La «sangre celeste» del nutricionista del club, Federico Mallo

La VOz VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El profesional explicó en un directo la curiosa manera de llegar al Celta, que quiso incorporarle como técnico de la base

09 may 2020 . Actualizado a las 09:21 h.

El nutricionista del Celta, Federico Mallo, mantuvo una charla con la cuenta de Instagram @mmmpersonaltrainer en la que, aparte de dar claves sobre su especialidad y responder preguntas al respecto, reveló la curiosa manera en la que entró a formar parte del club. También explicó que la pasión por el equipo vigués le viene de familia y es muy anterior a su trabajo en la entidad.

«Siempre digo que si me cortaran las venas, la sangre no sería roja ni azul, saldría celeste», introdujo Mallo. Porque su abuelo, que se llamaba como él, «formó parte de la primera directiva del Celta, fue tesorero en los años 20 y se mantuvo un tiempo», cuenta. Luego le tocó a su padre: «En los 70 también estuvo en la directiva, siguió vinculado en esa época de ascensos y descensos como delegado del equipo», indicó. Eso hizo que desde niño también él creara un gran vínculo con el Celta.

Su trabajo en el club vino mucho después. Apasionado del deporte, comenta que no le quedaron muchos por probar en la infancia y que, siendo ya padre, se pasó al lado de los banquillos, comenzando por un equipo de escolares con su uno de sus hijos y los compañeros de este. Curiosamente, el Celta se interesó por él precisamente como técnico. «Cuando tenían tres añitos, vimos que eran muy energéticos y había que hacer algo con ellos. Creamos un equipo de fútbol sala y me tocó ser entrenador».

Ahí empezó su trayectoria como preparador, que sigue a día de hoy con un equipo de veteranos. «Desde entonces he entrenado en muchas categorías. Primero en equipos del barrio, de Candeán, y luego nos pasamos a Chapela, con un equipo competitivo donde salieron las cosas bien. Y me llamó el Celta para entrenar un equipo de categoría base», recuerda. Sin embargo, Mallo rechazó esa propuesta. «No me vi en esa tesitura por mi edad y mis experiencias profesionales. No era mi momento», recalca.

Pero aprovechó la ocasión para plantearle otra idea al entonces director de cantera, Toni Otero. «Le propuse montar una sección de nutrición en el Celta, que siendo un equipo de élite, no la tenía», señala. Le propuso empezar desde abajo, partiendo de que «no basta con una charla para generar hábitos y cultura», y fue así como empezó llevando las categorías base desde el punto de vista nutricional.

A partir de entonces, el departamento ha ido creciendo y con Luis Enrique se incorporó ya al primer equipo, lo que califica como «una experiencia muy interesante». «Les enseño a entender lo que es un alimento, cómo manejarlo, qué deben comer y cuánto», dice. También intenta hacer entender a lo jugadores que igual que se preocupan de aprender que tipo de tacos o mallas les van mejor, con la comida debe ser lo mismo. «El enfoque es que tienen que preocuparse por qué gasolina le meten al organismo».

Además, dio algunas claves sobre su trabajo en el club y su planteamiento. «La alimentación del deportista debe ser sencilla, no demasiado elaborada. La mayoría de futbolistas, si no están bien enseñados, comen como cualquier persona de la calle», explica. Y eso es un error porque «en general la gente de la calle no come bien y porque a ellos les hace falta un esfuerzo mayor para ajustar». «Hay que tener una buena base y trabajar su cuerpo para que dé todo el rendimiento que se le va a exigir».

Admitió, asimismo, «preocupación» por la vuelta al trabajo. «Supone otra pretemporada en condiciones que no son las habituales. El fútbol tiene una alta carga de daño fisiológico, con microrroturas y distensión de ligamentos que a veces no son evidentes y que lleva tiempo recuperar», expuso. Uno de los puntos de partida de Mallo es que «si no estás bien hidratado y descansado, da igual lo que comas».

El nutricionista reflexionó sobre que a veces parece que los jugadores jóvenes que juegan en Primera tienen la vida resuelta, pero su punto de vista es otro. «Si llegar ahí es difícil, mantenerse lo es más. El nivel de exigencia es enorme. En el plano psicológico siempre están sometidos a un escrutinio: si metí gol o no, si fallé, si cometí un penalti... Es frecuente que por esas tensiones sean incapaces de dormir después de un partido. No es fácil aprender a sobrellevarlo».

Ante una pregunta sobre la condición de vegano de Denis Suárez y el hecho de que él haya comentado que se recupera con más facilidad desde que lo es, recordó que está obligado a la confidencialidad sobre los casos concretos. Así que dio una clave genérica: «Las sensaciones subjetivas y tienen que ver con la interpretación que hace el sujeto de lo que le pase. El hecho debe ser independiente del observador. Cada persona comparará con cómo se sanetía antes y en unos será de una manera y en otros, de otra», zanjó.