
«No hay muchos sitios en los que puedas beber los vinos por copa que te vas a poder beber aquí», afirma el Estrella Michelín
09 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Con el objetivo «dignificar las tabernas y que no se pierda la cultura de tabernas», desde Semana Santa un espacio de Casa Solla inicialmente pensando para disfrutar de un aperitivo o un café ha sido acondicionado como un entorno donde gozar de un copa de vino acompañada, si así se desea, de unas tapas. La oferta enológica es abrumadora, ya que la bodega de este Estrella Michelin supera ampliamente las dos mil referencias, la que la convierte en una de las más importantes de España: «Creo que no hay muchos sitios en los que puedas beber los vinos por copa que te vas a poder beber aquí. Estamos segurísimos. Me atrevo a decir de toda España», subraya.
«Empecé como sumiller en el restaurante. Yo empecé a comprar vinos cuando nadie creía en los vinos de guarda en Galicia», remarca dejando claro que su intención con La Taberna fue la de «vamos a hacer un bar de vinos».
La idea es que «no canibalizase» al restaurante, de tal modo que, en un mismo espacio, cohabitan dos filosofías. Por un lado, la del restaurante propiamente dicho y, por otro, la de esta nueva propuesta enogastronómica que apela directamente a la memoria colectiva. Ya no solo por volver a apostar por el disfrute de unas copas de vino a la lumbre de una lareira, sino también por recuperar la gastronomía tradicional aderezada, eso sí, por el toque personal de Pepe Solla.
De este modo, la xarda escabechada, el espárrago blanco, las albóndigas o, incluso, el salpicón de bogavante alcanza una nueva dimensión con sabores que aúnan tradición con modernidad. Es algo que también se percibe en uno de los más humildes y sencillos postres, el flan con nata, que pasado por el tamiz del Estrella Michelín trasciende a lo que está acostumbrado el paladar.
La carta de tapas, además, varía periódicamente en función de mercado, de la disponibilidad y de la temporada: «Tenemos muy claro que, gyozas, shaomais y cosas así que ahora son excesivamente habituales... No quiero hacer eso. Quiero hacer cosas clásicas, tradicionales, que se han perdido», remarca apelando a un cierto retorno a los orígenes.
La Taberna, en este sentido, ofrece la posibilidad de «que puedas beber por copas vinos que, a veces, no te atreverías a abrir» de la mano de Gabriel Vázquez Búa, sumiller de Casa Solla. Y todo ello en un espacio que tiene una capacidad de hasta doce personas, por lo que, si bien no es obligatorio reservar, sí que es aconsejable. «Es como una taberna de toda la vida pero un poco más cuidada», insiste Solla remarcando que se ha buscado crear un ambiente distendido en el que se ha cuidado la ambientación musical a través de la reproducción de vinilos de su propia colección convencido de que «lo bonito de la música es compartirla y que se disfrute».