El sector turístico gallego asume una Semana Santa sin reservas ni ingresos

Mónica Pérez Vilar
mónica p. vilar REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La plaza del Obradoiro vacía, este jueves, vista desde el interior del Hostal dos Reis Católicos
La plaza del Obradoiro vacía, este jueves, vista desde el interior del Hostal dos Reis Católicos XOAN A. SOLER

Piden no repetir medidas como las de Navidad para evitar nuevos cierres. Galicia no alcanzó los dos millones de viajeros en todo el año 2020

09 mar 2021 . Actualizado a las 12:38 h.

El sector turístico gallego mira hacia la próxima Semana Santa con más miedo que esperanza. Las celebraciones que este año arrancarán el 28 de marzo con el Domingo de Ramos y se cerrarán el 5 de abril con el Lunes de Pascua tienen todas las papeletas para parecerse más a las del año pasado, en pleno confinamiento domiciliario de la población, que al motor económico que suponen en condiciones normales. Por lo general, la principal incertidumbre es si las previsiones meteorológicas llevarán en volandas al sector, permitiendo niveles de ocupación entre el 85 y el 95 %, como ocurrió en el año 2019 cuando el tiempo seco y soleado, mejor que en el resto de España, espoleó las reservas de última hora, o si, por el contrario, lastrarán los resultados, como sucedió en el 2018 cuando la suma de nieve, lluvias, una borrasca profunda y hasta una ciclogénesis explosiva dejó niveles de ocupación de entre el 65 y el 80 %.

Esas cifras, consideradas en cualquier otro momento por debajo de las expectativas, serían este año un auténtico éxito, tras meses de crisis turística por las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus. Sin embargo, en el sector prefieren ser cautos. «A miña esperanza non é a Semana Santa, a miña esperanza é que se liberen as ucis. Quixera ser positivo, oxalá no mes e medio que queda muden as cousas, pero aínda estamos nunha situación anómala», analiza el presidente del Clúster Turismo de Galicia, Cesáreo Pardal. La mente del sector al que representa, dice, está puesta en trabajar «a un 80, 90 ou incluso a un 100 %» en el verano. «De que nos vale poder saír en Semana Santa se se repite o que sucedeu en Nadal? De que nos vale saír tres días se logo temos que volver pechar meses?», se pregunta Pardal, para quien los esfuerzos deben concentrarse en mantener vivo el tejido empresarial turístico en los meses que quedan hasta la temporada de verano, reclamando a las administraciones más ayudas y que no compitan entre ellas.

El temor a un aumento de contagios como el derivado de la flexibilización de restricciones de Navidad se repite en boca de otros representantes del mundo turístico. «Que pasa, que non escarmentamos?» dice el más vehemente, Cheché Real, presidente de los hosteleros de Lugo. «Non hai nada que celebrar esta Semana Santa. O que hai que facer é poñerse a cuberto. Logo os primeiros que temos que pechar somos nós», afirma.

Francisco Almuíña, presidente de la Federación Galega de Turismo Rural (Fegatur), reconoce que le haría ilusión que para entonces estuviese permitida la movilidad al menos para los gallegos dentro de la comunidad, pero también aboga por la prudencia. «Facer as cousas atropeladamente non dá bo resultado. É mellor ser cautos, esperar un pouco, e non estragar por Semana Santa o resto do ano. Se duro é esperar, máis duro é ter que volver levantarse», reflexiona.

«Traballar na Semana Santa sería un auténtico milagre», apunta Juan Rivadulla, presidente de la Asociación Gallega de Agencias de Viajes (Agavi), uno de los negocios turísticos que peor lo han pasado desde que explotó la pandemia. «Cada vez que chegaba un punto álxido, todos a pensar en salvar que se a Semana Santa, que se o verán, que se o Nadal... e de cada vez foi peor, onda tras onda», estima, asegurando que todos en el sector tienen asumido que la primera mitad del año será «catastrófica». «Como moito, poderá empezar a haber un repunte de peregrinacións para a primavera, se o ritmo de vacinación vai ben en Europa en xeral», vaticina.

Otro de los colectivos más golpeados por la crisis, el de los guías turísticos, también ha borrado la Semana Santa de sus previsiones. «Para nós o primeiro semestre do ano está cancelado, e iso que a nosa tempada alta non é xullo e agosto, senón a primavera e o outono, co turismo de grupos, os cruceiros, o imserso... Pero espero que non se repita a mesma barbaridade que en Nadal. É mellor esperar, saír desta e empezar de cero, que intentar parchear e cargarnos a tempada de verán e de outono», afirma Tommi Alvarellos, presidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo de Galicia.

De superar los cinco millones de viajeros en el 2019 a no alcanzar los dos millones en el 2020

Un año para olvidar. Así fue el 2020, también en lo que toca a las cifras del turismo. Según la encuesta de ocupación hotelera y extrahotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE), los alojamientos gallegos sumaron 4,7 millones de pernoctaciones. El año anterior se habían superado los 10,9. Con todo, la caída en Galicia, del 57 %, es menor que en el conjunto de España, donde el desplome fue del 69 %.

Agosto fue el mes con mejores registros, alcanzando 1.417.717 pernoctas, un 36,4 % menos que en el mismo mes del 2019.

Según los mismos datos del INE, los hoteles gallegos recibieron a casi 1.652.000 viajeros. Los apartamentos turísticos (no se computan aquí las viviendas de uso turístico) acogieron a casi 89.500; los alojamientos de turismo rural, a más de 77.500; y los cámpings a algo más de 173.000. En total, estas cuatro modalidades de alojamiento sumaron poco más de 1.992.000 viajeros en doce meses. En el 2019, entre las cuatro habían superado los cinco millones (5.095.679), lo que supone una reducción del 61 %.

El dato positivo viene de la mano de la estancia media, que subió ligeramente. Así, quienes escogieron alojarse establecimientos de turismo gallegos en el 2020 permanecieron una media de 2,46 días, frente a los 2,32 del 2019 (un 6,03 % más).

Las cifras de peregrinos tampoco fueron alentadoras. A espera del informe oficial del 2020 de la Oficina del Peregrino, la suma de los datos mensuales indica que llegaron a Santiago 53.903 peregrinos, frente a los casi 347.600 del año anterior, lo que representa un descenso del 84,5 %.