Abre una panadería colombiana que trae el auténtico sabor de Medellín al centro de Ourense

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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Maritza y Mile, con algunos de los productos colombianos que venden en Punto Criollo
Maritza y Mile, con algunos de los productos colombianos que venden en Punto Criollo MIGUEL VILLAR

Martitza Vásquez acaba de montar Punto Criollo, en Valle Inclán, una tienda en la que vende arepas, roscones, brazos de reina y buñuelos

08 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Maritza Vásquez es colombiana, de Medellín, pero lleva dos décadas viviendo en España. Primero llegó a Vitoria, en el País Vasco, porque allí vivía ya su madre. Luego encontró el amor junto a un gallego y se mudó a Lugo, hasta que hace apenas tres años cambió la muralla por las termas y se trasladó a Ourense. «Me enamoré de este lugar y de su gente, son personas allegadas, cercanas, familiares y sin complejos. Creo que se parecen mucho a los paisas —gentilicio coloquial utilizado para referirse a los habitantes de gran parte de Antioquía— y eso me encanta», admite. Maritza sigue estando muy ligada a su tierra, de ahí que desde hace años se dedique a la distribución de elaboraciones típicas de Colombia. «Descubrí esta ciudad porque participo en la feria de artesanía que ponen en el parque San Lázaro en Navidad. Me dieron una cogida tremenda y al final decidí mudarme aquí», cuenta.

La colombiana se ha cansado ya de llevar sus productos de mercado en mercado y por eso acaba de poner en marcha su propio rinconcito en Ourense. Se llama Punto Criollo y está situado en la calle Valle Inclán, justo frente a la entrada de Maristas. «Vendemos de todo lo que yo merendaba en mi país», cuenta. Empanadillas de carne mechada, arepas de jamón y queso, buñuelos de harina de yuca con queso y pasteles de pollo con base de maíz son parte de la oferta. «La reina de la corona es la empanada antioqueña, que lleva alubias, chicharrones y plátano maduro. Es la más típica de nuestra zona», comenta.

En Punto Criollo no se olvidan de los más dulces. Preparan roscones —una masa rellena de crema de guayaba—. «Es para compartir porque es muy grande. Nosotros los paisas somos muy exagerados, lo hacemos todo a rebosar», admite Maritza. Su merienda favorita es el brazo de reina, un pionono enrollado relleno de dulce de leche. «En Medellín hay personas vendiendo este dulce en todas las esquinas, así que, de niños, era lo que nos comíamos al salir de la escuela y nos trae recuerdos muy buenos», dice la colombiana. Hacen esponjados, un bollo muy parecido al clásico cruasán francés, que lleva queso fundido en su interior; y un pan dulce relleno de piña caramelizada, queso y jamón.

En Punto Criollo también venden bebidas, así que es posible desayunar un café y una de sus piezas, saladas o dulces, y tomárselas mientras uno llega al trabajo. «Trabajamos con un panadero colombiano que elabora todos nuestros productos. Nosotros les damos el último paso aquí en el despacho y así salen calientes y recién hechos», explica. Maritza destaca que en su negocio hay multitud de opciones para veganos, vegetarianos, intolerantes a la lactosa y también al gluten. «Nuestros productos están hechos especialmente con harina de maíz y de yuca, por lo que son aptos para celíacos», termina.