El balonmano playa continúa creciendo, pero ahora más que nunca necesita de ayudas, dice el entrenador y uno de los organizadores de muchos torneos
13 ago 2023 . Actualizado a las 23:06 h.«El problema está en que las fechas coinciden con el turismo», dice Fabián González, entrenador de balonmano en O Grove y uno de los organizadores de los muchos torneos de balonmano playa que se suceden en verano. «Si a un concello le dices de montar un torneo en mayo en una de sus playas, no te pone problemas. Pero si les dices de hacerlo en julio, te contestan con que ya están llenos y no necesitan más atractivos turísticos», explica mientras analiza una de las mayores problemáticas de un deporte tan «vistoso y espectacular». Organizar un torneo de balonmano playa «es difícil» porque «la federación (Federación Galega de Balonmán) quiere hacerlo todo bien, montar gradas y contratar árbitros profesionales». Cada evento supone una inversión importante, por eso Fabián agradece la ayuda que ponen instituciones como la Mancomunidad de concellos de O Morrazo, que «es la que hace una apuesta muy fuerte» por esta modalidad del balonmano que surgió en Italia «sobre los años 80».
En Galicia, el que quiere ver alguno de los torneos que organiza Fabián solo puede hacerlo en verano. En cambio, en otros sitios de España, «sobre todo en zonas donde hay buen clima o buenas instalaciones», esta práctica se ha extendido a lo largo de todo el año. «Ahora ya hay equipos que se dedican solo al balonmano playa y tienen sus propias ligas», comenta Fabián.
Esta modalidad, en la que compiten tres jugadores de campo y un portero, sigue subiendo en profesionalidad y en practicantes. Fabián recalcaba que el año pasado se reunieron en Sanxenxo más de 6.000 personas en el Campeonato de Selecciones Autonómicas de balonmano playa, al que acudieron equipos de toda España. «Fue en Silgar, en junio, y había muchísima gente», añade el pontevedrés. «El crecimiento de la base es espectacular, el año pasado nos encontramos con 16 equipos de alevines», algo que, según Fabián, «llama la atención». Sumando las categorías femeninas y las masculinas hay casi 85 equipos en Galicia.
Ahora chicos y chicas juegan en categorías diferentes, pero cuando el balonmano playa empezaba los dos sexos compartían equipo. «Y los goles de las chicas valían doble», añade Fabián al explicar cuáles son las diferencias entre el balonmano playa actual y el antiguo. «En Galicia empezó en Sanxenxo de la mano de la familia Domínguez, que fueron los primeros en introducirlo», comenta. Fabián admite que el balonmano playa cambió bastante. «Antes era balonmano en la playa, no balonmano playa».
Esta modalidad se separa del balonmano en pista en varios aspectos. «Hay normas que marcan la diferencia», añade. Una de ellas es que el contacto está mucho más reducido, casi no hay. «Tú no puedes tocar a un jugador que esté lanzando, no se produce apenas contacto defensivo». En la defensa es donde están los cambios más significativos que no tienen que ver con la puntuación. «Al no haber casi contacto, las defensas saltan a la chapa, al blocaje, es decir, se lanzan hacia dentro del área para cubrir con los brazos sin tocar al jugador», explica Fabián.
Sin embargo, el cambio más grande de todos se da en la manera de puntuar los goles. A diferencia del balonmano en pista, donde todos los goles valen un punto, en la playa hay varios tipos de goles y diferentes puntuaciones: «El gol normal, el básico, vale uno. Si tu haces gol con fly, que es como un alley oop de baloncesto, vale dos puntos. Si haces gol con un giro de 360 grados también vale 2 puntos. Además, el gol de portero, ya sea de un especialista que se pone a jugar o de campo a campo, también vale dos» recalca Fabián. Todos estos goles se fueron introduciendo para hacer más espectacular este deporte, para que ganase visibilidad. «Estos goles con saltos y demás los jóvenes ya vienen con ellos aprendidos, a los que empezamos de mayores nos cuestan un poco más».
Sobre el futuro de este deporte, que se juega en un campo de 20 metros de largo por doce de ancho en vez de los 40 de largo y 20 de ancho del balonmano en pista, Fabián dice que están buscando la manera en la que sea posible dar comienzo a la temporada de balonmano playa nada más acabar en la de pista. «Lo ideal sería que hubiese un período de descanso para reiniciar la temporada en pista sin lesiones, para descansar. Si no, se solapan y ahí llegan las lesiones». El futuro, aunque prometedor, se revela complicado porque las ayudas son difíciles de conseguir. «El objetivo tiene que ser el de crecer económicamente hasta que se puede autogestionar y no dependa de instituciones». En la búsqueda de estas ayudas, Fabián recalca el trabajo del presidente de la Federación Galega de Balonmán, Bruno López, «la alma mater del balonmano gallego» que se encarga de hablar con la Xunta, con los concellos. Este deporte crece, pero todavía necesitará de la mano que puedan tender empresas privadas.
Trayectoria
Fabián nació en Pontevedra y empezó a jugar al balonmano en el Cisne con 16 años. Después de 9 años en las filas de la entidad pontevedresa jugó en equipos como el Redondela o el Chapela, jugando allí tres temporadas. Hace dos puso fin a su carrera como jugador y empezó la de entrenador. Ahora dirige al equipo sénior de balonmano de O Grove, el Calmear Rasoeiro.