Una madre que perdió a su hijo en el accidente del Alvia muestra su foto a la jueza: «Quiero que se le ponga cara, no somos números»

GALICIA

Los padres de una víctima relatan el «via crucis» que sufrieron por el trato de las instituciones y la magistrada les recuerda que esos asuntos no entran en el ámbito penal.
28 mar 2023 . Actualizado a las 18:31 h.El juicio del Alvia, tras la declaración de los lesionados y los médicos forenses, empezó a transitar por el dolor vivo que sufren los familiares que perdieron a sus seres queridos aquel infausto 24 de julio del 2013. Este martes fue el turno, entre otros, de Cristina Liras y Javier García Municio, que perdieron a su hijo Curro con 27 años recién cumplidos. Ambos viajaron desde Segovia a Santiago porque querían estar presentes en el juicio, pese a que tenían la posibilidad de declarar por videoconferencia. «Tenía toda la vida por delante, muchos proyectos de vida y muchas ilusiones», dijo entre sollozos Cristina, la primera en declarar. «Mi hijo es este; lo tengo aquí», le dijo a la jueza mostrando una fotografía. «Quiero que se le ponga cara. No somos números, no somos 80 muertos y 140 heridos. Es mucho más. Es una tragedia, una catástrofe evitable», declaró, en uno de los momentos más emocionantes de un juicio que va a cumplir ya seis meses.
Cristina narró con voz entrecortada la angustia antes de saber qué había pasado con su hijo, el momento en el que le hacen una prueba de ADN. Y la noticia más amarga que podrían esperar, la que a día de hoy aún marca sus vidas, pese a tener otro hijo y una nieta de cinco meses. Volvieron a Segovia rotos de dolor, siguiendo el coche fúnebre donde iba su hijo. Cristina y Javier necesitaban buscar consuelo en personas que hubieran pasado lo mismo que ellas, que entendieran el dolor tan profundo que supone perder a un hijo. «Necesitaba hablar con padres que habían perdido a hijos. Fui a la Oficina de Atención a las Víctimas y pedí los teléfonos. Aún estoy esperando». Cristina pudo contactar después con estos padres, y pudieron llorar juntos. Junto con su marido, se integraron en la Plataforma de Víctimas del Alvia, en la que alcanzaron grandes logros, pero en la que también comprobaron el desprecio de las instituciones. «Hay que dar la cara, y si se cometen negligencias hay que asumir la responsabilidad», añadió, después de denunciar el daño moral que les causó la falta de transparencia y las mentiras de la Administración sobre el accidente.
-¿Qué espera de este juicio?, le preguntó su abogado.
-Que se nos ponga cara a las víctimas. Espero justicia. Que podamos creer que importan más las vidas humanas que los intereses económicos y políticos. Las personas somos lo primero.
Antes de que se fuera, la jueza, Elena Fernández Currás, le lanzó un mensaje directo: «Lo siento. El dolor es irreparable, pero su abogado bien puede asesorarle de lo que se puede esperar de un proceso penal», dando a entender que el maltrato que sufrieron las víctimas desde los poderes públicos no era objeto del proceso que se desarrolla desde octubre en una sala habilitada de la Ciudad de la Cultura de Santiago.
El marido de Cristina, Javier García Municio, también recordó la angustia de los momentos previos a conocer el fatal desenlace. «Esa llamada que esperábamos de que nuestro hijo había sobrevivido nunca se produjo», dijo. No se atrevieron a verlo. «Hemos pasado esto a pulmón, sin la ayuda de nadie», dijo en referencia a las instituciones. Se agarraron al apoyo de su familia y de los miembros de la plataforma.
Javier relató el trabajo de la asociación de víctimas y sus logros en el ámbito político, con la intervención de la Comisión Europea en una investigación oficial de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) a la que no dan ningún crédito. «Fuimos a muchísimos sitios. A 200 ayuntamientos, a Europa. Y supimos que un informe al que aquí se le daba gran relevancia se cuestionaba», añadió.
Cuando fueron a Bruselas con la intermediación de la diputada del BNG Ana Miranda, Javier recordó que un mes antes se había cerrado «en falso» la instrucción con el maquinista como único imputado, algo que finalmente la Audiencia Provincial de A Coruña no permitió.
-Perdone -le interrumpió la jueza-. Me consta todo eso. Ya ha sido objeto de prueba. Y ahora estamos con su condición de perjudicado. Son más de 50.000 folios de causa a doble cara, en total cien mil.
-Lo que quiero explicar señoría es el dolor que nos ha producido, después, esa lucha.
-La seguirán manteniendo, porque me están dejando claro que no hay sentencia que pueda satisfacerlo de ninguna manera.
En este diálogo inédito entre la jueza y una víctima, la magistrada explicó que todas las quejas relativas al trato recibido en la esfera política y las instituciones «quedan fuera» del ámbito penal.
Javier García Municio recordó que hay una causa abierta en la jurisdicción contencioso-administrativa y le dijo a la jueza que «igual tenemos que volver por la aparición de nuevas circunstancias». La jueza le contestó que ella espera «no estar aquí».
En la sesión de este martes también declaró una víctima que resultó herida en el accidente y que, casualmente, era vecina de Angrois, donde aún vivían sus padres cuando ocurrió el descarrilamiento. Las personas que le auxiliaron eran por tanto sus vecinos y veía la curva del accidente desde su casa familiar.