Regulación de los pisos turísticos

Cartas al director
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OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

28 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Quién hizo un estudio serio?

Llevamos dos días hablando de la imposición de una nueva regulación sobre el tratamiento y permisos de las viviendas turísticas.

Digo imposición porque no hay un estudio serio sobre el impacto positivo y negativo de este nuevo uso de nuestras viviendas, digo viviendas porque son nuestras viviendas habituales o semihabituales (algunos vivimos fuera y las usamos en nuestras vacaciones).

También se nos echa la culpa de la subida de los precios de los alquileres, no sé de dónde ha salido este dato, nadie ha hecho un estudio. Pero es muy poco serio que menos de 1.000 viviendas seamos las responsables de esa subida, pero los 20.000 pisos vacíos no, los edificios abandonados e insalubres tampoco, la inoperancia del Ayuntamiento tampoco... Tampoco hay ningún estudio serio sobre el impacto económico de nuestros visitantes sobre los barrios donde están nuestras viviendas turísticas: consumo en bares, restaurantes, supermercados. Tampoco nadie habla sobre las personas que alojamos. La mayoría son familias con hijos o que visitan a familiares. O personas que han vivido en nuestra ciudad o barrio y vienen a recordar y a enseñárselo a su nueva familia o amigos que conviven a precios más asequibles porque son de clase media y no pueden permitir irse a un hotel.

Pero nos han hecho creer que estas viviendas turísticas son lugares de fiestas y que los arrendatarios nos estamos forrando.

Nadie quiere saber lo que hemos invertido, ni el trabajo que hacemos para que esté todo en orden y nuestros inquilinos se sientan cómodos y visiten nuestra ciudad. Nuestro Ayuntamiento no se preocupa por arreglar los edificios abandonados, llenos de ratas y de palomas con todos los problemas de inseguridad e insalubridad.

Hoy (por ayer) he hecho un paseo a lo largo de la avenida de Oza y he fotografiado unos cuantos edificios abandonados, pero ese, claro, no es ningún problema, ni su solución podría ayudar a bajar el precio de los alquileres. Luisa Simón. A Coruña.

  Negativa de Nigrán a limpiar las playas 

Los vecinos de Panxón que llevamos años disfrutando de la conocida como playa Madorra estamos profundamente apenados y llenos de rabia y vergüenza ya que el Ayuntamiento no se quiere responsabilizar del estado en el que se encuentra esta playa.

Tras el desprendimiento del paseo y terminar las obras del mismo, se dejaron todas las piedras en la playa y nunca se recogieron. No hay espacio para poder colocar las toallas y las sillas. Han empezado a crecer malezas y hierbajos que no habían estado nunca y no hay arena, lo que hace que casi más de la mitad de la playa esté inservible y sea imposible disfrutar de ella. Ni los niños puedan jugar.

En mi opinión, el chiringuito está colocado en un espacio donde sí se podría ubicar la gente. Hoy por hoy quita mucho espacio para los ciudadanos.

Llevamos varios días poniéndonos en contacto con el ayuntamiento sin recibir respuesta.

Por favor, los vecinos de esta playa os pedimos que nos ayudéis a hacernos oír, que limpien esta playa y que nos ayuden a cuidar de ella para que podamos seguir disfrutándola durante mucho tiempo. Andrea García. Panxón.

¿Dónde estoy?

Es tal la llegada de emigrantes a Cambados y a su zona de influencia que uno, a veces, se desorienta y se pregunta: ¿dónde estoy? En la farmacia me encuentro con una farmacéutica de Senegal; en la cafetería, con una joven argentina; en el supermercado, con otra mujer argentina; en otro supermercado, con una peruana y una cubana y así podría continuar hasta el infinito. Hay que decir que todas estas personas extranjeras tienen un gran comportamiento. Su integración es tal que pareciera que llevan con nosotros toda la vida. Cuando sales de paseo por la villa te encuentras grupos de chicos gallegos o de fuera de Galicia que hablan de sus cosas con total normalidad. La situación es fantástica, hasta tal punto que las bodas entre unos y otros son cada vez más habituales, como si tal cosa. Joaquín Gil de la Peña. Cambados.