«Ribeira Sacra debe despertar en sus vinos la emoción de su viñedo»

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Luis Gutiérrez, en la cata de ayer en la sede del consejo regulador de Ribeira Sacra.
Luis Gutiérrez, en la cata de ayer en la sede del consejo regulador de Ribeira Sacra. roi fernández< / span>

Luis Gutiérrez destaca los nuevos proyectos que surgieron desde su anterior visita a la zona

09 mar 2016 . Actualizado a las 13:13 h.

Tercera visita a Galicia de Luis Gutiérrez como emisario del Wine Advocate. Ribeira Sacra, su primera escala. El calendario de la influyente boletín de Robert Parker reserva para abril la publicación de las impresiones de este viaje. Las fotos que ha ido colgando Gutiérrez en Twitter ofrecen alguna pista. «Algo salvaje», escribe sobre una imagen de vértigo de los viñedos en bancales de Doade. «Si hay en el mundo alguna zona vitícola más bella, que me lo digan», le responde en esa red social el crítico estadounidense John Gilman. Ribeira Sacra está en la cresta de la ola. Quizá ya no se baje de ella, apunta el catador de Parker, «si hay quien entiende el valor de ese paisaje y es capaz de trasladarlo de la viña a la botella».

A comienzos del 2015, Luis Gutiérrez firmó en el Wine Advocate su primer reportaje completo sobre los vinos gallegos. Dos años antes había catado en Ribeiro, Valdeorras y Monterrei, las zonas que no le había dado tiempo a visitar a su antecesor en el equipo de Parker, el británico Neal Martin. Entonces echaba en falta savia nueva. Vinicultores con garra y ganas de salirse de los caminos más trillados. Al menos en Ribeira Sacra, de esta vuelta parece haberlos encontrado. «Hay proyectos nuevos que no existían o no tenían vino embotellado la última vez que estuve aquí. Fedellos do Couto, Sílice, Laura Lorenzo o los vinos de Raúl Pérez y Rodrigo Méndez. Es el tipo de gente que pienso que puede coger el relevo de los viejos viticultores que mimaron el viñedo estos años», dice el hombre de Parker en España.

Arma de doble filo

El interés que suscita Ribeira Sacra a nivel internacional va en aumento. Desde el punto de vista de Luis Gutiérrez, esa expectación esconde un arma de doble filo. No tener autoestima es malo, pero creérselo demasiado puede resultar peor. «Hay que ser cautos -explica- y no creerse los reyes del mambo. Queda mucho camino por recorrer, mucho que mejorar todavía. Cuando alguien como Gilman te dice que tienes un viñedo único, lo que hay que hacer es trabajar para trasladarlo a la botella».

Para el catador del Wine Advocate, el acierto de los proyectos que van por delante radica en que han entendido mejor que los demás el valor de esos viñedos excepcionales. «Los vinos de Ribeira Sacra tienen, muchas veces, la emoción dramática de su paisaje. Esa dureza, esa severidad puede llegar a convertirse en una elegancia increíble», opina Luis Gutiérrez.

LUIS GUTIÉRREZ catador del «wine advocate» de robert parker

«¿La diferencia entre un vino de 93 puntos y otro de 92? Que uno está por encima del otro»

Luis Gutiérrez prefiere no hablar de puntuaciones. Se quedan cojas -dice el catador del equipo de Parker- aisladas de las explicaciones que permiten contextualizarlas en sus reportajes del Wine Advocate. «Si me preguntan la diferencia entre un vino de 93 puntos y otro de 92, respondo que para mí el de 93 está por encima del de 92. Así de simple». Las dos primeras jornadas de su nuevo periplo por los vinos gallegos estuvieron dedicadas íntegramente a la Ribeira Sacra. El lunes compaginó las primeras catas con un recorrido por los viñedos del Sil. Ayer por la tarde le tocó el turno a la ribera del Miño. Fue tras una exhaustiva sesión de casi cinco horas en la que puntuó más de cuarenta vinos en la sede del consejo regulador de la denominación de origen.

Sobre la mesa estaban únicamente las marcas de la denominación de origen que pidió catar. Seguirá la misma pauta en todos los consejos reguladores por los que desfile en su visita a Galicia. Entre sus preferidos siempre están los vinos que aciertan a reflejar el carácter de la añada y de su lugar de procedencia. «La clave está en transmitir todo eso. Si el vino es plano, el paisaje no vale de nada por muy impactante que sea. Sé que es algo complicado, no es fácil tomar decisiones en el viñedo», apunta Luis Gutiérrez. La diversidad de variedades y terruños es, desde su punto de vista, el gran potencial de Galicia. Pero no vale solo con recrearse en la teoría. «Si vendes un vino de pueblo, debe reflejar ese carácter. La gente no es tonta», dice el catador.