Elena Velasco: «Mi cáncer lo curó la medicina, pero a nivel emocional me sané con el arte»

Laura López LUGO / LA VOZ

LUGO

Elena Velasco, junto a piezas que reflejan la reconexión con su cuerpo, bajo el título «El jardín»
Elena Velasco, junto a piezas que reflejan la reconexión con su cuerpo, bajo el título «El jardín» Laura Leiras

La cerámica le ayudó a plasmar sus vivencias en la enfermedad y «cerrar el círculo». Ahora expone sus piezas en O Vello Cárcere de Lugo, bajo el título «Cicatriz», que es un viaje emocional por su proceso curativo

25 sep 2023 . Actualizado a las 09:37 h.

«Los cánceres hematológicos son muy agresivos y producen una desolación física y psicológica enorme», advierte la lucense Elena Velasco, de 41 años, para contextualizar el «potentísimo» proceso por el que tuvo que transitar durante los siete años interrumpidos de durísimos tratamientos para curar, al fin, su linfoma de Hodgkin. A pesar del mal pronóstico que tenía su diagnóstico, un tratamiento experimental de inmunoterapia logró que sobreviviera. «Mi cáncer lo curó la medicina, pero a nivel emocional no me encontraba sanada, era la parte que me faltaba, y lo hice con el arte, así logré cerrar el capítulo», explica.

Así que, sin tener nociones previas de arte —antes de sufrir el cáncer era psicóloga y profesora—, se matriculó en Cerámica Artística en la Escola de Arte e Superior de Deseño Ramón Falcón y, como proyecto final de la titulación, surgió Cicatriz. Se trata de la materialización en cerámica de su experiencia vital de los últimos años. La exposición, compuesta por piezas cerámicas, textos y vídeos, se puede visitar en las celdas de la primera planta de O Vello Cárcere, hasta el 15 de noviembre.

Cicatriz parte de un proceso de introspección y observación «desde la calma, para recordar, comprender y asimilar» lo vivido. «Al pasar por algo de tanta intensidad, en el que mi vida corría peligro día a día, había momentos de la enfermedad en que desconectaba, como si no fuese la protagonista, así que había etapas que no recordaba», explica, por lo que tuvo que recurrir a familiares, amigos o compañeros de tratamientos para reconstruir esa historia.

«La cárcel» es otro de los montajes que se pueden ver en «Cicatriz»
«La cárcel» es otro de los montajes que se pueden ver en «Cicatriz» Laura Leiras

Bloques temáticos

De este modo, ha organizado la muestra en distintos bloques temáticos: los tratamientos; el pánico, que «es un bicho que se apodera de mí, incluso ahora antes de hacer una revisión médica»; la culpa; las pérdidas funcionales y orgánicas; la reconexión con las relaciones sociales y la sexualidad... Y es que, no solo se trata del cáncer, sino de todo lo que conlleva: aislamiento social, pánico, desconfianza, enfermedades asociadas... Y así es como Elena siente que consiguió «reflejar lo más importante de esos siete años».

Cuando sientes que puedes morir cada día, pones el foco en lo fundamental, que para mí es el amor

El proceso creativo, reviviendo, asimilando y aceptando cada etapa, no fue fácil. «He llorado muchísimo reviviendo todo y al darme cuenta de que a veces no era consciente de la fragilidad de mi cuerpo», señala. Así fue buscando recuerdos, pensando en formas para ellos y creándolas con las manos: «Cada vez que hacía una pieza, el resultado era muy satisfactorio». Tanto es así que, ahora, tres meses después de terminar este proyecto, «mi mirada es de agradecimiento. Siento que ha cicatrizado lo que he vivido; está presente, pero no duele (...) He completado mi homenaje a siete años, para celebrar que estoy viva». Ahora le gustaría que la exposición tuviese continuidad y, sobre todo, que sirviese para ayudar a otras personas a expresar las circunstancias dolorosas que tengan que vivir.

«Afortunadamente, no todo el mundo va a vivir algo así», relata Elena, pero «me encantaría ser un ejemplo sobre lo positivo que es expresar cualquier situación que te ocurra, para que no genere más daño», señala. Así, en cada sala, expone los sentimientos que van asociados a cada pieza, y también incluye una pregunta al espectador, para acercarlo a la propia autora y a la dureza de lo que le tocó vivir.

Una de las piezas de la exposición
Una de las piezas de la exposición Laura Leiras

«Esta no es la vida que había soñado, pero es la que tengo, debo seguir»

«Cuando sientes que puedes morir cada día», las prioridades cambian, afirma Elena, y «pones el foco en lo fundamental, que para mí es el amor, en el sentido amplio de la palabra», un aprendizaje que en la exposición ha plasmado en forma de nido con corazones de cerámica. Pero también ha querido hacer con este proyecto un homenaje a todas las personas a las que conoció en este duro camino y con las que llegó a establecer lazos muy fuertes.

«Cuatro de las personas con las que entablé amistad fallecieron», de ahí que la pieza «El vuelo» este dedicada, en especial, a Begoña Mallo Millán, Iria Blanco Brey, F. Javier Granja Pérez y Diego Elidio Couto. Pero el homenaje va más allá. En el caso de Iria, a la que conoció en Asotrame (Asociación Galega de Afectados por Transplantes Medulares e Enfermidades Oncohematolóxicas), ha logrado hacerla también, en cierto modo, coautora de la exposición, incluyendo dos de sus poemas: «Ella escribía durante el proceso, era la vía de escape que tenía», y sus palabras, lúcidas, llenan al espectador de dolor y esperanza a partes iguales.

Para Elena Velasco, Cicatriz ha sido el comienzo de una nueva etapa: «Esta no es la vida que había soñado, pero es la que tengo, debo continuar». Y el arte será una parte fundamental: «Yo no me siento una artista, no buscaba la belleza, esto ha sido parte de un proceso egoísta para mi propia sanación emocional, pero es cierto que me ha despertado algo». Y ahora, con una incapacidad absoluta reconocida y un año sin medicación, ha decidido seguir formándose en el ámbito artístico y ha comenzado los estudios de Grabado en la Ramón Falcón, pero ya no con fines terapéuticos: «El cáncer ya lo he colocado, parte de mí se queda en Cicatriz y ahora paso página».