Hace catorce años que Ivan Cozinha vive en la República Checa. Es profesor de español en una escuela pública de 250 alumnos en una pequeña localidad llamada Turnov. Dice que en su sector, «traballamos máis e gañamos menos que en España». De hecho, ganan menos de la media porque donde el país es una potencia es en automoción pero también, en general, mecánica y tecnología. De hecho, cuenta Iván que «o robot, como palabra, xorde na Checoslovaquia da man do escritor Karel Capek, que recolleu da lingua do pobo o verbo robotovat, que non vén ser outra cousa que facer un traballo de forma mecánica continuamente». «Ademais de Skoda, pertencente ao grupo Volkswagen, aquí teñen fábricas TPCA e Hyundai», apunta al tiempo que describe cómo la economía checa funciona «como o mecanismo dunha bicicleta, onde Alemaña é a catalina grande e nós somos o piñón pequeno». Porque «na industria traballa a terceira parte da poboación activa. Na rexión onde eu vivo teñen fábricas tres compañías españolas: Grupo Antolín, Grupo Mondragón e Pino Automotive, todas elas fornecedoras de compoñentes plásticos para automóbiles». Ahí, apunta, «os salarios non son para nada desprezables».
Vivienda La compra de casa está al alza, pese a no haber escapado a la burbuja. Praga es una urbe cara. El coste de los alquileres son como los que hay en Galicia.
A destacar. Producto de la época comunista, la baja maternal pagada durante tres años. La empresa tiene obligación de mantener el puesto a la trabajadora.