Un problemón de tráfico y de turismo

PONTEVEDRA

Los atascos que se generan por el semáforo de Noalla evidencian que fue una mala solución, agravada por el incremento del tránsito rodado y peatonal en las Rías Baixas

25 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Vamos camino de siete años desde que la Xunta de Galicia y el Concello de Sanxenxo se metieron en un jardín, del que no han sido capaces de salir, con los atascos de tráfico que genera el semáforo de Las Salinas, en Noalla. Lo que se anunció en noviembre de 2017 como «la solución más adecuada» para garantizar la seguridad de los miles de peatones que cruzan por allí para ir y volver de la playa de A Lanzada, se ha convertido con el paso del tiempo y el vertiginoso crecimiento del turismo en la zona, en un problemón de órdago para el tráfico rodado que la nueva conselleira de Infraestructuras, la pontevedresa María Martínez Allegue, tiene sobre la mesa.

Como La Voz de Galicia relataba el pasado jueves en una información de Marcos Gago, la titular de obras públicas en la Xunta ya asume que tendrá que acometer una solución inmediata de futuro. Se trata de reequilibrar la seguridad peatonal con la necesaria fluidez que requiere el tránsito de miles de vehículos. En este verano de 2024, las noticias sobre retenciones kilométricas de vehículos originadas por el trasiego de miles de personas que cruzan por ese paso peatonal han sido reiteradas hasta forzar que la Xunta admita que «la solución más adecuada» de antaño se ha convertido en una pésima imagen. Urge corregir las interminables caravanas de coches atrapados que se forman en la mal llamada Vía Rápida de O Salnés y en la carretera costera, la PO-308, que enlaza con el istmo de A Lanzada y el único acceso por tierra a O Grove. Precisamente conviene reivindicar también que ese problemón de tráfico que se genera en Noalla castiga particularmente al municipio grovense cuyo alcalde ha elevado reiteradas quejas por los daños colaterales que se les vienen produciendo desde 2017. 

Papeleta técnica y ambiental

Desde que en anteriores gobiernos gallegos presididos por Alberto Núñez Feijoo se desestimó completar el desdoblamiento en autovía de la mal llamada Vía Rápida de O Salnés, la fluidez del tráfico hacia el istmo de A Lanzada y la península grovense es un «marrón» cronificado. El anterior presidente de la Xunta y quienes ocuparon la cartera de obras públicas descartaron definitivamente en 2012 la opción de prolongar la autovía a cuatro carriles hasta A Revolta por el impacto medioambiental y por temor al coste político que tendrían que asumir. De modo que una autovía que desde 2008 ha mejorado y fluidificado el tráfico hasta Sanxenxo sigue su curso convertida en un peligroso corredor de un solo carril por sentido, con tráfico abotargado en verano, que desemboca en un cuello de botella, agravado desde 2017 por el dichoso semáforo de Las Salinas. Desde el punto de vista del planeamiento viario, un disparate mayúsculo que ahora constituye una papeleta muy complicada de resolver tanto desde el punto de vista técnico como de engarce con el medio ambiente.

La posibilidad de desdoblar parcialmente el tramo de vía rápida entre Sanxenxo y A Lanzada con la fórmula de las «carreteras 2+1», según la instrucción que emitió hace un par de años el Gobierno Central, podría mejorar la circulación y los adelantamientos en ese tramo de seis kilómetros. Pero nada más. No resolverá el atasco que genera el enganche de la vía rápida con la rotonda de A Revolta, el semáforo de Noalla y la PO-308, a carril único y sobrecargada de tráfico. 

Las alternativas

Otras opciones como sustituir el semáforo de Las Salinas por un paso peatonal subterráneo o bien uno elevado han sido desestimadas de modo tajante por su impacto en ese entorno natural. Parece improbable que vaya a haber un cambio de enfoque por parte de la autoridad competente. La conselleira afirmó el jueves que ya tenía un estudio de tráfico que planteaba posibles alternativas que no quiso desvelar. Solamente dio una pista: una intervención completa será muy difícil. Pero ¡ojo! Otro parche, sería lamentable. 

El precio

Sin caer en la tentación de la turismofobia en la que ya andan algunos concellos y gobernantes, lo cierto es que estos y otros muchos problemas de tráfico que tenemos por la zona, son consecuencia directa de que las Rías Baixas se haya convertido en destino turístico top de España. Las cifras que terminará arrojando este 2024 van a pulverizar los registros anteriores. Pero recibir entre julio y septiembre a más de medio millón de turistas y visitantes tiene costes cada vez más elevados. La opción de implantar tasa turística ya no está tan lejana, como plantean Santiago de Compostela u O Grove. Que un concello como Sanxenxo, de 18.000 habitantes censados, llegue a tener 130.000 residentes en los días punta del verano expresa a la perfección la dificultad añadida para que un ayuntamiento pueda atender los servicios básicos que requiere semejante disparo poblacional.

Entre esas complejidades, regular el brutal aumento de tráfico que recibe el concello sanxenxino en tres meses. Las caravanas de vehículos y la dificultad para encontrar aparcamiento que se producen en los accesos a Sanxenxo, ya por la autovía, ya por la carretera general, son inherentes también a otras poblaciones como Combarro, O Grove, Marín y, por supuesto, Pontevedra donde la reciente semana grande de la Peregrina ha vuelto a evidenciar problemas ya crónicos con el tráfico en la ciudad del Lérez y capital de provincia.