El litigio por el legado Castro Gil le costó a la Diputación casi 500.000 euros

e. g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO

Mario Outeiro con las vitrinas vacías en el Museo tras la retirada de la colección.
Mario Outeiro con las vitrinas vacías en el Museo tras la retirada de la colección. carlos castro< / span>

En junio pasado se aprobó el convenio para recuperar la colección de orfebrería

07 nov 2014 . Actualizado a las 05:03 h.

La Diputación paga 462.743,07 euros por los gastos derivados del litigio para mantener la colección Castro Gil en el Museo Provincial. Esta cantidad fue aprobada por la junta de gobierno del organismo provincial en su reunión del pasado día 24 de octubre, fuera del orden del día y por vía de urgencia.

En la toma de la citada decisión, el gobierno de la Diputación tuvo en consideración el acuerdo plenario adoptado el pasado 24 de junio. En esta sesión plenaria fue aprobado el convenio para la adquisición por el organismo provincial de la Colección Álvaro Gil de Ourivaría Prerromana. El convenio se estableció con Carlos López Gil, que actuaba en nombre propio y en representación de los herederos de Álvaro Gil Varela y su esposa.

En uno de los apartados del acuerdo se establecía que la Diputación abonaría a los herederos de Álvaro Gil las cantidades debidas en concepto de costas y gastos judiciales, derivados de los procedimientos relacionados con la colección, hasta un máximo de 600.000 euros.

A su vez, según consta en el acta de la citada reunión de la junta de gobierno, el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Lugo tasó las costas en 250.638,38 euros, y la Audiencia Provincial, en 212.104,69.

Visión crítica

En el pleno de junio en el que se aprobó el convenio, la portavoz del PP, Elena Candia, acusó al gobierno provincial de montar un «espectáculo circense» con las negociaciones sobre la colección de Álvaro Gil. Además, matizó que no se trata de una recuperación, sino de una compra, y lamentó que no se lograse traer a Lugo toda la colección. Meses atrás, en octubre del 2013, La familia de Álvaro Gil se preparaba para iniciar los trámites para proceder a reclamar judicialmente por los daños y perjuicios que les ocasionaron los catorce años de litigio durante los cuales la Diputación Provincial de Lugo no les reconoció la propiedad de las piezas que estaban expuestas en el museo y las que se encontraban amontonadas en el almacén, porque se las consideraba sin interés por no tener nada que ver con la cultura gallega.

Este asunto fue uno de los pulsos más notables mantenidos en el campo cultural en los últimos años en Lugo. La presión social sobre el gobierno provincial fue intensa cuando se temió que el Museo se quedase definitivamente sin alguna de las piezas que han divulgado el nombre de Lugo.