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Rusia prolonga hasta el 2018 el veto a los productos pesqueros gallegos

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

El cierre del mercado segó un negocio que hace un lustro era de 25,5 millones de euros

11 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en que Rusia absorbía prácticamente todo el marujito que descargaban en Vigo los arrastreros congeladores que faenan en aguas del Atlántico sur. También eran consumidores voraces de ingentes toneladas de trucha, muchas de las cuales se cultivaban en suelo gallego. Y como esos dos productos, muchos otros a base de pescado, congelados y en conserva. No en vano Rusia se encontraba entre los 15 primeros socios comerciales de Galicia. Todo eso se acabó en el 2013, cuando un calentón ruso en respuesta a las sanciones impuestas por la UE llevó a Putin y sus aliados a batir de golpe la puerta del mercado de la unión aduanera que conforman Rusia, Bielorrusia y Kazajistán

El cerrojo no solo se echó al pescado, también a la leche, la fruta, la carne... Pero lo cierto es que el daño a nivel pesquero fue importante. Las fronteras se cerraron en un momento en el que las exportaciones de productos pesqueros al mercado ruso y sus satélites iba viendo en popa y en el ritmo ascendente que llevaban ya habían alcanzado los 25,5 millones de euros.

Las gestiones realizadas a nivel sectorial -sometiéndose periódicamente a análisis para demostrar que los productos de la flota gallega cumplen las condiciones sanitarias-, de Gobierno y mismo en el ámbito diplomático no fructificaron. Hoy, los consumidores rusos siguen estando fuera del alcance de los productores y transformadores del sector pesquero gallego. Y lo seguirán estando al menos un año más, a tenor de lo que dijo hace un par de meses el primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, que anunció que el veto se prolongaría hasta finales del 2018. Es la represalia a la continuidad de las sanciones económicas que decidió la UE por no implementar el Kremlin el acuerdo de Minsk, para rebajar la tensión en Ucrania entre separatistas pro rusos y el Ejército ucraniano.

Rusia ya ha prolongado el veto en otras dos ocasiones, tantas como la UE revalidó sus sanciones, según recogió la agencia Efe. Pero pese a que el conflicto se alarga, la pesca gallega no pierde la esperanza: «No renunciamos al mercado ruso», explicó José Antonio Suárez-Llanos, el gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi). Y la prueba es que las empresas que estaban en la lista de autorizadas a exportar continúan sometiéndose periódicamente a esos análisis que exigen las autoridades sanitarias rusas para así estar en disposición de enviar su mercancía nada más se levante el veto. «Son cada tres meses y nada baratos, con lo que el interés por el mercado ruso sigue vivo», señala Suárez-Llanos, que apunta que de la lista de autorizados permanece el 90 % y tan solo ha desistido un 10 % de exportadores.

Nuevos mercados

El marujito -también llamado rock cod o nonotenia- capitaliza los envíos vigueses a esta unión aduanera. Desde que se cerró el mercado ruso, los armadores han sorteado el veto buscando otras plazas. La nacional no ha podido ser. No hay forma de que el marujito se consuma como un jurel o un palometa. Pero sí que ha encontrado paladares adeptos en países cercanos a Rusia, en los países del Este, así como en Israel o China.