El peregrino de Vilalba que tiene ya 43 compostelas: «Casi la mitad de mi vida está en el Camino»
LUGO
Ángel Campos llegó este jueves a Santiago tras comenzar en Tui y confiesa que peregrina «con la ilusión de la primera vez»
02 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Si lograr la compostela por primera vez supone una ilusión, conseguirla después de 42 veces representa una emoción que pocos pueden mostrar. Ese es un privilegio que corresponde a Ángel Campos, vecino de Vilalba pero también, casi, residente en el Camino de Santiago. Este jueves llegó a la plaza deL Obradoiro tras una peregrinación por la ruta portuguesa iniciada en Tui. «Casi la mitad de mi vida está en el Camino», reconocía este viernes para resumir la experiencia de tantos recorridos por las rutas jacobeas.
La peregrinación de Tui a Santiago se dividió en cinco etapas (Tui-Mos, Mos-Arcade, Arcade-Pontevedra, Pontevedra-Padrón y Padrón-Santiago). Esta peregrinación no surgió de una gran planificación sino simplemente de una conversación con otro vecino de la capìtal chairega, Marcos Soto Carballeira. Este le comentó que iba a hacer el Camino de Santiago y le preguntó si se animaba. «No fue difícil convencerme», recuerda Campos entre risas. «Es que ya tenía ganas», agrega. Dos años llevaba Campos sin peregrinar: la última había sido de Vilalba a Santiago por el Camino del Norte.
Escuchándole comentarios sobre esta última peregrinación, se entiende bien cuánto hay de hermandad y de afecto entre quienes se conocen teniendo la catedral compostelana como destino. Los dos vilalbeses llegaron a la plaza del Obradoiro con otras siete personas: cinco eran de Cataluña; una de Cádiz, y una de México. A ello se le añade que en Padrón coincidió con una peregrina de Irlanda a la que regaló una cinta de la virgen del Pilar. Campos, de 65 años, es de Teruel y llegó a Galicia con 22, y solo una estancia de siete meses en Chinchón por motivos profesionales lo alejó del noroeste. Su integración en la vida vilalbesa no admite dudas, aunque para muchos es El Maño.
«El Camino es una hemandad», confesaba este viernes sobre las experiencias de esta y de otras peregrinaciones anteriores. «Haces amistad con unos y vas con ellos o te los encuentras después. Es una sensación muy gratificante. Para sentirla, hay que vivirla», subraya. En su caso, tanto se sienten esas vivencias que tener 42 compostelas no rebaja en absoluto la sensación de entrar en la catedral. «Peregriné con la ilusión de la primera vez», admite.
Esa emoción se basa en su experiencia, pero también en la cercanía de otros que pasan por una situación semejante. «Al despedirte, te sientes emocionado; y cuando llegas, también». Quieras o no quieras, siempre se siente algo», detalla. Con la emoción de esta recién acabada peregrinación aún presente, ya hay ganas de otra: «Espero volver otra vez», anuncia. Si se cumplen sus planes, irá por el Camino Primitivo, una ruta por la que siente debilidad: «Si tengo que quedarme con una, me quedo con el Primitivo. Me encanta», dice. Luego, con un conocimiento de causa que nadie podría cuestionar, agrega que todas las rutas jacobeas «tienen su encanto».
Ese encanto se cimenta, por ejemplo, en ciudades como Tui o Pontevedra, por las que acaba de pasar y de las que habla con elogios. Consigo lleva un bagaje que difícilmente imaginaba cuando, allá por 1992, inició la peregrinación en O Cebreiro con otros vilalbeses. Encontraron tanta lluvia en el Camino Francés que lejos de Santiago decidieron parar, aunque al año siguiente vieron cumplido su objetivo. Ahí empezó una experiencia de peregrino que por ahora no quiere cerrar. «El Camino es mi pasión», reconoce.