tan entusiasta como la que Tony Lomba y Eladio Santos le acaban de regalar al alcalde de Vigo: «Caballero, no nos dejas de abraiar […]. Votad a Abel, que nuestro alcalde es un puto crac», dice la letra. El líder del PPdeG es más de Los Limones, que conjugan Galicia y ledicia en la rima. Son estilos diferentes, pero es evidente que en Vigo pega más la desvergüenza del primero que cualquier cantinela asociada al presidente de la Xunta, a quien Abel Caballero reinventó en el papel de un fracasado líder de su oposición municipal. 

La crisis generada por la sequía en la ciudad más poblada de Galicia volvió a poner de manifiesto, como otras tantas veces (AVE, cajas de ahorros, rutas aéreas, Hospital Álvaro Cunqueiro, área metropolitana, etcétera), que Abel Caballero es la principal china en el zapato de Alberto Núñez Feijoo, su peor pesadilla. El regidor nunca perdió la oportunidad de levantar la bandera del localismo y de agrandar su carisma a costa de transformar cada decisión de la Xunta en la ciudad en poco menos que un ataque a los vigueses, y desde San Caetano presencian asombrados esta forma de canear sin saber cómo hacerle frente.

De vez en cuando intenta el PP responder con algún rasguño, tachando al alcalde de irresponsable. Pero nada, rasguños. El delegado de la Xunta en Vigo, López-Chaves, suele poner el acento en que el alcalde no es vigués de origen, sino de Ponteareas. Y ni a rasguño llega eso en una ciudad en la que cuatro de cada diez vecinos nacieron fuera y en la que el PP rota referencias como Elena Muñoz, nacida en Madrid, Henrique López Veiga (A Coruña) o Corina Porro (Ferrol).

El caso es que Feijoo y el PP son para Caballero una fuente inagotable de inspiración. No se le pasa una. Cuando el Celta amenazó con irse de Vigo, el alcalde dejó caer que la Xunta estaba detrás de tal propuesta. Y es así, tocando a veces la tecla del populismo, como Abel Caballero se fue convirtiendo progresivamente en el verdadero ariete de la oposición política a Feijoo en Galicia, un papel del que ya declinaron, en mayor o medida, los portavoces de la bancada izquierda del Parlamento gallego, a los que el líder del PPdeG les tiene muy tomadas las medidas.

Frente a un Abel Caballero que saca réditos electorales a base de zurrarle de forma constante a Feijoo y a todo lo que se le asemeje, En Marea no acaba de encontrar su sitio como fuerza principal de la oposición y su inestabilidad interna la hacen demasiado vulnerable. Algo parecido le ocurre al PSdeG, pilotado ahora por Gonzalo Caballero, que se rodeó de una dirección un tanto bisoña y orientada a alimentar más las guerras internas o contra los medios de comunicación que la oposición al PP.

El BNG dispone de mayor cohesión interna y tiene mucho más claros sus objetivos políticos, pero la posición extrema que tiene en muchas cuestiones y el achicamiento sufrido en los últimos años le restan la potencia de fuego contra el PP de la que anda sobrado el alcalde de Vigo.