Los ornitólogos creen que las rías de Vigo y Arousa atraen a los flamencos por las sequías al sur y los otoños más cálidos

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Dos flamencos en las salinas do Ulló, en Vilaboa
Dos flamencos en las salinas do Ulló, en Vilaboa CONCELLO

Los cuatro ejemplares avistados en las salinas do Ulló, en Paredes, en Vilaboa son juveniles y quizás tengan un año de vida

04 oct 2025 . Actualizado a las 04:47 h.

Dos factores climáticos, entre otros, parecen ser las claves para la presencia de cuatro juveniles de flamenco esta semana en la ría de Vigo, que se suman a las estancias de otros ejemplares en los últimos tres otoños en la ría de Arousa, según sostienen los ornitólogos. Por un lado, está la fuerte sequía que ha privado o afectado a los ecosistemas de sus zonas de asentamiento habitual en el sur de la península Ibérica. Por el otro, se encuentra un clima más benigno en otoño que en décadas pasadas en el noroeste peninsular, apuntan desde SEO Birdlife.

Son dos elementos que pueden explicar qué hacen los flamencos visitando Galicia, y a los que se suma un tercero que justifica precisamente las dos zonas elegidas —las salinas do Ulló, en Vilaboa y la ensenada de O Bao, entre O Grove, Sanxenxo y Meaño— desde el 2021. Y es que en ambos lugares de las rías arousana y viguesa hay abundancia de comida para aves de esta especie y la tranquilidad que buscan alejadas de los grandes núcleos de población.

El portavoz de la Sociedad Española de Ornitología en Pontevedra (SEO Birdlife), Gustavo Ferreiro, explica: «A especie é moi rara en Galicia, excepto estes tres ou catro anos en que viñeron a pasar uns meses no Grove e Sanxenxo. O novidoso deste ano é que nas salinas do Ulló é a primeira vez desde 1971».

Están sin anillar

Ferreiro apunta que los ejemplares de Paredes son «xóvenes, poden ter un ano de idade». Añade: «O seu comportamento entra dentro do normal que fai esta especie que unha vez que os polos se independizan fan dispersións, cando se alonxan dos seus lugares de cría, para voltar alí despois na primavera. O estraño é que se alonxen tanto ao norte porque Galicia non era habitual nestas dispersións».

Ninguno de los cuatro ejemplares que este mes se ven en las salinas do Ulló está anillado, como tampoco lo estaban los que se dejaron ver entre O Grove y Sanxenxo. Hay en el entorno de Lisboa grupos invernantes grandes y en Andalucía, como los dos focos de posible origen más factible de estos ejemplares avistados en la ría de Vigo. En lo que va de año todavía no se han visto en la ría de Arousa, pero Ferreiro comenta que no sería raro que en unos días subiesen hasta allí.

A la hora de seleccionar O Vao y Vilaboa, Ferreiro apunta: «Este ave aliméntase en zonas de intermareal, de moi pouca profundidade. Meten o peteiro na auga de van filtrando e alimentándose co que pillan». Tanto las salinas do Ulló como el intermareal Umia-O Grove «reúnen estas características porque son zonas que cando baixa a marea quedan ou en seco ou con medio metro de auga. Son a zona boa que os flamencos necesitan para poder alimentarse», concluye Ferreiro.

Especies nuevas en O Bao y otras que fueron habituales ahora ausentes

El portavoz de SEO Birdlife, Gustafo Ferreiro, indica que los flamencos de las salinas do Ulló no son las únicas aves poco frecuentes que este otoño se están viendo en las Rías Baixas. Más concretamente en la ensenada de O Bao, en la costa arousana de Sanxenxo, Ferreiro señala que estos días estuvo un ejemplar de morito común«un ave limícola co peteiro longo e todo negro», que suele vivir en el sur peninsular; así como una especie de cerceta, un pato, que no es tampoco habitual del litoral pontevedrés y que suele encontrarse en latitudes europeas mucho más al norte. En ambos casos, los ejemplares avistados estaban aislados y ya no se ven, por lo que Ferreiro cree que han regresado a sus ecosistemas normales.

Por la contra, en las ensenadas de O Bao y de San Simón faltan algunas especies de aves acuáticas que llegaron a ser muy comunes en las temporadas de invernada como la que va a empezar pero que hace años que empezaron a quedarse más al norte en el continente. «Hai uns vinte anos era bastante común uns patos buceadores, que se chaman porróns europeos, que se xuntaban grupos bastante grandes e que nos últimos anos xa non se ven», afirma Ferreiro. «É un indicador do cambio do clima porque a especie non vai a peor en Europa, pero si deixaron de emigrar tanto ao sur», sentencia.