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Aunque el turismo se disparó, el bloqueo limita el alcance de la normalización entre los dos países
21 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.La reapertura oficial de las embajadas de Cuba y Estados Unidos cumplió ayer un año marcado por abundantes visitas, reuniones bilaterales y algunos acuerdos, pero el deshielo avanza a paso lento. Se mantiene el bloqueo, principal obstáculo para la «normalización» que Barack Obama y Raúl Castro señalaron como lenta y difícil cuando anunciaron el deshielo en diciembre del 2014. La desconfianza abonada durante más de 50 años de enemistad no se supera ni tras el histórico primer viaje a la isla de un presidente estadounidense en 88 años.
Las delegaciones intensifican los contactos y dialogan en igualdad de condiciones. Un ejercicio para profundizar en la construcción de la confianza mutua. Los cubanos de a pie esperaban que con la bandera gringa llegarían más víveres, pero todavía no se ven. En cambio es notorio el aumento de visitantes. Hoteles, aeropuertos y paladares recibieron entre enero y abril 94.000 visitantes desde EE.UU., un 93 % más que en el mismo período del 2015. No se consideran turismo, prohibido por las leyes del bloqueo, sino intercambios permitidos en 12 categorías de contactos «pueblo a pueblo». La tendencia crecerá cuando ocho compañías aéreas comiencen en septiembre a operar un centenar de rutas regulares diarias.
«Ha habido ciertas aperturas durante el último año, pero son insuficientes. El Gobierno norteamericano va permitiendo a cuentagotas a algunas empresas establecer negocios para ver si la isla resiste o se desmorona», opina Esteban Morales, doctor en Ciencias Económicas.
Poco después de la visita de Obama, que buscaba «empoderar» al emergente sector privado -permite exportaciones de productos artesanales siempre que sean producidos por particulares-, el congreso del Partido Comunista hizo caso omiso de la invitación de apertura política de Obama y ratificó el rumbo socialista y el partido único. La Casa Blanca intenta «acabar con la revolución y el socialismo en Cuba por otras vías», contestó Castro.
Pese a todo, ambas naciones han celebrado más de un centenar de reuniones y avanzan en sectores como telecomunicaciones, correo postal y comunicaciones telefónicas directas, lucha contra el narcotráfico y medio ambiente.
Los puntos más difíciles de resolver son el levantamiento del bloqueo, que solo el Congreso puede aprobar; la devolución de la base naval de Guantánamo y las compensaciones mutuas. Más discrepancias genera la cuestión de los derechos humanos. Esta cuestión se reabrió con el inicio ayer mismo de otra huelga de hambre del disidente Guillermo Fariñas. La Casa Blanca continúa apoyando las actividades de los opositores y Cuba denuncia doble rasero. Otro asunto de fricción es el de los balseros: 5.000 han llegado a EE.UU. desde noviembre.