El comercio no hace el agosto en Ourense: «Hay mucho turismo en la ciudad pero no compran»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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Un cartel en la puerta de Maricastaña indica que el horario de apertura se ha modificado
Un cartel en la puerta de Maricastaña indica que el horario de apertura se ha modificado Alejandro Camba

Muchos negocios cierran por la tarde ante el calor y la falta de clientes

20 ago 2023 . Actualizado a las 09:18 h.

Aunque este verano en Ourense no estemos llegando de forma habitual a los cuarenta grados, lo cierto es que el calor sigue siendo una constante en la provincia. Eso, sumado a que julio y agosto son los meses de vacaciones por excelencia, provoca que quien no se marche al pueblo, se vaya directamente de viaje. El comercio y la hostelería de la ciudad son los principales perjudicados por este éxodo estival que deja las calles de la ciudad vacías durante determinadas horas del día, como las de después de comer. Lo saben bien aquellos que trabajan en el sector servicios, muchos de ellos, adaptando su oferta y su horario para hacer frente a la sequía de clientes.

Este es el caso de Susana Ocampo, propietaria de la tienda de ropa de mujer Maricastaña, en la calle Santo Domingo de Ourense. Abre su comercio una hora después de lo habitual durante las tardes de agosto y de principios de septiembre. «Normalmente abrimos de 17.00 a 20.30 horas, pero ahora lo cambié y vengo a las seis. Al final yo soy autónoma, trabajo sola y la verdad es que me paso aquí todo el verano viendo como hay horas en las que no entra nadie. A mediodía no hay ni un alma por la calle y me parece absurdo vivir ahogada de calor y de prisa», explica Ocampo, que afirma que la entrada de clientes en su tienda es a cuentagotas y por eso si a última hora entra alguien, tampoco le importa cerrar un poco más tarde. «Es muy ambiguo porque depende del día, pero la tónica es que no suele entrar nadie hasta a partir de las siete de la tarde», concreta. La ourensana afirma que el mes de agosto suele salvarlo gracias a las compras de turistas pero este año no se arriesga a sacar conclusiones. «La campaña del bono comercio del Concello funcionó tan bien que ahora estos meses se notan más desinflados y además hay que tener en cuenta que empezando las rebajas tan pronto, en junio, ahora apenas queda ropa de verano y la gente no quiere comprar de invierno», termina. También adaptaron el horario en el café Sil, en la esquina de Bedoya con Valle Inclán, para la temporada estival. Martina Blanco, propietaria de la cafetería, ha modificado la apertura y desde julio cierra el local en las horas de más calor, entre las 15.30 y las 18.30 horas. Tampoco abre los viernes, sábados, domingos y festivos. «Es la forma que he encontrado para arreglarme porque así podemos coger vacaciones todo el equipo por turnos», explica. «La verdad es que yo me doy cuenta de que en hostelería sí que hay clientes porque la mayoría de bares hemos tomado la misma decisión y entonces no hay dónde tomar café después de comer, pero a mí me compensa», admite.

En el Cabanillas, en la calle del mismo nombre de la ciudad, llevan dos décadas cogiendo las vacaciones la primera quincena de agosto. «Tomamos esta decisión porque hay que priorizar la cabeza y el descanso para poder afrontar todo el año, cuando vamos a cien. Parando este mes es cuando menos impacto económico le ocasionamos al negocio», dice Moisés Limia, propietario del local. «Creo que este mes está contenta la parte de la hostelería que está más enfocada a turistas», añade. El hostelero se refiere a bares y restaurantes como los del casco histórico de Ourense, donde las viajeros suelen parar a comer y a cenar.

El gastrobar Toxo, en Valle Inclán, cerrado por vacaciones
El gastrobar Toxo, en Valle Inclán, cerrado por vacaciones Alejandro Camba

 

En el Cabanillas mantienen su horario habitual durante la segunda quincena de agosto, aunque advierten una bajada de clientes. «En la franja desde las 16.30 a las 19.30 horas apenas entra nadie por el calor. La gente no sale y se nota bien porque el ambiente empieza a crecer hacia la noche», cuenta. Lo mismo piensan en el gastrobar Toxo, en la calle Valle Inclán de la ciudad, donde han instaurado un nuevo horario para el verano. «Decidimos cerrar por las tardes, entre la comida y la cena, pero este verano en lugar de volver a las siete, volvemos a las ocho y está funcionando, así que lo vamos a dejar ya para todo el año», afirma el hostelero Diego Dafonte. «Lo decidimos porque hasta esa hora no hay nadie en el centro de Ourense, así que era lo mismo», añade. «Está claro que el calor afecta, porque los fines de semana que hace mal tiempo hay gente y los que hace mucho calor no hay nadie. Tratamos de compensarlo con el resto del año, pero julio y agosto son meses de pérdidas», concluye.

En la tienda Nuria Vidal, de accesorios y complementos para mujer, en la calle Concordia, han optado por mantener el horario de todo el año, de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.30 horas. «Eso sí, por las tardes estamos aprovechando para colocar toda la nueva colección de otoño que vamos recibiendo, porque apenas hay alguien por la calle y los que entran lo hacen a refrescarse porque no se para fuera», dice la propietaria del negocio, Nuria Vidal. En este comercio, las trabajadoras cogen sus vacaciones de una en una y se van sustituyendo para no cerrar, salvo el puente del 15 de agosto que sí lo hicieron. «Es el primer año que lo hicimos pero es que era necesario. En esta calle el año pasado estábamos con las obras de las rampas y lo cierto es que no hay mucha diferencia ahora que estamos al descubierto. Hay mucho turismo en la ciudad pero no compran», termina.