Bradaric, Smolov y Murillo, los tres refuerzos de la última ventana, apuntan al once del Celta en un partido en donde los vigueses, en un Balaídos lleno, deben rentabilizar su recuperación en puntos
09 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Ya nadie esconde, ni el entrenador, que los partidos decisivos para el Celta han llegado. Si el curso pasado A Nosa Reconquista comenzó en marzo, las urgencias clasificatorias colocan el cartel de final a un encuentro en febrero. Y ante semejante situación todo indica, aunque Óscar García jugó al despiste, que el conjunto vigués buscará el salvavidas en sus tres refuerzos invernales: Murillo, que no se bajó de la titularidad desde que llegó; Bradaric, que puede tener su oportunidad tres semanas después de llegar, y Smolov, que ya jugó unos minutos en Valencia sin haber realizado un solo entrenamiento con su nuevo equipo.
Dice el entrenador que el croata y el ruso vienen de hacer una pretemporada, que no están para noventa minutos y que no pueden asumir riesgos para evitar lesiones, pero la importancia del partido y la necesidad de puntos apremian, por eso los dos podrían ser de la partida. Bradaric, en el centro del campo al lado de Okay para darle consistencia a la sala de máquinas y quizás liberar a los jugadores del frente de ataque, entre los que se podría encontrar Smolov, que entrenó con normalidad toda la semana y que en teoría está llamado a solucionar la falta de gol.
La tercera novedad es el futbolista que más encuentros lleva en activo vistiendo la camiseta celeste. Hugo Mallo recuperará el lateral derecho ante la ausencia de Kevin en un partido que también suena a reválida particular para el de Marín, que además podría tener a Nolito como rival a vigilar si el sanluqueño es el elegido para la formación inicial. Pione Sisto también puede recuperar la titularidad.
La presencia de Bradaric y Smolov podría conducir a un nuevo ajuste táctico con el 4-3-3 como sistema, lo que significaría calcar el dibujo que está poniendo en práctica Lopetegui en el Sevilla, que llega con la baja de Óliver Torres y con ciertas urgencias clasificatorias para seguir optando a un puesto de Champions.
Los hispalenses son a estas alturas del campeonato el segundo mejor visitante con 20 puntos después de once salidas, mientras el Celta es el segundo peor local con 11 puntos en otros tantos duelos en Balaídos y con solo dos triunfos, el último el 6 de octubre pasado a costa del Athletic.
Aunque alcanzado este punto de calendario y necesidades, las estadísticas solo están para romperlas (diría el manido y obsoleto manual del fútbol). Y el primer paso para invertir la tendencia lo dará la afición, que después del caos de la página web oficial acabó con las invitaciones para el partido en dos horas y hoy prepara el mejor ambiente para empujar al equipo hacia un triunfo cada vez más imprescindible.
La mejoría al marcador
Porque es cierto que el Celta de las dos últimas contiendas dio un paso al frente en cuanto al fútbol, siendo muy superior al Eibar y tuteando a todo un Valencia, pero sumando únicamente un punto del todo insuficientes para sus necesidades clasificatorias. Todo indica que más allá del once y del dibujo, Óscar García Junyent volverá a apostar por la posesión en campo contrario, por dar fluidez al juego y por mantener la solidez defensiva. El primer paso para soñar con quedarse en Primera en otra temporada tortuosa.