José Antonio Quiroga, presidente de la Confederación Miño Sil: «Si sigue lloviendo así este mes, el episodio de sequía habrá finalizado»

Jorge Casanova
jorge casanova REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

Las precipitaciones de otoño, recuerda, han sido abundantes y proporcionadas

13 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha sido un verano apurado para muchos gallegos por la falta de agua. También para José Antonio Quiroga, (O Saviñao, 1960), presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, la que gestiona los ríos más poderosos de Galicia. Afortunadamente, las cosas parece que están mejorando.

—¿Se acabó la sequía?

—Hay que matizar eso. El año hidrológico comienza el 1 de octubre y, desde entonces, se han recogido 391 litros por metro cuadrado en la demarcación Miño-Sil, que es una cifra muy buena y nos habla de dos meses húmedos. En el mismo período del año pasado llevábamos 161 litros, es decir, menos de la mitad. Y la media histórica para ese período es de 311 litros, por lo tanto, tenemos una cierta normalidad desde el 1 de octubre en precipitaciones.

—Entonces, la sequía...

—Es que la sequía es un proceso con una inercia que tarda en establecerse, pero también en desaparecer. Así que a día de hoy, hay normalidad en el Miño Baixo, pero en el resto de unidades: Miño Alto, Cabe, Sil inferior y superior y el Limia, aún no se llegó a la normalidad. Bien es cierto que si el mes de diciembre tiene un comportamiento pluviométrico normal, por encima de 100 litros el metro cuadrado, estaremos a fin de mes en disposición de decir que el escenario de sequía prolongada ha finalizado.

—Ha llovido mucho y ha llovido bien.

—Sí. Ha llovido durante muchos días, sin esas tormentas que descargan grandes cantidades en poco tiempo y eso permitió que el agua fuera penetrando en el suelo y provocando escorrentías sin erosión grande y, en ese sentido, las precipitaciones de octubre y noviembre han sido las adecuadas tanto en cantidad con en la forma de llover.

—¿Queda alguna restricción por levantar?

—No. Las restricciones desaparecieron, aunque en esas zonas los valores no han alcanzado aún la normalidad, pero estamos muy cerca.

—Un alivio para ustedes.

—Para nosotros y para todo el mundo. Piense que este verano hubo restricciones en 32 municipios de la provincia de Ourense y en 12 de la de Lugo. Es un número considerable que ya no se trata de una anécdota.

—Por cierto, ¿qué previsiones manejan para este mes?

—Bueno, las previsiones son como son. Se preveía un otoño seco y hemos tenido unos meses muy húmedos. Las que se manejan para este mes es que va a haber precipitaciones por encima de los cien litros, con lo que saldremos de esta sequía prolongada.

—Es importante para evitar otro año difícil.

—Es clave. El gran problema era juntar dos años de escasez y eso parece que va a quedar cortado con este año hidrológico que ha empezado con normalidad. Si diciembre y enero siguen con esa normalidad afrontaremos el resto del año de una forma más tranquila.

—Estos episodios de sequía cada vez son más habituales. ¿Qué podemos aprender de estos años?

—Es verdad que los ciclos con años de precipitaciones escasas cada vez son más cortos. El último potente fue en 2016-17. Estamos claramente dentro de un contexto de cambio climático que requiere nuevas respuestas. ¿Qué podemos hacer? Asimilar ese nuevo contexto e introducir este problema en la gestión y la actuación. Hay que adquirir sensibilidad y aprovechar la educación, porque las nuevas generaciones son muy receptivas a esta problemática, son coherentes y actúan. Tenemos que ir a una gestión más eficiente en el uso de agua. De media, se pierde el 40 % de agua en los abastecimientos. Eso es una burrada y hay que corregirlo. Y en aquellos lugares donde bajan mucho los niveles de los acuíferos, habrá que buscar otras fuentes.

—Eso requiere inversiones.

—El Gobierno puso en marcha en marzo un Perte en el que espera movilizar unos 3.000 millones de euros para la digitalización del agua. Todas las administraciones competentes deberían entrar en esa línea. Hay que tener en cuenta que la perspectiva en Galicia a veinte o treinta años vista es que perdamos en torno a un 20 % de las precipitaciones.

—A veces se dice que a los gallegos nos cuesta sensibilizarnos sobre la escasez de agua.

—El agua siempre la vimos en Galicia como una regalía, como un privilegio. Pero, si se escucha a la gente con atención, hoy ya asimilan que esa situación de cambio climático ya está aquí y que la cosas no son como antes.