Juicio por el crimen de Samuel Luiz: los acusados de matarlo rompen su pacto de lealtad y se culpan entre sí

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

ANGEL MANSO

La pandilla se juró lealtad tras la paliza que acabó con la vida del joven, pero llegan al juicio delatándose entre ellos

20 oct 2024 . Actualizado a las 16:52 h.

Los que conocían a los acusados de matar a  Samuel Luiz apostarían la mano derecha a que jamás se distanciarían. Antes del asesinato tenían una amistad que parecía inquebrantable. Estaban siempre juntos. Adonde iban unos, detrás iban los otros. Para lo que fuera. Pero pasó lo que nadie esperaba. Una hora después de enterarse de la muerte de Samuel se citaron en el parque de San Diego, muy lejos del lugar del crimen. Cree la Policía Nacional que se reunieron para sellar un pacto de silencio. Cuando despertaron al día siguiente, algunos ya vieron que en las redes sociales había gente que los señalaba. Y ahí empezaron a pensar que lo mejor era que cada cual mirara por lo suyo. Eso se constató esta semana en el juicio por aquel crimen, que comenzó el martes en la Audiencia de A Coruña.

Cuando sucedió, de semejante horror solo se sabía lo que los forenses pudieron deducir y lo que la amiga de la víctima, la persona que estaba a su lado cuando se desató la paliza, declaró. A los pocos días se produjeron las detenciones. Mintiendo a veces, contradiciéndose otras; hilvanando al final declaraciones sorprendentemente coherentes y macabras, los acusados descargaron toda la responsabilidad en los demás.

Tanto Katy Silva como Alejandro Míguez, los únicos que quisieron declarar al principio de la vista, culparon a Diego Montaña y a Alejandro Freire. Kaio Amaral ya lo había hecho el día de su detención. Se desconoce qué dirán los señalados. Son los únicos que mantienen la amistad. Están en la misma prisión. A Kaio lo tuvieron que enviar a otra para que no se cruzaran en el patio.

kaio amaral

El primero en romper el pacto de silencio. A Kaio Amaral Silva lo señalan las acusaciones como uno de los agresores y de ser quien le robó el móvil a la víctima. Para él piden el mayor castigo (27 años de cárcel), al considerarlo autor de los delitos de asesinato y robo con violencia. Tres días después del crimen se presentó en la comisaría voluntariamente e hizo que aquella complicidad que durante años se había forjado con sus amigos saltase por los aires. Asumió que aquella noche estaba allí, pero declaró que él no dio ni un solo golpe, que incluso intentó parar la paliza y que los principales agresores habían sido Alejandro Freire, alias Yumba, y Diego Montaña. De Alejandro Míguez Roca y de Katy Silva no dijo nada. Kaio declarará el último día.

katy silva

Carga contra Alejandro Freire y Diego Montaña. Está acusada de impedir que auxiliaran a Samuel mientras sus amigos lo golpeaban. También de referirse a él como «maricón». Fue puesta en libertad provisional a la espera de juicio tras su detención, y se enfrenta a una petición de pena de 25 años de cárcel. El jueves declaró que nunca golpeó a Samuel, que su única participación fue para intentar parar la paliza. Y, pese a que Diego Montaña era entonces su novio, en el juicio lo responsabilizó de agredir a Samuel mientras Alejandro Freire lo sujetaba por el cuello. Su enemistad con el que fue su pareja quedó clara cuando declaró que aquella noche lo abofeteó hasta en dos ocasiones por lo que había hecho.

alejandro míguez

Señala al que era uno de sus mejores amigos y a Freire. Está acusado de golpear con puñetazos y patadas a Samuel e impedir que huyera. Piden para él 22 años. Declaró que intentó parar la paliza, pero no pudo, así que se alejó de la zona. Era uno de los mejores amigos de Diego Montaña. De hecho, fue este el que lo introdujo en la pandilla. Pese a todo, lo responsabiliza de la agresión. Tanto a él como a Alejandro Freire.

Diego Montaña

El que comenzó todo. Fue el autor de la frase «deja de grabarme, maricón, o te mato». Está acusado de iniciar la paliza. Declarará al final del juicio y se enfrenta a una petición de 25 años de cárcel.

alejandro freire, yumba

El del «mataleón». Lo señalan como el joven que agarró por la espalda y por el cuello a Samuel mientras el resto lo golpeaba. Se enfrenta a una petición de pena de 22 años de prisión y también testificará al final del juicio.

Los menores ya condenados declararán el jueves

Los nombres de los menores condenados por el asesinato de Samuel Luiz se pronunciaron varias veces durante las declaraciones de Katy Silva y Alejandro Míguez Roca. Aquellos adolescentes que hoy ya son mayores de edad reconocieron haber participado en la paliza mortal, y los que ahora se sientan en el banquillo de la Audiencia los señalan. El próximo jueves declararán como testigos. Condenados a tres años y medio, les quedan cuatro meses para cumplir la pena.

Cuando fueron detenidos, a los pocos días del asesinato, el juez de menores decretó su ingreso en un centro de reeducación en régimen cerrado. Nueve meses después fueron juzgados. No llegaron a declarar. Reconocieron ser autores de un delito de asesinato y sus abogados alcanzaron con la Fiscalía un acuerdo inmejorable para sus intereses. Primero, porque una pena de tres años y medio de reclusión en régimen cerrado en un centro es la mínima que se puede imponer a un menor que ha sido autor de un delito de asesinato. Segundo, porque, si se portaban bien, tenían asegurado no ingresar en una prisión. Y se portaron bien. Cuando la pena se acabe, permanecerán en libertad vigilada durante un año y medio.

Uno de ellos cumplió la mayoría de edad en marzo del 2022. El otro, en agosto de ese mismo año. Como el crimen lo cometieron con 17 y con 16 años, fueron procesados como menores. La instrucción se alargó, hasta el punto de que el 11 de abril del 2022 se iba a cumplir el plazo legal de nueve meses para mantener a un menor en un centro de manera provisional sin ser juzgado. Iban a salir en libertad y hubo que buscar una solución urgente, y esta llegó con una negociación entre la Fiscalía de Menores y los abogados de la defensa. Ese acuerdo entre las partes evitó que salieran a la calle. Pero fueron condenados sin que la instrucción judicial del crimen concluyese. Por lo tanto, no se podían conocer entonces los mensajes de móvil que se enviaban los implicados.

Al tratarse de una causa con menores implicados, no trascendió cuál fue su grado de participación en la paliza mortal.